Buscan a sampedrina desaparecida en Bolivia: su familia viajó a La Paz y se reencontró con su hijo de 2 años
Naiara Durán, de 23 años, está desaparecida desde la semana pasada, cuando dejó a su hijo de 2 años en un hostel y no volvió. Estaba con un joven de Rosario a quien acusan de su desaparición. Ambos tienen problemas de adicciones. El Consulado argentino está al tanto para colaborar con la búsqueda. La familia viajó a reencontrarse con el niño y en busca de la chica.
Una sampedrina de 23 años está desaparecida en La Paz, Bolivia, y es intensamente buscada por su familia, que viajó al país vecino tras dar aviso al Consulado nacional en la capital boliviana para procurar hallarla.
Naiara Durán, de 23 años, viaja como mochilera desde octubre pasado junto a su hijo, que el 21 de julio pasado cumplió 2 años. Su familia recibió un aviso desde Bolivia porque la joven había dejado al niño en un hostel y desapareció junto a un muchacho oriundo de Rosario, compañero de viaje a quien acusan de ser responsable de su desaparición.
Desde que emprendió el viaje, Naiara Durán se comunicaba habitulamente vía Facebook con su familia, especialmente con su abuela Elsa, quien le había pedido que no dejara de conectarse y enviar noticias sobre su paradero.
Sin embargo, desde que una mujer de nombre Gladys se comunicó para informarle que el niño había quedado solo en un hostel y que lo llevaron ante las autoridades bolivianas, que lo mantenían en resguardo en una guardería, la situación se tornó complicada, por eso viajaron la madre, un tío y el marido de la abuela.
Pasado el mediodía de este lunes, la familia de Naiara Durán ya se había reencontrado con el niño y según informaron a La Opinión estaban cerca de hacerlo con ella, aunque la búsqueda continuaba. El plan es repatriarla a la Argentina con el objetivo de que pueda asumir algún tipo de tratamiento para sus adicciones, que derivaron en esta situación.
Naiara Durán viajó desde Rosario con un joven identificado como Mario Damian Gil. Fueron a Córdoba a Salta, de pueblo en pueblo, como viajeros, y desde La Quiaca, Jujuy, cruzaron a Villazón, Bolivia, desde donde arribaron a La Paz.
Ambos con problemas de adicciones, tuvieron algunos episodios complicados. Él llegó a venderle el celular a ella para comprar drogas. “No hay una persona con la que haya hablado que no me haya dicho que es una porquería de tipo, que usa a las mujeres”, contaron familiares de Naiara.
Ya habían tenido desconexión. Hace alrededor de un mes, ella estuvo dos semanas sin conectarse. En julio, cuando el niño cumplió dos años, la familia le había enviado dinero para la torta, que el compañero de viaje también le habría robado para drogas.
En ese momento ella les pidió a sus familiares que se queden tranquilos, que estaba bien. Pero hace poco más de una semana le contó a su tía que se quería volver a San Pedro, que se había peleado con su compañero de viaje y que querían que la fueran a buscar a La Quiaca. Luego no volvió a comunicarse y en la familia creció la preocupación.
“Una mujer se conectó conmigo y me dijo que estaba fumando pasta base y que estaba pesando 30 kilos, que la vayamos a buscar”, contó la abuela de Naiara. La habían visto con el nene en brazos revolviendo la basura para comer.
Gracias a la colaboración del Estado municipal tres familiares viajaron en automóvil para reencontrarse con el niño y profundizar la búsqueda de la joven. “Está desaparecida, creemos que este tipo la tiene escondida, porque supo que ella se iba a venir, la tiene drogada”, señalaron como sospecha desde el entorno de la joven.
Naiara Durán tiene problemas de adicciones desde adolescente. En los últimos años, la familia la ayudó a luchar contra ese padecimiento. Estuvo internada en diversos centros de recuperación, dentro y fuera de San Pedro.
En octubre del año pasado, cuando decidió emprender el viaje, su plan era “cambiar de aire”, dejar el entorno que la mantenía en el camino de las adicciones en la zona, y tratar de encauzar su vida desde otro lugar.
Por eso viajaba con otros mochileros, con malabaristas, trabajando de pueblo en pueblo en la calle, viviendo en hostels, compartiendo la vida nómade de los artistas callejeros. Sin embargo, la situación se complicó cuando las drogas volvieron a aparacer en el recorrido.
“Hay que entender que estamos hablando de una chica que tiene un problema de adicciones, que hay que ayudarla, tiene que haber un centro donde se puedan tratar estos problemas porque Naiara es una de las miles de chicas que están así”, señalaron desde la familia.
En Bolivia, el Consulado argentino colaboraba con la búsqueda y la familia, tras encontrarse con el niño en la guardería de las autoridades bolivianas, tenían algunos datos sobre donde podría estar, por lo que entendían que estaban encaminados y esperaban en el corto plazo tener buenas noticias.
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