Amenazan con pasar Nochebuena en el Palacio
El Sindicato Único de Trabajadores Municipales cumple hoy el día número 13 desde que decidió tomar el Palacio de Gobierno junto al resto de los gremios, que ya levantaron todas la medidas de fuerza. “De los veinte puntos que nos deben desde hace dos años, sólo pedimos uno: que nos devuelvan los intereses de la Visa”, dijo Juan Cruz Acosta. La decisión es celebrar Navidad en el despacho del intendente. Giovanettoni anunció el pago de aguinaldo y horas extras, al tiempo que acordó una reunión con el Banco Provincia, tras informar una prórroga en los vencimientos de diciembre.
La toma del Palacio Municipal que comenzaron los gremios el 12 de diciembre seguía al cierre de esta edición luego de una asamblea del Sindicato Único que conduce Juan Cruz Acosta, que tuvo lugar en el despacho del intendente, donde permanecen desde el primer día en reclamo de garantías salariales, más allá del pago del sueldo de diciembre, que el Ejecutivo ya cumplió.
“De los veinte puntos que nos deben desde hace dos años, sólo pedimos uno: que nos devuelvan los intereses de la Visa”, dijo Juan Cruz Acosta a La Opinión y ratificó la decisión de permanecer en el edificio, algo que sus pares de los otros tres sindicatos dejaron de hacer desde el miércoles los de Kasta; el viernes los de Marelli y el sábado los de Parzon.
Los del Sindicato Único mantienen firme su postura. Si por un lado sus reclamos no dejan de ser genuinos, la coyuntura política también los empuja a resistir, ya que consideran que irse podría mellar su potencial, puesto que tras la medida extrema de tomar las dependencias públicas no hay un paso más adelante e irse con un logro de mínima como el pago de los salarios les parece poco para sus aspiraciones en relación al paro y la toma.
Anuncios insuficientes
A pesar de los anuncios de Giovanettoni, la medida continúa. El intendente interino pagó el salario la semana pasada, depositó ayer el aguinaldo del personal de planta, horas extras, guardias y sueldos de los médicos, así como a los concejales y funcionarios. Todo con el dinero que obtuvo mucho más rápido que Guacone quien durante el año recibió pocas ayudas significativas.
Además, anunció una reunión con el Gerente del Banco Provincia que tendrá lugar el lunes, a la que convocó a los sindicalistas, para dialogar con el titular de la sucursal local de esa entidad bancaria respecto de uno de los reclamos de los trabajadores, que tiene que ver con los intereses que les genera en sus tarjetas de crédito la falta de pago en tiempo y forma por parte del Municipio.
Giovanettoni dijo en conferencia de prensa que logró el compromiso del Banco para que en diciembre no haya quitas de la tarjeta, lo que implica una prórroga de los vencimientos previstos, a los fines de que los empleados puedan planificar y evitar que su dinero desaparezca automáticamente al ser acreditado porque Visa está esperando ávida para cobrarse lo que no fue pagado en su momento a raíz de los retrasos del Estado local.
Como se dijo, al menos el Sindicato Único creyó insuficientes los anuncios y decidió continuar con la toma, a pesar de que algunos de los que permanecen en el despacho del intendente desde el primer día ya advirtieron que la Nochebuena la tienen que pasar en sus casas porque la familia banca todo pero no tanto.
“Son alrededor de 90 empleados y los intereses representan algo de 50 mil pesos”, dijoAcosta.El sindicalista informó que el titular de Fesimubo, Cholo García, se reunirá con el Presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, por el tema.
Una toma donde
pasó de todo
Las anécdotas de las doce noches que pasaron hasta hoy son muchas y de toda índole. La mayoría divertidas. Entre ellas, unas cuantas que son hilarantes pero que no dejan de dar cuentas de la débil calidad institucional que hay en San Pedro, tanto de parte de los dirigentes políticos como de los sindicales.
El viernes del comienzo de la medida, los trabajadores llamaron por teléfono a una conocida panificadora local donde el Municipio tenía cuenta –y muchas deudas, por cierto– para pedir pizzas, sándwiches de miga y hasta ensaimadas que degustaron entre todos luego de garabatear a modo de firma los vales con un sello de la secretaria privada de Guacone.
