“Aymar me agradeció que haya estado presente en su último partido”
Micaela Médici fue una de las pocas argentinas que estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Londres y pudo ver como Las Leonas sumaron una nueva presea para la Delegación Argentina. La joven de 25 años se trajo algo más que una experiencia inolvidable: el agradecimiento de su ídola, Luciana Aymar, que jugó su último partido con el seleccionado de hockey.
Hablar con Micaela Médici tras los 16 días que estuvo en Londres es escuchar el relato de una película que a todos nos gustaría protagonizar. Es que la sampedrina vivió “una experiencia única”, expresa una y otra vez. Estuvo en los Juegos Olímpicos cumpliendo uno de sus sueños: acompañar al seleccionado de hockey, como lo hizo siempre.
Llegó a la capital inglesa sin saber el idioma y enfrentando un gran desafío: Viajar sola y animarse a vencer ese miedo. Luchando con el metro y con la imposibilidad de que le entiendan que es lo que quería comer. Con la tranquilidad de que nada de lo que se dijo con anterioridad, sobre el debate por las Islas Malvinas, iba a opacar su estadía. Nada pudo contra esta experiencia que quedará “guardada para siempre” y a la que le faltan palabras para describir.
“Fue todo una locura, todo”, asegura Micaela y describe de memoria como fue cada uno de los instantes de los que estuvo en Londres. Recuerda con lujo de detalle cómo fue la entrada al primer partido y cómo intentó que la ex leona Magdalena Aicega la ayude a ingresar a esos estadios para los que no tenía ticket. “Uno de los momentos más extraños fue cuando, desde donde estaban ubicados los familiares de las jugadoras, empezaron a gritar: ‘Médici, Médici, San Pedro presente’. Me dí vuelta y sólo estaba el padre de ‘Charo’ –Rosario- Luchetti, me acerqué para ver si me estaba gritando él y ahí me contó que tiene una hermana que vive acá. Hablamos un montón, me preguntó si estaba bien, si necesitaba algo y se puso a disposición. Después nos saludábamos siempre y en Ezeiza, cuando volvimos, nos despedimos como si nos conociéramos de toda la vida”, recuerda Micaela y mientras describe, en su cara se nota que realmente lo que vivió durante esas dos semanas a puro deporte será, quizá, una de las mejores cosas que le pasó en la vida.
De Londres volvió con la valija llena, no sólo por lo vivido sino por los trofeos que pudo cosechar en el estadio, medias de Carla Rebecchi, Rosario Luchetti y Sofía Maccari (estas últimas se las obsequió a una chica que estaba en la tribuna), el agradecimiento de Mariela Scarone y las hermanas Sruoga que recordaron juntas la clínica que realizaron en el Club Náutico meses atrás. Y la emoción de poder haber estado ahí, cuando su ídola se retiró y se emocionó tras haber disputado su último Juego Olímpico.
El premio mayor llegó cuando Micaela ya estaba en San Pedro. A los dos o tres días sonó el celular de la sampedrina y un mensaje de Lucha Aymar la emocionó: “Fuiste una grande al lado nuestro y seguro lo seguirás siendo porque siempre diste mucho cariño y respeto”. Es que esta no fue la primera vez que Micaela acompañó a Las Leonas en algún partido, estuvo en Rosario, Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, entre otros tantos lugares. Cientos son las anécdotas que guarda de cada una de las canchas en las que alentó primero al seleccionado de Sergio ‘Cachito’ Vigil, después al de Gabriel Minadeo y por último a este joven equipo que dirige Carlos Retegui.
Pedirle a Micaela que resuma la experiencia en pocas palabras fue realmente imposible pero se animó a decir que “todo fue una gran locura”, de la que fue protagonista. Aún no puede creerlo.