Barrio San Francisco: 135 de 237 niños son menores de 5 años
Las masiva ocupación de las casas del Barrio San Francisco, pocos días antes de las elecciones tienen dos relevamientos. Uno oficial, otro de los vecinos. Hay reuniones periódicas para resistir los desalojos.
Pasadas las elecciones, comienzan a conocerse los entretelones de una usurpación más que anunciada. El Barrio San Francisco de Asís, cuyas casas se asientan sobre terrenos del Plan Familia Propietaria y pertenecen al Plan Federal, sólo necesitan de una mecha larga para hacer que la combinación de todos los factores produzcan una explosión que nadie quiere.
Desde el barrio, hay reuniones periódicas, coordinadas por los “Promotores Territoriales” del Ministerio de Desarrollo de la Nación, cuya referente en la zona es la Srta. Gabriela Gaido y a nivel local Juancho Correa, Rafael Flayman y Yanina Muratore, con el aval de una de las primeras en usurpar una casa. Su nombre: Marcela.
Desde el Municipio hay un grupo de asistentes sociales que entregaron recientemente un relevamiento a la Dra. Laura Vázquez, cuyo contenido resulta cómo mínimo, asombroso.
Desde la Nación, el silencio acompañó la visita de algunos agentes que intentan reestablecer el camino para una solución pacífica.
Desde la mirada ciudadana, todo es espera y asombro. El abanico va desde los que esperan un desalojo violento a los que prefieren que ni se hable del tema.
Habla el informe oficial
El relevamiento que lleva las firmas de las profesionales Blanca Paradela, Silvina Chediak, Irma Gardella, Florencia Cuesa, María Alejandra Belén, Claudia Gonzalo y María Carolina Sánchez, es altamente descriptivo y revelador. Esa carpeta con datos, parece fría a la hora de entregarse a la Justicia, pero es demasiado contundente para mostrarle al ciudadano cuál es la situación en la que se vive y en todo caso, reflexionar y preguntarse por “este San Pedro” tan diferente al de hace dos décadas atrás. En el barrio usurpado vive una generación que en contados casos tuvo contacto con el trabajo y en su mayoría, han aprendido muy bien cuál es la mano partidaria que les da de comer y los utiliza, en cada oportunidad.
No es este un informe que eche culpas o asigne responsabilidades. Son números, índices y porcentajes a la temperatura justa de los tiempos que se viven.
Los ¨Okupas¨
Hoy en el Juzgado cuentan con la siguiente información:
De las 286 viviendas que construye la empresa Giribaldi, 130 están en manos de sus legítimos propietarios.
El resto se divide en 1 cedida, 25 adjudicadas sin entregar y 130 usurpadas.
Las profesionales sostienen que las viviendas no están en condiciones de habitabilidad por carecer de los servicios básicos y porque además, jamás estuvieron terminadas ya que no tienen puertas, ventanas, sanitarios, etc.
Sólo 122 hogares
Con mucha insistencia (pasaron tres veces), 122 de los 130 hogares usurpados lograron ser relevados. Para esta medición se tomaron como base las mujeres que funcionan como jefas de hogar, puesto que son ellas las que se toman en cuenta en las adjudicaciones.
De las 122 mujeres, 41 tienen entre 21 y 25 años, 36 entre 15 y 20 (hay menores en calidad de usurpación), 27 de 31 a 50 años y 18 de 26 a 30. Las cifras son realmente impresionantes, puesto que 77 ocupantes son menores de 25 años y es por eso, que de inmediato se piensa en la cantidad de niños y las edades en las que sus madres los han engendrado.
Pese a que no figura en el relevamiento a qué edad de madre corresponde cada menor, es fácil deducir que quienes tienen entre 15 y 25, son las mamás de los 93 chicos que tienen de 0 a 5 años.
Estas madres, fueron también relevadas por el trabajo que desempeñan. Entre las 122, hay 64 que se definen como amas de casa, 28 como titulares de Plan Jefes, 16 jornaleras rurales, cinco desocupadas, tres pensionadas, tres empleadas, una vendedora ambulante, una becada y una empleada doméstica.
En síntesis: sólo tienen contacto con el mundo laboral externo, 21 sobre un total de 122.
Hay once mujeres menores de 18 años, que tienen una de estas casas a su cargo.
Los chicos viven, no usurpan.
En esa precaria situación, hay 237 niños, casi el doble de las viviendas que hay, sólo que no se distribuyen como en las llamadas “familia tipo”.
Sólo hay cuatro chicos que tienen más de 14 años. La mayor parte, 95, tienen entre 6 y 12 años, luego hay 73 de 3 a 5 años y 62 que se ubican en la franja de 0 a 2 años.
Lejos de imaginar cómo es que llegaron a esas viviendas estos 237 menores sienten que por fin han llegado a un lugar propio y no resulta para ellos problema la situación precaria de las casas usurpadas, puesto que a todas luces son mucho mejores que las que habitaban. Tampoco les resulta raro, caminar entre el agua contaminada o jugar en lugares peligrosos, ya que esa realidad ha sido la única conocida, motivo por el cual, salvo una urgente campaña educativa para la zona, perderán su oportunidad de conocer cuál es el límite entre lo legal o lo ilegal y lo que es mucho peor, nunca podrán entender que sus derechos han sido violados sistemáticamente por todos los gobiernos.
El otro parámetro
La otra mirada, está puesta en la cantidad de niños por hogar. Hay 44 madres con un solo hijo, 32 con dos, son 17 las que ya tienen tres (hay que recordar que en su mayoría son menores de 25 años), 15 mamás con cuatro niños, 7 que tienen más que esa cifra y sólo dos que no tienen descendencia.
Hay que destacar, que el informe que ya tiene en sus manos la Justicia, indica con claridad que ninguna de las familias que usurpó estaba en “situación de calle”, ya que o vivían en casas de familiares o tenían precarias casas en terrenos ajenos. Algo que de ningún modo disculpa ni atenúa la situación a la que están sometidos todos los menores.
El relevamiento se hizo a fines del mes de Octubre. Hoy la situación puede ser otra, pero para quienes preguntan qué va a suceder, la respuesta por ahora es nula.
La empresa no ha terminado las viviendas, el Municipio acudió a la Justicia, los instigadores andan bien tranquilos por las calles, los usurpadores tienen la convicción de que han obrado correctamente y los chicos, aún son demasiado pequeños como para imaginar, cómo ha sido que llegaron a estas lindas casas de material que los obligan a defecar en un agujero