Los barrabravas, no es novedad, actúan con conocimiento de la dirigencia de los clubes, el poder político, y agregados algunos periodistas deportivos que deben favores a directivos. El hecho desencadenante es lo ocurrido en La Plata. El corto video que las redes sociales emitieron es el final de una contienda de inadaptados, los mismos comenzaron mucho antes de ello, pero ocurre que es más fácil cortar el hilo en lo más delgado que aclarar las causales de la tragedia.
No quiero ser parcial y no apoyo la represión desmedida, pero el funcionario utilizó el arma que provee el Estado, balas de goma para este tipo de ocasión; mientras no se apunte a la cara, no debe matar, ni causar daño mayor. En San Pedro hay antecedentes de ello: la posta de goma no mata, pero MATÓ.
Apresurada la decisión de un Ministro de Seguridad Provincial que le importa la parte política y el que dirán; me refiero a Casal, que pidió la detención del uniformado sin dejar actuar a la Justicia. Desde hace tiempo, mucho tiempo, debió tomar cartas en el asunto, como por ejemplo movilizar efectivos de infantería de San Nicolás, para cubrir servicios de cancha en Avellaneda, Lanús, La Plata etc.
En este caso eran efectivos de Mar del Plata, a 500 Km. de La Plata, que la noche anterior estuvieron en Avellaneda cubriendo lo que podía ser desmanes por el posible descenso de Independiente.
Sabe el lector que esta policía está al servicio del fútbol donde unos pocos hacen plata y al uniformado le dan monedas, en un servicio que no es obligatorio y que se lo hacen obligatorio en ordenes confusas. Todos hablan de adicional. No es cierto: ¿quién iría de Mar del Plata a La Plata por cobrar 150 pesos? Realmente el problema es de fondo y el fútbol mueve intereses privados. Entonces, que lo custodie la Seguridad Privada. ¿No le parece?
Adalberto Rubén León,
Comisario Inspector Retirado