Ahora le dicen “Pablo, el Intendente”
Guacone asumió la conducción de los destinos de la ciudad y gobierna desde hace una semana. Qué cambia con su llegada. Qué continúa. Quién es el nuevo gobernante y qué opinan de él en la ciudad. Su discurso de asunción y los anuncios. El camino hacia el sillón de Pellegrini. El desafío hacia 2011.
A las 23.25 del viernes, el ya Intendente municipal Pablo Guacone entraba con un grupo de amigos a un céntrico bar de la calle Pellegrini. Sentado en una mesa que da a la ventana, vestido con una camisa a cuadros arremangada, jeans y zapatos náuticos marrones sin medias, saludaba tímidamente a los presentes y vivía su primera noche pública desde que ostenta el máximo cargo político de la ciudad.
A los 42 años, casado y con dos hijas, Pablo Guacone es un fenómeno extraño en la política sampedrina. Su pertenencia política es difusa, rayana al desconocimiento, en la medida en que no se le conoce militancia partidaria alguna. Su llegada al Concejo Deliberante tuvo que ver con la invitación que le hiciera Barbieri en persona en una cena aniversario del Club Los Andes, del que el nuevo Intendente era Presidente.
Su pertenencia a la “cosa pública” viene desde ese lugar, la participación en organizaciones sociales: Codefar, Actur, Los Andes. Su acercamiento al oficialismo tiene que ver con esa apertura que le ha dado tan buenos resultados electorales a Barbieri, que supo cobijar bajo su conducción sectores tan diversos como disímiles.
Contener la tropa
Esa diversidad le queda a Guacone, que deberá lidiar con los enfrentamientos internos que tuvieron sus picos de crisis en momentos previos a las elecciones, en los que dos sectores bien identificados se mostraron los dientes e iniciaron una batalla sin tregua al interior del Palacio municipal y que terminó con sillas revoleadas y griteríos en las instancias finales del cierre de listas antes del 28 de junio.
A ello se suma la renuncia con sabor a portazo de Paola Basso, que si bien no dio nombres ni detalles de su alejamiento, más allá de “diferencias éticas” con un Secretario –que sería Facundo Vellón– al que acusó de interferir en su trabajo y pasar por encima su autoridad, dejó marcas de las complejas relaciones que se tejen puertas adentro de los despachos municipales.
El hecho de que los Secretarios se mantengan todos en su cargo habla a las claras de la continuidad sin desvíos de lo que Barbieri aceitó tan bien en su gestión. Las áreas funcionan por sí mismas y eso quedó demostrado en el último año, en el que el ahora Diputado Nacional prácticamente no gobernó y su actuación se redujo a demostrar su capacidad de articular diferencias, cosa que también tuvo que hacer ya no entre los que caben bajo su paraguas si no en el propio Acuerdo Cívico y Social a nivel nacional, cuya unidad en las elecciones fue garantizada por ese tercer puesto que aceptó a regañadientes y que además mantuvo al cobismo firme en sus aspiraciones de proyección nacional.
Aun cuando asegure: “Voy a tratar de imponer mi impronta y mi estilo de trabajo”, la labor de Guacone será fundamentalmente mantener encaminado el dispositivo de gobierno que comandan Vellón y Almada, cada uno con sus adláteres y funciones específicas, en las que tienen un poder decisorio que difícilmente pueda controlar el nuevo Intendente sin generar discusiones que podrían poner en peligro precisamente ese aceitado mecanismo del que puede jactarse la administración barbierista. El nuevo Jefe de gobierno lo sabe y es parte de su discurso: “Tengo un Municipio totalmente saneado y con un equipo armado, eso me da tranquilidad”, repite.
Los pocos cambios que hubo en el gabinete se reducen a ocupar la vacante que había en la Dirección de Turismo, donde Guacone ubicó a un hombre de su confianza y amigo personal, Fabián Bianchi, quien viene con proyecto propio para apuntalar el ambicioso plan de Norberto Atrip, que a veces de “ambicioso” pasa a “delirante” sin escalas.
La Dirección de Deportes estará a cargo de Dalmy Butti, que reemplazará a Sebastián Estévez, de cuya renuncia se dijo obedece a cuestiones personales que tienen que ver con la salud de familiares directos.
El desplazamiento de Clelia Ortuño Díaz se preveía desde mediados del año, cuando la por entonces aún Delegada de Río Tala recibió la noticia de que el acto del 25 de Mayo no sería en su localidad, como se esperaba, decisión que el Ejecutivo local habría tomado como respuesta a los problemas de organización que la Delegación tuvo en el aniversario del pueblo, cuyos criterios de homenaje, selección de artistas y la poca asistencia no fueron del agrado del Municipio. Su reemplazante, Gustavo Díaz, proviene del ala del radicalismo que ingresó al Acuerdo Cívico y Social local e integró la lista de Acción por San Pedro, llevando a Martín Pando como Concejal en un quinto puesto por el que nadie apostaba podrían alcanzar y sin embargo llegaron con lo justo tras meses de recuento de votos.
