Analizan la posibilidad de instalar el Conservatorio en el edificio de Cultura
El Secretario de Desarrollo Social Nicolás Macchia ordenó un relevamiento del uso de ese espacio a los fines de estudiar la posibilidad de que albergue al instituto de educación musical, que hace 30 años carece de edificio propio. El sábado hubo una nueva protesta en la Peatonal y siguen las acciones para reclamar. En noviembre vence el contrato de la casa donde funciona en la actualidad.
El Conservatorio provincial de música Carlos Guastavino celebra este año su 30 aniversario como institución educativa dedicada al estudio del arte sonoro en la ciudad y lo hace en la calle, sobre todo porque ese es el riesgo que se cierne sobre la cabeza de los alrededor de 300 alumnos y 50 docentes que alberga, ya que la falta de edificio propio pone todo el tiempo en duda su continuidad.
El contrato de alquiler de la casa de Saavedra 280 donde funciona en la actualidad vence en noviembre. Por un lado, mejor: ese inmueble no tiene las condiciones necesarias para el dictado de clases, ya que la cantidad de cuartos impide el correcto desarrollo de las actividades pedagógicas, al punto de que mientras una profesora de piano enseña los primeros pasos armónicos, separados por un mueble un percusionista ensaya ritmos complejos desde el punto de vista métrico.
La dificultad del Conservatorio lleva décadas de vida, como el propio instituto que forma docentes pero, y sobre todo, a niños, adolescentes y jóvenes con inquietudes artísticas que encuentran allí un espacio de socialización que les abre un universo inabarcable.
La asamblea de estudiantes decidió semanas atrás comenzar con una serie de acciones para visibilizar el problema y exigir a las autoridades correspondientes una solución.
Tres caminos y algunas posibilidades
En cada debate aparecen varias opciones como soluciones viables para que el Conservatorio deje de sufrir cada dos años el mismo problema respecto del edificio: la compra de un terreno para su posterior construcción; el alquiler de un inmueble que realmente cumpla las condiciones; la cesión de un espacio municipal acorde para ello.
Las tres tienen sus bemoles: terrenos en San Pedro no hay, y los últimos que existían están destinados para otras instituciones educativas; comprar uno cuesta mucho dinero y además hay que sumar otro tanto para la construcción; por otro lado, los gobiernos nacional y provincial hicieron un aporte extraordinario al distrito con los más de 25 millones de pesos que costó la escuela Agraria, que por cierto llevaba más de un cuarto de siglo reclamando.
La segunda, alquilar un inmueble en condiciones, es difícil porque el mercado inmobiliario local maneja precios exorbitantes, la provincia paga poco y mal, y prácticamente no hay propiedades con las características que pidió el Consejo Escolar en la licitación que lanzó hace poco: mínimo diez habitaciones y tres baños.
De hecho, la única que se presentó está lejos de los requerimientos.
La tercera, destinar un espacio municipal, depende de la voluntad política, la capacidad de gestión y la realidad de un municipio cuyas carencias son muchas. Hay quienes consideran que el Gobierno local podría firmar un convenio con la Provincia para que gire el dinero del alquiler a las arcas municipales y que el Estado sampedrino envíe dependencias a oficinas rentadas para dejar el Conservatorio en un espacio acorde para su funcionamiento.
Pero a la hora de mirar cuál sería ese espacio, todo se reduce a uno: el edifico de Salta y Arnaldo que la gestión Pángaro compró con fines educativos y que hoy es sede de la Dirección de Cultura, de la Subsecretaría de Obras Públicas, del archivo del municipio, de la Secretaría de Salud, de la nunca puesta en marcha radio municipal y del achicado Centro Universitario Regional.
Un relevamiento necesario
El Director de Cultura Leo Pascual informó a La Opinión que por orden del Secretario de Desarrollo Social Nicolás Macchia comenzó un relevamiento en el edificio para establecer qué hace cada quien que ocupa un espacio de ese inmueble.
