Balas, piedras y palazos “caseritos”
El sábado pasado, en el barrio El Caserito se produjo una intensa batalla campal. Un grupo de ocho personas apedrearon y balearon la casa de Santiago, un vecino del barrio que repelió el ataque de la misma forma protegiendo a su mujer y a sus cuatro hijos con la asistencia de su hermano.
Una piedra irrumpió en la visual del azul profundo del cielo. Atrás, otra en la misma dirección e inmediatamente apareció otra en sentido contrario. La cantidad y la intensidad con la que se arrojaban todo tipo de objetos contundentes descartaron de plano la idea de que sea un grupo de niños haciendo travesuras. En la esquina de Aulí y Sargento Selada, un grupo de 8 personas insultaban fuertemente a un hombre que resistía los embates apostado en la puerta de su domicilio.
Al comienzo del combate, en un primer momento con piedras y palos, se encontraba estacionado en la cuadra un patrullero de la comisaría local que emprendió la retirada rápidamente. La disputa seguía su curso. “Vení, vení, si te la bancás maricón”, gritaba el grupo de adolescentes. La respuesta de Santiago, el padre de familia que resistía el ataque, era: “Vengan de a uno, mano a mano no se la banca nadie”. Las ventanas de su vivienda fueron totalmente destruidas por las piedras; la misma suerte corrió el vehículo Dodge 1500 rural propiedad de la familia.
En ese mismo auto hizo su aparición el hermano del propietario de la vivienda, empuñando una carabina con la que apuntó a los agresores, que emprendieron la retirada hacia el interior de una propiedad ubicada sobre la calle Aulí. En esos momentos arribaron al lugar tres móviles policiales. Los efectivos descendieron de los vehículos fuertemente armados y con chalecos antibalas. Sin razones aparentes, los representantes de la fuerza pública se apostaron en la otra esquina. Así, sin nada que los detuviera, los agresores comenzaron la segunda etapa del ataque: balear la casa desde su refugio.
Tras unos minutos, el combate entró en una tensa calma. En ese momento el propietario de la vivienda agredida realizó declaraciones y explicó los pormenores del episodio. Hace algunas semanas, Santiago pasaba por la esquina de su casa cuando este grupo de agresores le pegaba a un vecino del barrio que pasaba por ahí y se resistió a darles una moneda. Decidió defenderlo e ingresó en la gresca logrando que su vecino salga ileso del episodio. Acto seguido, Santiago realizó la denuncia en la Fiscalía y, sin poder precisar detalles, dijo que hubo algunos detenidos. A partir de estos episodios el grupo le juró venganza y eso fue lo que originó los hechos de este Sábado por la tarde, que concluyeron sin ningún detenido.
Santiago preparó la retirada de la vivienda. Pidió un taxiflet y reunió todo su mobiliario para llevarlo a la casa de un familiar. “Si nos quedamos acá van a volver a la noche y no sé que pueda pasar”, explicó Santiago, quien sostuvo que llevaría a su familia pero no abandonaría la casa. “No se van a adueñar del barrio”, aseguró.
Moneda corriente
Los vecinos del Barrio El Caserito aprovecharon la presencia de La Opinión para destacar que este tipo de hechos es moneda corriente en las inmediaciones de las calles detalladas. Según los habitantes del predio, este grupo de agresores tiene como objetivo “adueñarse” del barrio y agreden sin ton ni son a todo el que se cruza por su zona. Comentan también que la abundancia de drogas y alcohol acentúan el flagelo y vuelven compleja la vida en el barrio.
Entre las piedras “Mario Sigue”
Mientras se suscitaban los episodios de violencia en el barrio un micro de color verde con capacidad para transportar a más de 45 personas dobló por la calle Sargento Celada. En su parabrisas dos carteles de Identidad Peronista y uno de Acción por San Pedro identificaban su pertenencia. Según lo detallado por los choferes del vehículo, el ómnibus era uno de los tantos encargados de buscar gente para llevarlos al acto de cierre de campaña que el Acuerdo Cívico y Social llevaba a cabo en el club La Esperanza.