Adiós a “Lo tiene todo”: del Kiosco Plaza a Evalu’s, cerró un comercio icónico de San Pedro
El histórico comercio de la familia Romero cerró sus puertas para siempre este lunes. Tres generaciones trabajaron en lo que comenzó como un kiosco y se convirtió en disquería, casa de instrumentos y bazar de novedades importadas al comienzo de la era electrónica.
La historia dirá que entre 1965 y 2023 existió en San Pedro un comercio que se hizo famoso por cumplir con su ambicioso eslógan: “Lo tiene todo”. Primero Kiosco Plaza y luego Evalu’s, el comercio de la familia Romero cerró este lunes para siempre.
La persiana de rejas que permitía ver la vidriera desde la vereda se bajó por última vez. Detrás, un cartel de inmobiliaria que dice “se alquila” y que estaba puesto desde hace un tiempo selló el destino de un negocio que cosechó miles, acaso millones de anécdotas.
Nació como un simple kiosco y rápidamente se transformó en otra cosa. El crecimiento lo puso como referencia en la zona de plaza Belgrano, a lado del Bar Plaza estaba el Kiosco Plaza, “Lo tiene todo”.
En algún momento los hermanos Romero se separaron y mientras uno se quedó con la tradicional ubicación, el otro fundó Evalu’s en Pellegrini y Ruiz Moreno. Más tarde, con ese nombre, volvió a la histórica sede para seguir con la historia de “Lo tiene todo”.
Que era una disquería donde se conseguían discos, cassettes y CDs de todos los géneros, con las novedades de último momento y hasta con la posibilidad de escuchar en cabinas individuales con auriculares, como en las grandes ciudades.
Que era el sitio obligado para músicos y DJs de todos los estilos y bolsillos, ya que en su interior había equipamiento nacional e importado, de máxima calidad y económico, para profesionales y para principiantes, para el rockero, el folklorista y el tropical.
No sólo para el músico sino también para el diletante: parlantes, equipos de música, walkmans, discmans, reproductores de video, videocámaras, radiograbadores, radios, televisores, todo también abarcaba la gama de calidad, precio y tamaño.
Y en la vidriera de la derecha de quien entraba al comercio, otra de sus grandes referencias: juguetes, adornos, encendedores, binoculares, relojes y todo tipo de accesorio con la característica que definía en buena parte a “Lo tiene todo”, la electrónica, el “chirimbolo importado” del que fue vanguardia en la ciudad.
A medida que pasaban los años se fueron aggiornando, reconvirtiendo a las necesidades tecnologícas y supieron ser también una referencia en materia de videojuegos.
Además, también hacían “milagros” para recuperar equipamiento que dejaba de funcionar y, por supuesto, para cada rubro el amplio salón oficiaba de punto de encuentro entre quienes no perdían oportunidad de charlar sobre lo suyo entre sí y con ellos, una familia que también tuvo vínculos con la música y el arte.
Ahora, con la persiana baja y el entrepiso que supo estar atiborrado de instrumentos vacío, el local frente a plaza Belgrano espera nuevos horizontes. En la familia, al menos uno de los miembros decidió emprender un camino similar al que trazó el histórico comercio.
La compra por internet, el acceso cada vez más ilimitado a tecnología diversa, la obsolencia programa de artefactos y dispositivos que ahora se compran en gigantes cadenas financieras que tienen nombre de casa de electrodomésticos contribuyeron al fin de una manera de comprar y vender que era también una manera de ser.
Fueron casi 60 años de trayectoria. La historia se va acordar de “Lo tiene todo”, un símbolo de más de una época y el referente de varias generaciones que no podrán olvidar que ese lugar supo ser, como decía el lema de Evalu’s que sobrevive bordado en cientos de estuches de instrumentos, “donde vive la música”.
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