Aparecieron las cosas robadas “por arte de magia” y sin detenidos
El sábado la policía allanó cuatro domicilios , secuestrando algunos de los elementos que habían robado en la quinta de la familia Austin una semana atrás. En las viviendas se encontraron mujeres y niños pero los autores no fueron detenidos. Durante el fin de semana, se denunciaron otros tres robos que todavía no están esclarecidos.
Las estadísticas policiales en cuanto a los robos y hurtos que acontecen en nuestra ciudad tienen que haber crecido en forma constante en las últimas semanas, mal que les pese a las autoridades policiales que siempre intentan “tranquilizar” a la población con índices que disminuyen en forma continua.
No sólo la cantidad de hechos que ocurren en forma diaria son ejemplo de esto, sino también la actividad dentro de la Comisaría que este fin de semana fue calificada por un testigo como “muy intensa, con policías que no daban abasto para atender los teléfonos o a las personas que se acercaban para hacer denuncias”.
El caso es que entre el viernes y el lunes, se registraron varios robos y hurtos que merecen su atención porque significaron pérdidas importantes para los damnificados ya que todavía no están resueltos. Y entre ellos puede contarse también uno de importantes características ocurrido en la zona rural el anterior fin de semana pero que no había trascendido porque “se estaba investigando”.
Se trata del robo sufrido por la familia Austin en la quinta de unas 27 hectáreas que posee a unos 3.000 metros del conocido almacén del Paraje Tablas. Los ladrones literalmente le desvalijaron una casa y un galpón en el que el propietario, guardaba una importante cantidad de herramientas con las que realiza tareas de cosecha en la zona rural.
El propio Austin descubrió este robo, el domingo de la semana pasada, cuando fue con sus pequeños nietos al campo. Como todos los días concurre al lugar sospecha que los delincuentes lo perpetraron entre la noche del sábado y la madrugada del día siguiente.
Una semana más tarde, la policía realizó dos allanamientos y pudo descubrir parte de lo robado, pero al cierre de esta edición ninguna persona había sido detenida. Los operativos se hicieron incluso con la presencia del propio damnificado, uno en Ayacucho 1430, otro en Balcarce 1090, y dos más del que no trascendieron sus domicilios, allí se secuestraron entre otras cosas, utensilios de cocina que estaban siendo usados en ese momento por los moradores de las casas, como una sartén y una pava, por ejemplo, y otras herramientas de mano como una sierra eléctrica, que estaba embalada y sin usar, un cargador de baterías, repuestos de maquinarias, y hasta neumáticos.
Para completar el cuadro, se hallaron dos capuchas negras y dos armas de fuego, una escopeta recortada y un revólver. En las viviendas, las personas que estaban presentes eran mujeres, niños y otros hombres que dijeron ser inocentes argumentando que desconocían el origen de esos elementos robados, los que habrían aparecido allí casi, casi, por arte de magia. Y por ese motivo, aunque resulte inexplicable, sólo fueron “notificados”, pero ninguno quedó detenido.
De todas maneras, lo hallado apenas es un porcentaje de todo lo que le sustrajeron a la familia Austin de su quinta, por lo que la investigación no puede ser cerrada. Es que los ladrones se llevaron hasta la ropa de cama y los cubiertos de la cocina, e intentaron sustraer un automóvil Taunus estacionado en el mismo galpón, pero como no pudieron hacerlo se llevaron los neumáticos. También rompieron algunos vidrios y muebles de la casa, aparentemente, sólo para provocar daños.
Tres robos más
El viernes a la noche, entre las 8 y media y las 9 aproximadamente, la familia Carbo fue víctima de otro robo en su casa de Oliveira Cézar al 900. Lo descubrieron al ingresar a la vivienda, y hallar la puerta trasera rota. Los ladrones se habían llevado varias alhajas de oro, entre otras cosas de valor, pero se sospecha que no tuvieron tiempo para robar más porque habrían escapado en el mismo momento en que los propietarios llegaban a la casa. Dos detalles llamativos de este hecho, es que la familia demoró un largo rato en avisar a la policía porque la línea gratuita 101 daba ocupado, y que si bien los sujetos dejaron al huir una madera con la que habrían forzado la entrada, los agentes que fueron a investigar le restaron importancia. Por último, los mismos policías le aconsejaron que no radicaran esa noche la denuncia sino al día siguiente para “acomodar bien las cosas” y constatar bien qué le habían robado, teniendo en cuenta que la familia contaba con una póliza de seguro. Un error reconocido por los propios titulares de la Comisaría más tarde.
En plena tarde del sábado, entre las 16,30 y 17,30 horas, se produjo otro robo en Almafuerte 195. La denuncia en este caso la radicó la propietaria, Sandra Ruiz de 38 años, y aunque la policía estuvo enseguida en el lugar para atrapar a los ladrones éstos desaparecieron sin dejar rastro.
Sobre la misma calle pero a muchas cuadras de distancia, al 2225 de Almafuerte, el Sr. Gustavo DellaGiovanna también resultó esa tarde damnificado por un robo. Alrededor de las seis, llegó a la vivienda y descubrió que habían violentado la cerradura.
Si bien los casos fueron reportados por las autoridades policiales, ninguno ha sido esclarecido todavía y aunque por sus consecuencias puedan considerarse robos o hurtos, siguen sumando desesperación entre la población de todos los barrios porque los vecinos se sienten desprotegidos e impotentes.