Aseguran que un menor fue testigo del ataque a Florencia Cresta
El testimonio de un menor de 14 años acrecentó el misterio en torno al asesinato de la joven de 32 años hallada sin vida en un descampado, estrangulada y salvajemente golpeada. Familiares de Milcíades Lencina, el único detenido, aseguraron que es inocente, pese a las pruebas en su contra.
Cómo, dónde y por qué fue asesinada María Florencia Cresta continúa siendo un misterio y el testimonio de un menor incrementó el dramatismo en torno a un hecho que tiene como único imputado a Sebastián Milcíades “el Gordo” Lencina. Florencia Cresta apareció estrangulada el martes 19 de noviembre en un descampado que se encuentra a metros del Cementerio Parque, divisada por un empleado del lugar. El hombre aseguró que el día anterior recorrió el mismo sitio y no observó nada, mientras que las pericias determinaron que la víctima murió al menos 48 horas antes de su hallazgo, lo que abrió otra línea de investigación: Florencia fue asesinada y traslada hasta el lugar en el que fue encontrada sin vida.
Sebastián Milcíades Lencina (20) fue el primer sospechoso y detenido, a menos de 24 horas de sucedido el hecho. En la vivienda del joven hallaron un papel en el que el apresado tenía escrito el nombre, apellido y número de teléfono de la víctima, mientras que un agresivo mensaje de texto enviado por Lencina fue encontrado en el teléfono celular de la víctima.
El presunto agresor tenía además marcas de rasguños y mordeduras en distintas partes de su cuerpo que todo el tiempo intentó ocultar bajo una campera. En su entorno aseguran que se las habría hecho su propia esposa. Las pericias de ADN sobre el cuerpo de la víctima determinarán si dichas lesiones fueron o no propinadas por Florencia en el momento que se resistía a la agresión que acabó con su vida, ya que un estudio preliminar reveló que la víctima implementó ciertos mecanismos de defensa al momento del ataque.
El relato de “un testigo”
La Opinión obtuvo diversos testimonios que dieron cuenta de que un menor de edad se presentó en la Comisaría junto a familiares de Lencina y ante la titular de la UFI Nº7 dio una versión detallada de la secuencia de hechos que habrían derivado en la muerte de Florencia Cresta.
El menor habría asegurado a la Fiscala que camino a su trabajo vio a Florencia discutir con otra mujer fuera de la casa de esta última, y habría presenciado el momento en el que otro menor que estaba junto a la mujer golpeó a la joven y la introdujo en la vivienda. Según trascendió, la discusión habría comenzado por una deuda económica. Sería la última vez que alguien vio a Florencia con vida.
Las versiones indican que la doctora Ates habría solicitado que el menor amplíe su declaración, pero con la presencia de la abogada defensora, aunque parece no formar parte de la estrategia de la Defensoría contar con su testimonio, ya que el mismo no revertiría la situación de Lencina, sino que incriminaría a otras dos personas y, una de las grandes sospechas, es que más de dos serían los responsables de asesinar, ocultar, trasladar y arrojar sin vida a Florencia en medio del descampado en el que fue hallada.
Consultada por este semanario, Gabriela Ates no respondió sobre la existencia de ese testimonio y sólo se limitó a aseverar: “No tengo a nadie que haya visto atacar a Florencia”.
“Todos saben pero
nadie declara”
Una decena de presuntos cómplices y potenciales lugares en los que habría estado oculto el cuerpo de la joven de 32 años fueron señalados, incluso el vehículo en el que la víctima habría sido trasladada, aunque ninguno de manera oficial.
“Mucha gente viene a decirnos que sabe esto, que sabe lo otro, todos saben, pero nadie va a declarar”, explicó Stella Maris, madre de la víctima, a La Opinión y agregó: “Yo tengo confianza en la Justicia y sé que van a encontrar a los responsables, porque no fue un solo el que mató a Florencia, fueron más personas y tienen que pagar por el crimen de mi hija”.
La familia Cresta aseguró no conocer al imputado, aunque admitieron que Florencia tenía relación con él: “Lamentablemente, era por droga”, indicaron. “No sabemos si fue él, pruebas en su contra hay, de lo que sí estamos seguros es que por los menos son tres los responsables y queremos que sean encontrados y paguen por lo que hicieron”, aseguraron.
Fiscalía, brigada de investigaciones y Policía Distrital mantienen total hermetismo en la causa, que no está cerrada y ciertas aristas la hacen compleja a la hora de analizar la posibilidad de que la Fiscala decida elevarla a juicio. Para eso todavía hay tiempo. No confirmaron ni descartaron nuevas detenciones debido a la multiplicidad de versiones sobre lo ocurrido, y personas que formaban parte del círculo íntimo de Florencia, que no serían familiares, y que podrían tener vinculación con su muerte.
Un “consejo” y una duda
Allegados a la víctima no vacilaron en asegurar que la madre de Florencia golpeó más de una puerta buscando datos que le permitieran hallar a su hija, cuando aún estaba desaparecida. “Por qué no buscas en el Cementerio Parque, ella siempre dice que se va a matar en la tumba del hermano”. Cierto es que Florencia atravesaba constantes momentos de depresión y también que en reiteradas ocasiones anunció que se quitaría la vida sobre la tumba de su hermano Joaquín, asesinado en 2009. Pero los restos del pequeño Cresta no fueron sepultados en el Cementerio Parque, sino en el Cementerio Municipal. Todos datos que alimentan otras sospechas, de las que nadie se anima a hablar en voz alta.
La vida sigue
Stella Maris aseguró haber “perdido el miedo” tras la muerte de su hija, emoción que no logró superar luego del asesinato de su hijo menor, Joaquín Cresta, quien murió tras recibir un disparo de arma de fuego la madrugada del domingo 13 de septiembre de 2009.
“A mi hijo lo mataron por error, la bala no era para él”, indicó la mujer y expresó: “En aquel momento tuve miedo a una represalia, pero esta vez no; quiero que paguen”. Florencia tenía dos hijos, una niña de 16 años y un pequeño de diez. Ambos fueron separados y actualmente viven junto a una tía y una prima de su madre, respectivamente. Ambos cargan con el dolor de no tener a su madre y conociendo además el macabro desenlace por el que ella atravesó.