Aceite de Cannabis: Joaquín es el primer niño sampedrino en iniciar el tratamiento
El hijo mayor de Nadia Oilher y Víctor Pereyra padece citomegalovirus desde que estaba en el vientre de su madre. La enfermedad le trajo aparejada una epilepsia refractaria que lo hacía convulsionar cerca de 200 veces por día. Tras ocho años de incesantes tratamientos con medicamentos de todo tipo, el caso de Josefina, una niña con epilepsia de Villa Gesell que comenzó a ser tratada con aceite de cannabis, les dio una nueva esperanza.
En la edición 1295, La Opinión contó la historia de Joaquín, el niño de 9 años que comenzó a ser tratado con aceite de cannabis. Sus padres, Nadia y Víctor, al aire de Sin Galera, reviven los momentos más difíciles que tuvieron que sortear para encontrar el tratamiento que logró bajar la cantidad de convulsiones que sufre Joaquín por día.
"Durante los primeros seis meses fue algo normal, lo veíamos feliz, éramos feliz. Siempre era soñar con lo mejor. Un día, conocidos, familiares, nos empezaron a decir, che fijate, Joaquín tendría que poder sentarse, y para nosotros si la profesional decía que estaba bien, estaba bien", explican.
Tras una larga batalla contra los malos diagnósticos en centros médicos sampedrinos, la familia llegó al Fleni, donde le diagnostican citomegalovirus y comezaron con numerosos tratamientos. "Empezamos con medicamentos, estaba bien una semana y a la siguiente volvía a tener convulsiones. lo llevamos a todos lados para ver cómo seguía. Cada vez que tenia convulsiones, se olvidaba lo que había aprendido", relata Nadia.
Un día, Víctor conoce por medio de un noticiero el caso de Josefina, una niña de Villa Gesell con el mismo tipo de epilepsia, cuyos padres ganaron una batalla a la Justicia para lograr que el Estado los autorice a usar la sustancia en el tratamiento de su hija. “La última opción fue el aceite. El médico no quería. Ningún médico te lo va a sugerir. Nos dijo que teníamos que empezar con los prequirúrgicos. Él estaba esperando que nosotros lo decidamos y ahí nos dijo: ‘Traéme todos los papeles que haya que llenar que te los lleno’”, cuenta Victor.
"De 200 convulsiones con las pastillas bajó a 70 por día, y con el aceite de cannabis bajo a una sola", sintetizan los padres de Joaquín, que hoy, además de ir a la escuela, jugar con sus hermanos y hacer sus tratamientos de estimulación, "puede dormir toda la noche".