El propio intendente ahora de licencia habría llamado enojado ese día a sus funcionarios para ponerlos al tanto de lo que sucedía, al grito de “encima les pagamos la comida” o similar pero con algunos exabruptos.
A la noche quisieron hacer lo mismo: llamaron, pidieron diez pizzas y diez gaseosas, pero a la hora de hacer el pedido se dieron cuenta de que los habían descubierto y se abocaron a cocinar un guiso.
Durante el primer fin de semana, un sindicalista de otro rubro con aspiraciones políticas habilitó su cuenta en una carnicería para que los compañeros municipales fueran a buscar unos chorizos. Parece que en vez de los chacinados, o además de ellos, salieron del negocio unos cuantos kilos de asado para amenizar la reunión.
No faltó el que fue a pedir mil pan dulces a una panadería, a cambio de hacer una tarea que parece que “vende” a clientes de la ciudad desde su puesto en el Municipio.
Del palacio se llevaron una bandera, algunas remeras, platos, tazas, cuchillos, tenedores, pocillos, al punto de que el guiso en la cocinita lindera a la secretaría privada se hacía con la puerta cerrada con llave.
El colmo del asunto se vivió el primer día de la toma en el deshabitado despacho del ahora exsecretario de Gobierno Raúl Cheyllada, quien ese día estaba fuera de la ciudad. Entrada la noche, un trabajador recién bañado, muy bien afeitado y perfumado en exceso hablaba al oído con otro, en medio de bromas y guiños de ojos.
Dicen quienes pasaron la noche allí que algunos gemidos se escaparon desde el despacho donde hay una mesa oval de importantes dimensiones que supo tener vidrio hasta que otro trabajador lo rompió a puñetazos en medio de un enojo.
“En nueve meses sabremos si nace un nuevo municipal”, bromeó uno de los que quiso poner la oreja en las gruesas puertas que separan los despachos.
Otro de los que pasó todas las noches advirtió que en algún momento la mano larga se hizo muy larga y alcanzó a frenar la preparación de la fuga de un monitor que está en el escritorio de la secretaria privada.
Que la falta de efectivo no te frene
El repetitivo jingle publicitario de una conocida financiera se transformó en uno de los hits de la toma. De unos y otros sindicatos, acompañaron las voces que empezaban el cántico que apunta a un empleado municipal de muy buenas relaciones políticas, que conduce autos de lujo, cobra todos los meses cuantiosas horas extras y hasta se metía en las reuniones de gabinete del intendente interino hasta que lo sacaron.
En estricto off y con algún temor, varios trabajadores les contaron en oportunidades diversas durante la toma a periodistas de La Opinión sobre los préstamos que ofrecería el empleado en cuestión.
A tasas que superan ampliamente las del mercado financiero, el “capitalista” habría aprovechado estos seis meses de retraso del pago de sus compañeros trabajadores para ofrecerles una “ayudita”.
Entre quienes conocen al dedillo el funcionamiento de este tema pero no se animan a profundizar ante la prensa insinúan que nada de ello podría hacerse sin la connivencia del poder. La pregunta, entonces, es: ¿Quién apaña al probable usurero?
Guacone pide justicia
No bien comenzó la toma, el intendente ahora en uso de licencia instruyó a sus funcionarios para que presenten una denuncia en la Justicia, que constató que no había daños y que se manifestó respetuosa del derecho de protesta, siempre y cuando no haya excesos.
Ayer, Guacone presentó un escrito en el que solicitó que la Justicia profundice y procure establecer quiénes produjeron los daños en cuadros, la rotura de la maqueta de Vuelta de Obligado y las pintadas en elementos que había colgados en la pared de su despacho.
A su vez dejó asentado cierto malestar con la intervención judicial hasta el momento en el caso. La causa está en manos de la Fiscala Gabriela Ates, quien mantenía un constante monitoreo sobre la toma para eviar que los manifestantes se extralimiten en su derecho de protesta, en cuyo caso habría una intervención inmediata.