Avanza el proceso de regularización dominial en barrios sociales
Este jueves entregarán 300 boletos de compraventa y 77 escrituras. La Oficina de Escrituraciones trabaja en otros barrios para que puedan acceder al beneficio. Esperan al subsecretario de Tierras bonaerense, Evert van Tooren.
El jueves a las 11.00 de la mañana, unos 294 vecinos de los barrios San Miguel, San Francisco, 291 Viviendas y 49 Viviendas recibirán en el club Mitre el boleto de compraventa de las casas que habitan. De la misma manera, unos 77 del barrio Futuro harán lo propio con las escrituras que acreditan su condición de propietarios.
Todos resultan beneficiarios de los programas de vivienda mediante los que se construyeron esos barrios, la mayoría a través de planes de viviendas en los últimos 15 años.
Se espera que autoridades de la Escribanía General de Gobierno y del Instituto para la Vivienda lleguen a la ciudad para encabezar el acto, que tendrá como responsables locales al intendente Cecilio Salazar y al titular de la Oficina de Escrituraciones, Javier Silva. Está confirmada la presencia del subsecretario Social de Tierras, Urbanismo y Vivienda, Evert van Tooren.
Un relevamiento que hizo la dependencia que coordina Silva permitió avanzar en la regularización dominial de estas casi 400 viviendas. Es la primera etapa de un plan que procura que cada persona que reside en un barrio social pueda acceder a su escritura, comenzar a pagar sus tasas, abonar la casa que habita y salir del estigma que los señala por haber sido beneficiarios de un programa gubernamental.
“A mí no me regalaron nada, yo pagué mi casa en cuotas con mucho sacrificio”, es una frase que en otros barrios pueden pronunciar y que muchos otros aspiran a reproducir.
Quedan otros barrios
El trabajo es mucho. En principio, se abocaron a los barrios construidos a través de programas de vivienda. Todavía quedan incluso algunos que fueron planificados antes del descalabro económico de 2001 y hasta algunos históricos, como el Obrero, cuya fisonomía actual se gestó a través de la decisión de vecinos de ocupar las viviendas en construcción que la dictadura instaurada en 1955 había dejado parada tras derrocar al entonces presidente Juan Perón.
UPCN, Arcor, Parque Los Andes, algunas en elParque San Martín, el Arco Iris y el Fonavi, La Paloma, Plan Novios son parte de los planes de regularización pendientes y en pleno proceso.
Javier Silva puso la Oficina de Escrituraciones a disposición de quienes quieran consultar su situación y recordó que el barrio UPCN fue uno de los casos más extraños sobre los que les tocó trabajar.
“Son terrenos privados que la municipalidad compró yque nunca transfirió. Entonces Arba terminó embargándole la jubilación al dueño, nos encontramos con todo eso, tuvimos que deshacer esa madeja”, relató.
Están también aquellos que fueron tomados y en los que el titular accedió a acordar su venta.
Cuando se aprobó la ordenanza del fondo de Tierras se acordó la posibilidad de contratar Agrimensores. “Los primeros trabajos son para Los Amigos, pegado al hotel San Julián, con una parte de terrenos municipales. Hace 30 o 40 años está siendo ocupado”, anticipó Silva.
“Otro lugar que vamos a hacer es barrio 1 de Mayo. Después, con asentamientos: Hermano Indio, El Argentino. Ciertos lugares que decimos hay que darles una mejor calidad de vida dentro de la problemática. El Estado no puede estar ausente, dentro del marco legal que se pueda permitir”, explicó.
Proteger contra el “negocio”
Cuando pasa el tiempo, en los barrios sociales pasa de todo. Una de las situaciones recurrentes es el traspaso de manos de viviendas, que ante la falta de escritura es una compraventa endeble desde el punto de vista legal y puede generar inconvenientes para quien la adquirió.
Para evitar negociados posteriores, las cesiones de las viviendas sociales se hacen con una cláusula que impide su venta hasta pasados los cinco años de la escrituración.
En cada caso hay un listado de beneficiarios que se toma como punto de partida. Para adelante hay “mucho trabajo y muy delicado”, según lo describió Silva, porque hay que reconstruir el proceso por el que la familia que habita la vivienda llegó a ella.
“Primero tiene que probar que está ahí. Lo importante es la ocupación del lugar y la historia que nos pueda demostrar de ese lugar”.
Al momento de escriturar se piden informes al Registro de la Propiedad para saber si pesa alguna inhibición sobre la persona en cuestión o si fue beneficiario de otro plan de viviendas, algo que ha sucedido.