Atacan a palazos a empleados que volvían de una fábrica
Dos empleados que volvían de trabajar y uno que iba hacia Celulosa San Pedro fueron agredidos el domingo a la madrugada por cinco jóvenes que los cruzaron en el camino. Iban con maderas y los golpearon. A uno le robaron la moto.
El domingo por la madrugada, tres empleados de Celulosa San Pedro sufrieron el ataque de un grupo de alrededor de cinco personas que, armadas con maderas y palos, los atacaron.
Eran aproximadamente las 5.10 de la mañana. Los trabajadores habían terminado el turno y se iban a sus casas. Algunos se quedaron charlando en la portería, hasta que subieron a sus motos y se dirigieron por Frers en dirección a Crucero General Belgrano.
El que iba adelante contó que vio de lejos, gracias a la luz de la moto, que había un grupo de personas que tenían “maderas, tablas como de tarimas, largas, de más de dos metros”.
Cuando llegó cerca de ellos, vio que uno levantó una de las tablas y sintió el golpe en la cabeza. “Me partieron el casco al medio”, contó y agregó: “No me caí, tuve un Dios aparte”.
Detrás iba un compañero al que también golpearon. Fue un certero palazo enel pecho. “Tuvo la suerte de que tampoco se cayó al piso, porque aceleró”, relató el primero en recibir el impacto.
Algunas cuadras más adelante, ya en Crucero General Belgrano, el trabajador paró y llamó a la policía, que inmediatamente envió un móvil que estaba cerca.
Los agresores habían doblado en el callejón de la fábrica de dulces ubicada en la zona. En dirección a Frers circulaba otro empleado de “la cartonera”, que iba a trabajar, a quien le robaron.
“Lo agarraron, le pegaron una paliza bárbara, le tuvieron que coser en una mano, se rompió las rodillas, está de parte médico”, contó su compañero.
La policía persiguió a los delincuentes y logró llegar a ellos algunas cuadras más adelante, en dirección al río. Iban tres en la moto recién robada. La dejaron y se dieron a la fuga a la carrera.
“Esta modalidad ya la habíamos visto: gente con un palo que te espera cuando pasás”, contaron empleados de Celulosa y se quejaron: “Acá no hay cámaras, hay poca luz, la calle está destrozada”.