Agustín Leiva, en libertad pero comprometido
La misma Jueza de Garantías que había otorgado la detención cuando allanaron su vivienda, ahora lo liberó. El joven de 29 años está imputado en un caso de estafa contra un matrimonio de jubilados que fueron engañados. La Justicia investiga las conexiones y busca establecer quién lo acompañaba al momento de perpetrar el hecho.
A pesar de la medida adoptada por la Jueza de Garantías María Eugenia Maiztegui, Agustín Leiva, el joven de 29 años acusado de estafar a una pareja de jubilados de 78 y 89 años el jueves de la semana pasada cuando fueron engañasdos en su propia casa del barrio Las Canaletas, sigue imputado como partícipe directo del hecho.
Lo sorprendente del caso es que la misma Jueza que otorgó la libertad al joven de clase media que se movilizaba en un auto de alta gama, el pasado viernes había otorgado la detención en el mismo momento en que fue capturado por la Policía, a raíz de las pruebas contundentes que había reu-nido la instrucción a cargo del Fiscal Marcelo Manso.
Pruebas para la detención
Las cámaras de seguridad que el municipio colocó en distintas arterias, el testimonio de las víctimas y el dinero hallado en uno de los allanamientos serían pruebas más que suficientes como para que el exarquero de Paraná y corredor de Picadas siga imputado en la causa. De cualquier manera, en la tarde de ayer martes la Justicia le otorgó el beneficio de excarcelación.
La causa está a cargo del Fiscal Marcelo Manso, quien no solo está abocado a la tarea de desentramar esta historia sino también la de develar quién era la persona que acompañaba a Leiva en el momento en que protagonizó el hecho. Algo que por el momento no ha podido ser posible debido a que el imputado se defendió diciendo que él no tenía nada que ver, que ese día había dejado el auto en el lavadero. Aun así, las imágenes y los testimonios dicen todo lo contrario. “La persona detenida sería la que fue a la casa de esta pareja y se llevó el dinero y alhajas. Había un segundo participante que fue el que tuvo una comunicación telefónica”, confirmó el Fiscal Manso.
Este caso ha tenido la particularidad de que ganó la calle rápidamente y por tratarse de “personas conocidas”, el debate social se instaló más rápido que los propios carriles de la Justicia por donde transita la causa. “Todos saben algo”, quienes, cuándo, dónde y por qué, pero poco se ha aportado. Por ahora trascendidos, aunque en cualquier momento podría haber novedades. Será cuestión de “sacudir el plumero”, aseguran quienes siguen de cerca el tema.
“Hola, vengo a buscar
las alhajas”
Está claro que esta presunta banda contaba con datos precisos sobre los últimos movimientos económicos de la familia afectada. El hecho se desencadenó el jueves pasado cuando el matrimonio damnificado recibió un llamado en que les indicaban que en minutos pasarían a retirar dinero y joyas.
Momentos después arribó un auto de alta gama marca BMW oscuro, del que descendió un joven que fue quien recibió de manos de la víctima la cartera con 50.000 pesos en efectivo discriminado en papeles de 100 pesos, 3800 dólares y alhajas varias. Cuando se retiraban de la casa ubicada en San Lorenzo al 1900, arribó el hijo de los jubilados, quien si bien no logró evitar que los estafadores se fueran sí los vio, algo que resultó muy importante para la investigación.
Con todos estos datos y las propias imágenes de las cámaras de seguridad, la investigación se movió con rapidez. Entre la mañana y el mediodía del viernes hubo tres allanamientos, dos en el radio urbano de la localidad y otro en un departamento del lujoso complejo Apart Club San Pedro donde Agustín Leiva estaba viviendo.
Los resultados fueron positivos ya que además de detener al imputado se lograron secuestrar 20 mil pesos en efectivo discriminados en papeles de 100 pesos, algunas cadenas que podrían ser parte de lo robado a los jubilados, cuatro bochitas con cocaína y el auto BMW que habría sido el utilizado en el momento del hecho y que es propiedad del mismo Leiva, según se pudo certificar ante algunas versiones sobre la legitimidad del rodado.