Alerta en todos los puertos del Paraná por bajante histórica del río
La falta de lluvias en la cuenca alta provocó un sostenido descenso. En San Pedro, el último registro superior a los 2,5 metros es de mayo y en la última semana el río estuvo por debajo del metro. El fenómeno se extendería hasta mediados de septiembre. El puerto espera un dragado de mantenimiento, que llegará con el fin de la campaña 2018.
El río Paraná registra una nueva bajante histórica, con niveles que no se veían desde 2009, cuando ocurrió un fenómeno incluso más grave que el actual. Desde hace dos meses, la tendencia a la baja es constante y el caudal no crece, lo que genera complicaciones en las actividades económicas que dependen de la hidrovía, sobre todo las portuarias.
En San Pedro, la mayor altura del año se registró 13 de mayo, con 2,68 metros. Desde entonces, con oscilaciones, llegó a estar en menos de un metro. Desde la semana pasada, la situación es grave en toda la cuenca y hay preocupación. El promedio para el puerto local fue de 1,25 m en julio y el pronóstico es que sea de 1,14 para agosto y 1,02 para septiembre.
El registro de una gran sequía en la alta cuenca del Paraná, producto de la escasa cantidad de lluvia, afectó a todo el corredor río bajo. El Instituto Nacional del Agua (INA) ya advirtió que la tendencia seguirá y que no hay perspectiva de lluvias en la zona del Iguazú.
Se registraron alturas inferiores al metro.
En junio las lluvias fueron entre “muy escasas a nulas”, con “anomalías negativas” en toda la cuenca del Plata, según el INA. Sólo se produjeron lluvias normales en las nacientes de los ríos Uruguay e Iguazú, y en la cuenca brasileña del rio Paraná se registraron lluvias por debajo de lo normal por tercer mes consecutivo. Aseguran que el fenómeno persistirá por lo menos todo agosto y estiman que parte de septiembre.
Aunque en San Pedro llovió en la última semana, la intensidad fue escasa y no modificó en absoluto los registros del río. La situación se aprecia a simple vista: en la costa de Vuelta de Obligado, que se retrajo ostensiblemente, o en el sector de playa de Mansa Lyfe, cuyo piletón natural está vacío.
Prefectura local advirtió por la aparición de bancos de arena y barro y por la presencia de elementos como troncos que afloran a la superficie producto de la bajante, por lo que recomendó a los navegantes hacerlo con precaución extrema para evitar quedar varados o golpear las embarcaciones con objetos que, en condiciones normales, no aparecen.
Así está el piletón de la playa de Mansa Lyfe.
La bajante es extraordinaria para la fecha. En el puerto, está claro, complica el canal de acceso, que maneja un caudal de agua menor que el Paraná propiamente dicho, por lo que tanto la entrada como la salida de buques de ultramar implican un desafío.
Hasta el momento no hubo más complicaciones que las conocidas: dos barcos fruteros que tuvieron que ser asistidos para moverse en la zona de carga, porque la bajante dejó en evidencia un problema de sedimentación que se arrastra desde el muelle de cabotaje que usan las barcazas areneras. Esos bulk carriers necesitaron de un sistema de defensa que les permitiera sacar la proa del lugar donde ese sedimento les impedía moverse.
En el puerto, los últimos buques que trabajaron fueron el Chaiten, con bandera de Bahamas, que cargó 7.000 pallets de cítricos con destino a España; y el Jupiter Bay, de la Isla de Man (Gran Bretaña), que hizo lo propio con 23.000 toneladas de maíz para transportar hacia Estados Unidos.
Ambos buques ingresaron en fechas cercanas y zarparon del puerto local el mismo día, hace dos semanas. Su ingreso a la zona de carga fue complicada, porque el viento en un caso y la niebla en otro jugaron una mala pasada.
El muelle del puerto, este martes.
Aunque la preocupación está vigente porque el problema afecta a todos los puertos y la perspectiva de mejora no está en el corto plazo, en el Consorcio de Gestión local están confiados en que no habrá dificultades para cerrar la campaña de embarcaciones fruteras.
“Por suerte no se ha perdido ningún barco, hasta ahora. Si bien la situación es complicada, la zona de maniobras está dentro de lo previsto”, explicó el secretario de Gobierno, Silvio Corti, que participa activamente en las cuestiones relacionadas con la actividad portuaria.
El Consorcio de Gestión tiene en proceso el dragado para este año, luego de que el ministro de Producción, Javier Tizado, hiciera efectivo el depósito de los 9 millones de pesos que Provincia adeudaba como subsidio desde diciembre de 2016.
El proceso licitatorio lleva su tiempo. El dragado previsto, además, es “de mantenimiento”, puesto que, si no fuera por la bajante extraordinaria registrada en toda la cuenca, no hubiese habido dificultades mayores con los buques que operan en el puerto local.
La situación puso en alerta a todos los puertos del Paraná río arriba. La semana pasada, en el bastión cerealero del denominado Gran Rosario hubo buques que no pudieron zarpar con la carga prevista, con las consecuentes pérdidas y atrasos en la exportación de granos.
"Lo que se ve a la hora de determinar el tonelaje a cargar en los puertos del Up River es el calado en San Pedro y en el río de la Plata para determinar hasta qué punto se puede cargar", explicaron a medios especializados desde el Departamento de Embarques de Williams.
El descenso del Paraná es marcado y sostenido desde marzo y se acentuó en los últimos dos meses. Según publicó La Nación el lunes, en el norte de la provincia de Buenos Aires los mayores inconvenientes se registran en Campana y en San Nicolás, donde los puertos tienen restringidas las operaciones.