Adiós a Agustín Batalla, un apasionado del fútbol: su fanatismo por River y el rol de director técnico en el equipo de sus amigos
El deceso del joven de 28 años con síndrome de Down que falleció el martes tras haberse contagiado coronavirus consternó a la sociedad. En redes sociales miles de vecinos lo despidieron y destacaron su forma de ser y la alegría que transmitía donde frecuentaba.
“Un ser de luz”, coinciden quienes conocieron a Agustín Batalla, el joven de 28 años con síndrome de Down que falleció el martes tras permanecer varios días internado en terapia intensiva del Sanatorio Coopser como consecuencia del coronavirus.
Agustín era un apasionado del fútbol y fanático de River al punto que tenía contacto con Leonardo Ponzio, ídolo del Millonario a quien conoció personalmente y con el que dialogaba a menudo vía telefónica. Además, en 2016 participó de la carrera integrativa de 2 kilómetros de la Maratón Solidaria que organizó el Gimnasio ATP, al que concurría por entonces, para recaudar fondos para Torcuato “Toto” Basante.
Su partida conmocionó a la sociedad de San Pedro y en redes sociales se multiplicaron los homenajes y mensajes de despedida, entre ellos el del kinesiólogo y escritor Franco Chiorazo, amigo suyo y jugador de Pachanga Unidos, equipo que dirigía en los campeonatos internos de fútbol de Náutico y al que llegó a través de Matías Erbin, el prestigioso preparador de boxeadores actualmente afincado en Los Ángeles, Estados Unidos.
En su rol de director técnico, llevaba la planilla y la pelota, llamaba a los jugadores y les daba la charla técnica antes del partido. Durante el juego, desde el perímetro se escuchaban sus indicaciones. De vez en cuando, no contento con la labor arbitral, discutía con los jueces y en más de una ocasión lo expulsaron. Enemigo de los rencores, siempre dejaba la cancha con buena relación. Tampoco faltaron los partidos en los que entró a jugar y hasta festejó algún que otro gol.
El post encuentro era, para Agustín, un momento de festejos, sobre todo cuando Pachanga Unidos ganaba. Animaba la celebración y en su repertorio sobresalía la imitación a Rodrigo, el cantante cordobés de cuarteto. También hacía karaoke y, fuera del fútbol, relataba jineteadas.
El hijo del productor rural Alberto Batalla y hermano de las psicólogas Gabriela y Yanina, que trabajaron en los equipos Covid-19 durante la pandemia, era muy querido en el ambiente del fútbol del club celeste que lo despidió a través de Facebook y la publicación sumó cientos de cometarios y se viralizó por la red social.
Agustín es una de las 159 vidas que el coronavirus se llevó en San Pedro. Una de las 159 historias que dejaron de escribirse por una pandemia que, en casos como estos, duele aun más. Una persona muy querida, con valores que no abundan en la sociedad y que en solo 28 años dejó una huella digna de caminar.
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