Abuso, linchamiento y homicidio en Gobernador Castro
Una mujer denunció a un hombre por haber manoseado a su hija y luego lo atacó a golpes junto a un grupo de personas. La golpiza le provocó la muerte, por lo que la Justicia ordenó detener a los agresores. Hubo manifestación en el pueblo para pedir la liberación de la madre. Evalúan la situación de un menor de edad.
Gobernador Castro está conmocionada desde que la semana pasada un grupo de personas linchó a un hombre de 36 años, identificado como Manuel Ángel Romero, a quien una golpiza le provocó la muerte luego de que una mujer lo denunciara por haber manoseado a su hija de cuatro años.
Por el hecho hay dos personas detenidas, la mujer, identificada como Gabriela G. –su apellido se evita para proteger la identidad de su hija, víctima de abuso sexual–, de 34 años, y un joven de 27, Julián Gallardo, y otras dos que permanecían prófugas y eran intensamente buscadas por la policía, de las cuales una, identificada como Néstor Laurito, tenía intención de entregarse y para ello envió a un abogado a Fiscalía.
A Gabriela G. la detuvieron de inmediato. Para apresar Gallardo, en cambio, hubo que esperar varios días de diligencias judiciales, toma de declaraciones testimoniales y hasta allanamientos fallidos en los que no se había podido dar con el joven, que estaba en la propia localidad.
A los prófugos también los allanaron en sus domicilios de la localidad de La Emilia y San Nicolás, sin éxito hasta el cierre de esta edición. Además, la Justicia analiza la situación de otras dos personas que están relacionadas con el hecho y que también podrían ser imputados por el asesinato. Son una mujer mayor de edad y un joven de 16 años. Si ese adolescente es acusado de haber participado de la golpiza que acabó con la vida de Romero, el expediente deberá pasar a manos de la Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil.
Tres días de bronca y locura
Gabriela G. y Manuel Ángel Romero no eran amigos, pero se conocían. En una localidad donde el poco trabajo que hay es en la zona rural, todos se conocen. Ellos, además, compartían vivienda: ambos residían en una especie de conventillo donde nunca está demasiado claro qué espacios ocupa cada uno y dónde está el límite de la privacidad.
A la hija de Gabriela G., de cuatro años, Romero no sólo la conocía por convivir bajo el mismo techo. También alguna vez la había llevado de la mano al jardín. El sábado, ella denunció en la Comisaría de la Mujer que él había manoseado a la nena. La denuncia recayó en la Fiscalía 11 de San Pedro, que desde San Nicolás conduce Viviana Ramos. La revisación sobre la víctima permitió establecer que no hubo acceso carnal y que la carátula correspondiente era abuso sexual simple.
Los pasos judiciales siguientes, en medio de la feria y con un departamento judicial carente de los recursos necesarios para actuar como se espera ante casos como este, fueron solicitar turno para la pericia psicológica previa a la declaración en cámara Gesell de la niña, que será la prueba fundamental para establecer si la denuncia de la madre tiene asidero y avanzar en el trámite de la causa.
Pasaron tres días desde la denuncia hasta el desenlace fatal. Romero se había ido de la casa conventillo donde había ocurrido la situación que denunció Gabriela G. Se mudó a pocas cuadras, a la “Pensión de Mencho”, ubicada en calle Italia. Allí compartía habitación con un hombre de avanzada edad que fue testigo presencial de la golpiza.
Alrededor del mediodía del miércoles pasado, una turba violenta entró sin miramientos a la pensión en busca de Romero. En la causa obra que eran seis. Entre ellos estaban Gabriela G., que blandía un palo, Julián Gallardo y los dos prófugos. Le pegaron con ese elemento contundente, lo hirieron con un cuchillo en la zona de las piernas, como si tuvieran intención de cortarle los genitales.
Cuando creyeron que la faena estaba lista, huyeron. Cuando se iban, llegaba la policía. Los efectivos del Destacamento de Gobernador Castro que concurrieron a la pensión los vieron escapar a la carrera y pudieron identificarlos. Su testimonio coincidió con el del testigo presencial, lo que permitió esclarecer rápidamente el hecho.
Cuando los policías entraron a la pensión, Romero no quiso asistencia. Más tarde, cuando caminaba rumbo a la casa conventillo donde vivía antes cayó en una zanja. La ambulancia del hospital de Gobernador Castro lo trasladó a San Pedro, donde pasadas las 22.00, falleció. Tenía un severo traumatismo de cráneo, con el hueso partido y a su arribo a la Guardia los médicos ya sabían que su cuadro era irreversible.
Un reclamo por Gabriela G.
La fiscala Ramos dispuso la inmediata detención de la mujer que había denunciado a Romero por abusar de su hija. Ella y los otros tres acusados de matarlo a golpes están imputados por el delito de “homicidio premeditado calificado” y podría caberles una pena de prisión perpetua.
El sábado por la mañana, un pequeño grupo de personas se reunió en Gobernador Castro para expresarse reclamar “justicia” por lo sucedido y pedir la liberación de Gabriela G.
“Su hija necesita la contención de su madre”, “Basta de investigación sin protección”, “Gabi, tus hermanos estamos con vos”, fueron algunos de los mensajes que los manifestantes escribieron en cartulinas de colores para mostrar durante la protesta.
Algunas preguntas para la fiscala Ramos
En la última semana, la titular de la UFI 11 habló en todos los programas periodísticos de emisoras de radio de la ciudad menos en Sin Galera. No atendió los llamados de La Opinión. Los periodistas de este medio sólo querían hacerle algunas preguntas, que son las que muchos se hicieron en mensajes y comentarios acerca de los hechos que se difunden en esta página.
¿Qué medidas tomó apenas conoció la denuncia? ¿Cuáles son los pasos habituales ante un caso como este? ¿Qué le corresponde a fiscalía y qué al Juzgado de Garantías? ¿Qué organismos del Estado se hacen cargo de la víctima, una nena de cuatro años? Son preguntas que parecen un tanto obvias, pero que ameritan una respuesta oficial. Desde el robo a la sede de Fiscalía que La Opinión espera un informe de Ramos. Desde entonces, también, no hubo más notas para este medio.