Algo personal…
Sentado frente a la compu, buscando no sé qué, entro en una página que habla en parte de la historia de nuestro San Pedro y donde se detallan con justos motivos apellidos que en distintas actividades fueron formadores de nuestro querido pueblo, con mayúsculas.
También debo reconocer que faltan muchos, que desde su pequeña o importante actividad merecen el reconocimiento por lo que hicieron para que hoy “nuestro pueblo” sea reconocido como una de las localidades más importantes de la provincia y, por qué no, del país.
Probablemente por amor propio, y aunque se pueda considerar una pedantería, los no tan jóvenes deben reconocer mi actitud. Vengo de una familia que desde 1900 vivió acá. Mi abuelo fue uno de los primeros en instalar un taller mecánico y con la especialidad de Tornería, realizando trabajos para la zona. Y él no fue el único. Muchos en distintas profesiones o actividades, traídas desde sus países de origen dieron todo su conocimiento y se hicieron sampedrinos de alma.
Desde que se construyó la nueva peatonal quedó en mi un dolor, que no se si llamarlo desconocimiento, distracción o no querer reconocer a alguien que sin darse cuenta, dio mucho para que hoy San Pedro tenga su centro en “la Mitre” (si uno da una vuelta por distintas localidades va a encontrar que la misma se desarrolló frente a la plaza del pueblo.) Recordarán, o sus antecesores le habrán comentado del tradicional paseo de la calle Mitre, calle que los sábados y domingos desde la tardecita hasta las 21 o 22.30 (según la época) se transformaba en el paseo de todas las familias y jóvenes, una peatonal de esa época. ¿Y saben por qué? Ocurrió que sin pensarlo, mi padre, Jacobo Levín, allá por diciembre de 1932, tuvo la ocurrencia de instalar una publicidad, aparentemente la primera en el país, y colocar parlantes en calle Mitre al 850, para difundir música, y luego noticias deportivas locales y publicidad. Lo que menos pensó es que con el tiempo se transformaría en el lugar obligado de todo sampedrino como un lugar de esparcimiento. Los que tienen la suerte de contar con sus abuelos podrán enterarse de la cantidad de noviazgos, algunos transformados en matrimonio, que nacieron en ese lugar. La historia de San Pedro es muy amplia. Solamente quiero agregar a la misma algo más, esta parte de la historia chica o grande, no sé, de San Pedro. Historia sin armas, sin políticos, sin intereses, sin placas ni homenajes.
A 106 años del nacimiento de mi padre, Jacobo Levín, con mi hermana Elvira y toda nuestra familia queremos recordar al viejo… y, en forma personal, mi eterno agradecimiento por haberme enseñado y brindado la posibilidad de continuar toda mi vida con lo que más me gustó: hacer radio… y brindarme a través del medio a la comunidad.
Héctor Levín, L.E. 4.678.700.