El objetivo es tener precisiones respecto de la distribución del personal para optimizar los espacios disponibles y evaluar la posibilidad de que queden lugares libres suficientes como para albergar al Conservatorio.
Uno de los problemas con que se encontrarán a la hora de analizar el inmueble está relacionado con la accesibilidad exigida por los organismos educativos, ya que se trata de un edificio de tres pisos, incluida la planta baja.
Si se lo mira con ojos benignos, ese lugar es ideal, ya que tiene una buena cantidad de cuartos, varios baños y hasta una sala de teatro que podría oficiar como auditorio y sala de ensayo para el ensamble, el coro y hasta para las clases de práctica de conjunto, que requieren de espacio para albergar varias personas con sus instrumentos.
De todas maneras, Pascual no quiso generar falsas expectativas y sólo informó sobre el relevamiento. Aun así, en la cabeza de Macchia está la imperiosa necesidad de resolver este entuerto antes de finalizar su gestión.
El Director de Cultura señaló que hubo conversaciones informales con el Automóvil Club Argentino para reactivar el uso de las instalaciones que esa organización cedió en su momento para el dictado de carreras universitarias, lo que podría redundar en el traslado a Río Tala del Centro Universitario Regional.
Música para protestar
Como hicieron el sábado 13, cuando las exalumnas y ahora profesoras del Conservatorio Carolina Damianovich e Ivana Rodríguez, el fin de semana pasado, desde las 17.00, la Peatonal fue escenario de una nueva protesta musical.
Había alumnos de las carreras de guitarra, piano, percusión, flauta, violín, violoncello, saxofón, bajo, canto popular, distribuidos en los que cursan el profesorado con orientación a instrumento, el profesorado para educación musical, las tecnicaturas en capacitación instrumental sin tramo pedagógico y los que cursan la Formación Básica, que van desde niños desde los 9 años, adolescentes desde los 14 y adultos, más los dos talleres que supieron ser muchos más pero ya no hay espacio para todos.
También había docentes sobre el “escenario”, en el sonido y en los mates del lado del público, que acompañó de manera masiva a pesar del frío y de los preparativos para el partido de la selección de fútbol contra Jamaica.
Con electricidad cedida por Abelardo Libros, tras la actuación de los alumnos cerró la pianista y cantante Silvia Juan Bennazar, quien repasó obras del cancionero popular latinoamericano junto a Oscar Magallanes en guitarra y Ricardo Rodríguez, también exmiembro del Conservatorio, en percusión, y con el músico de rock Rafael Flaiman como invitado especial.
“La música es arte, la música es trabajo, la música es vida. Llevamos 30 años luchando por un edificio propio. La situación actual nos obliga a pedir la ayuda de la comunidad para poder estudiar. Las condiciones en las que estamos son insostenibles para el dictado de clases y sin su apoyo no lo podemos lograr. Queremos estudiar en condiciones dignas”, fueron las consignas.
El Director de Cultura Leonardo Pascual –que hasta bailó una chacarera– y la Directora de Políticas Sociales Florencia Cuesta fueron las únicas autoridades del Estado presentes. Ningún otro funcionario ni concejal se acercó. Tampoco las autoridades educativas, quienes no sólo no acompañaron sino que hasta habrían intentado poner paños fríos a los reclamos.
Las palabras de Silvia Juan Bennazar en cada actuación suya en la que se refiere al tema rebotan en los pasillos de la burocracia, al punto de que hasta le habrían advertido a sus superiores por ello.
Cuando conmemoraron los 30 años del Conservatorio no hubo palabra en los discursos oficiales para la problemática edilicia. Quizás nadie quería que el Gobernador, al que sus impulsores locales llaman “el próximo presidente de los argentinos”, se enterara del asunto. Una pena, porque quizás resolver este asunto podría sumarle unos puntitos para la campaña.