Al ex Secretario legislativo Guillermo Kelly se lo ve muy cerca del nuevo Intendente y ya trabaja en la zona de las oficinas de Facundo Vellón. En los próximos días habría anuncios sobre el cargo que ocuparía, que tendría relación con trámites municipales ligados al área educativa y facilitarían la articulación de las escuelas locales con la Provincia.
Horizonte 2011
Guacone tiene por delante dos años de gestión arduos. Barbieri se lleva en su haber una década de cuentas ordenadas, pero nada garantiza que al nuevo Intendente la suerte le sea similar. Además, el nuevo Concejo Deliberante tendrá una composición menos favorable al oficialismo, con nueve ediles a favor y nueve en oposición, y cuya mayoría se alcanza apenas con el voto doble de Sergio Rosa, Presidente del Cuerpo, quien aceptó su candidatura mirando hacia 2011.
Ese será también un punto del que Guacone no podrá desligarse. Varios sectores internos del Municipio, entre ellos fuertes hombres del sindicalismo apuntalan la idea de que si el flamante Intendente hace una gestión ordenada durante estos dos años tendrá que pelear por seguir en el cargo cuatro años más, con el voto popular. En ese caso, el Intendente y el Presidente del Concejo se verán envueltos en una disputa interna que puede ser afable o no, según se den las circunstancias.
Pablo Guacone tiene en sus espaldas la pesada mochila de la gestión más aprobada en las urnas por los sampedrinos. Con el rostro encendido, el Intendente asegura que cuando se dio cuenta de ello pensó: “A la pucha, ser Intendente; pero no lo tomo como una mochila. Me siento capacitado para llevarlo adelante y es un placer ser útil para mi ciudad”.
Mario se va
La herencia de Mario Sigue es importante. En términos positivos y negativos. A Guacone le quedan una causa federal que involucra a un funcionario al que no puede desafectar de su área para que se haga cargo de lo que venga, si es que Murray se dispone a movilizar la causa en profundidad; una ciudad partida en dos; una crisis frutihortícola sin precedentes que rompió la estructura productiva clásica del partido; por enumerar apenas algunas de las problemáticas más importantes.
Barbieri deja también los éxitos de su gestión, y hasta un paquete de obras que podrá disfrutar Guacone. En su discurso, el Jefe Comunal hasta 2011 anunció como puntales de su gestión obras que su antecesor debe desde su campaña de 2007 y otras que se aprobaron en los últimos meses, vía créditos. “La continuación del paseo costanero; la obra de gas de Santa Lucía; un plan de pavimentación e iluminación pública en distintos lugares de la ciudad, como la obra ya acordada con la Coopser en el barrio Villa Jardín; la escuela del barrio Banfield; el jardín de infantes en el predio de la ex depuradora; entre muchas otras cosas”, dijo. Todas obras que fueron anunciadas muchas veces y que por diversas cuestiones no fueron concretadas aún.
El único anuncio “casi” nuevo fue la afectación de 500.000 pesos del presupuesto 2010 para “colaboración en materia de seguridad”, algo que el Municipio ya hace, sin los resultados esperados por la población.
“Tengo toda la voluntad, buena predisposición, hay que reconocer que no se podrá cumplir con todos los compromisos, algunos serán más viables, otros menos. Cumplir todos los compromisos sería ideal”, se sinceró el flamante inquilino del despacho de Pellegrini 150.
Un tipo común
Guacone pasea en bicicleta por la costa. Saluda con una amplia sonrisa que acompañan sus ojos limpios, su importante nariz y el brillo de su cabeza ya sin pelo. Cuando habla por su blackberry mira el piso y da vueltas en pocos centímetros.
Los nervios le juegan no pocas malas pasadas en sus intervenciones públicas. Le pasó la noche de aquel sábado en que Barbieri anunció su candidatura y se supo que sería Intendente, cuando le dijo sin tapujos a tres periodistas de La Opinión que el problema de la nocturnidad eran “los negros de la tanguería”. Le pasó en el Concejo, cuando casi la emprende a trompadas contra Santiago Burgueño. En las entrevistas que dio en las últimas semanas también le tembló la voz ante determinados temas. No pudo ser de otra manera la noche de su asunción, cuando comenzó su discurso. “Obviamente los nervios me juegan una pasadita, un poco… por eso tengo que leer, pero se los digo con esto (señalando el corazón)”. También le pasó a lo largo del texto de menos de dos páginas que leyó, cuando en algunos pasajes las palabras esdrújulas le trabaron la oratoria.
Pablo Guacone tiene un enorme desafío por delante. En la calle, algunos sectores se complacen en reconocer que quien dirigirá los destinos de la ciudad en los próximos dos años es “un buen tipo”. A otros, esa misma característica los asusta. A los que simpatizan con la oposición les atrae pensar en la “debilidad” política del Intendente y se restriegan las manos pensando en 2011, aunque les preocupa que Barbieri siga muy de cerca el juego local y que sus propias internas coadyuven a repetir la historia de las elecciones de los últimos doce años.
Dicen que escoba nueva barre bien. Que los primeros cien días de gobierno son de luna de miel para cualquier político. Habrá que ver si Pablo Guacone, que es lo único nuevo en la cúpula del gobierno local, tiene esa suerte. El desafío es grande. Las expectativas también.