Ahora el “Tío” viaja en bicicleta
La historia es tan antigua como la propia bicicleta, pero sigue siendo efectiva. Otra vez, los amigos de lo ajeno, utilizaron el nombre de una persona muy conocida para llevarse un rodado de alto precio.
Lo bicicletearon al propio bicicletero, dijeron con picardía, quienes escucharon la insólita situación. La vieja historia del “Cuento del Tío” sigue dando buenos resultados a pesar de los años que carga sobre sus espaldas y los antecedentes con que cuenta en nuestra ciudad. No es la primera vez que un comercio del radio urbano termina siendo víctima de un hecho de estas características.
La modalidad es prácticamente la misma de siempre, pero cuenta con una particularidad: Hasta el momento no se conocen condenas ni sanciones para quienes han sido declarados responsables por los damnificados puesto que en la mayoría de los casos detectados han salido airosos. Estos particulares casos fueron asimilados con la “Viveza Criolla”, “Estafa” o “Robo”, pero en realidad nunca prosperaron, es decir que es un caso efectivo por mal que les pese a las víctimas.
Este nuevo episodio se produjo el Jueves pasado en la Bicicletería Carlitos, ubicada en Boulevard Moreno e Ituzaingó. Sobre el mediodía, aprovechando la ausencia del propietario, dos personas se acercaron e indicaron al empleado que iba a retirar “esa” bicicleta. “Nos manda el ex diputado Polimante”, dijeron. El trabajador, ante la “chapeada” de la pareja no lo dudó y les entregó la bicicleta que era la más cara que tenía el comercio en su interior pues está valuada en unos 2.200 pesos. “Eduardo después pasa y te deja la plata” dijeron, y partieron con el rodado.
Momentos después, cuando el propietario del comercio regresó y se enteró de lo ocurrido no dudó en sostener que se había tratado de un nuevo capítulo del “Cuento del Tío” y que le habían llevado una de las mejores bicicletas que tenía a la venta.
Se trató de una pareja que al parecer está acostumbrada a efectuar esta clase de operaciones. “Era un hombre flaco y alto, y una mujer rubia, de pelo largo y con un saco”, dijo Villarruel. Por los datos brindados se sospecha que se trata de una pareja que desde hace varios años se dedica a esta tarea. Aprovechándose de la buena voluntad de los comerciantes y su aspecto de buena gente, destacando el nombre de algún personaje de San Pedro, han sacado buenos réditos de sus avivadas. Además, particularmente, no es la primera vez que se cita el nombre de Eduardo Polimante, ante esta clase de situaciones. El propio ex diputado se encargó de aconsejar a quienes padezcan estos episodios que se aseguren bien antes de proceder, “estoy de turno”, aseguró.
La historia de siempre
Desde hace varios años a la fecha San Pedro se ha caracterizado por tener que soportar varios episodios caratulados como el “Cuento del Tío”. Es cierto que en algunos de ellos se han realizado denuncias y se los ha enmarcado bajo estafa, pero jamás avanzaron judicialmente y a pesar de que en algunos casos se reincidió.
La lista de “cuentos del Tío” es interminable, aunque algunos prefieren ser catalogados en ámbitos policiales como verdaderas estafas. Entre ellas se cuentan la venta de presuntos decodificadores de TV por cable que en realidad consisten en artefactos sin ninguna utilidad, la oferta de cursos y trabajos inexistentes y hasta la venta de planes de vivienda “truchos”.
La comercialización de decodificadores fue un “boom” que duró tan solo dos o tres días. Pero una persona que llegó a San Pedro con el novedoso electrodoméstico que reemplazaba al que ofrecía la empresa de cable terminó siendo un fiasco para los compradores. Se estima que el hombre vendió cerca de 200 aparatos a un bajo costo, si se lo compara con el precio del original. Quizás allí se basó la postura de los damnificados que en ninguno de los casos denunció lo acontecido ante las autoridades policiales.
Otra modalidad es a través del teléfono. Los delincuentes llaman diciendo pertenecer a una entidad bancaria u otra empresa similar. Charlan con los damnificados y los convencen para que compren una cierta cantidad de tarjetas telefónicas y les pasen los códigos.
Hace unos años, un joven que alteró los documentos de sus compañeros de trabajo, sacó créditos en varios comercios de la ciudad y efectuó importantes compras en las principales casas de electrodomésticos. Días después, se detectó el perjuicio que este joven había originado, pero la causa nunca prosperó. A estos casos, bien se podrían incorporar como “Cuento del Tío” la situación por la que aun atraviesan los originales propietarios de la casas del Barrio San Francisco de Asís, o los vecinos que confiaron en “Tony” Correa, Villaverde y Espíndola, abonando una importante cifra de dinero por unos terrenos que jamás pudieron ocupar porque no pertenecían a quienes los vendían. En fin, hay muchos más ejemplos, muchos perpetrados contra jubilados pero no conviene seguir dando ideas.