“A la Argentina”, el país despidió a Diego Armando Maradona
Miles y miles de personas dieron el último adiós al astro del fútbol mundial en Capital Federal donde la fila para entrar a la Casa Rosada llegó a ser de más de 20 cuadras. Hubo cánticos, banderas, camisetas y fuegos artificiales como también incidentes y represión de la Policía para evitar desmanes mayores en un velatorio que fue muy corto.
Argentina fue más Argentina que nunca para despedir a Diego Armando Maradona, el gran ídolo popular que se fue físicamente mucho antes de lo que se esperaba a sus jóvenes 60 años, aunque en ocasiones “preparó” a todos para un duelo que llegó en el momento menos pensado y en el marco de un año olvidable donde sólo él dejó en segundo plano a la pandemia de coronavirus.
Más de un millón de personas se juntaron en Capital Federal, en Plaza de Mayo y sus alrededores, para ingresar a Casa Rosada y darle el último adiós antes de que sus restos se sepulten en el cementerio privado Jardín de Bella Vista a dónde el cortejo fúnebre llegó empujado de otro millón de personas.
Pero en el corazón de Buenos Aires, lugar de un sinfín de hechos históricos, ocurrió uno que superó a todos, el que nadie esperó nunca. Adentro, la familia del 10, Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner, Claudio Tapia y un sinfín de allegados a él por la pelota. Afuera, la gente por la que el país recibe halagos en el mundo cada vez que hay un evento deportivo por su apoyo a la celeste y blanca. La misma gente que el miércoles ni bien se supo de su muerte copó diferentes zonas, desde su casa hasta la morgue y, después, se juntó en Plaza de Mayo a esperar el velatorio.
Desde las 6.00 de este miércoles, miles de argentinos desfilaron por Casa Rosada y pasaron frente al féretro. Un rato después, hubo algunos incidentes cuando se quiso desalojar la plaza para organizar la cuestión. Hasta las 14.00, todo dentro de un contexto lógico.
El velatorio, por orden de la familia, se previó hasta las 16.00. Se estiró después de algunas corridas hasta las 19.00 pero las horas no alcanzaban y mucha gente que desde hacía horas estaba en la cola, no iba a poder ingresar. Mientras tanto, la barra brava de Gimnasia de La Plata llegó hasta el frente del palacio del Gobierno Nacional y empezaron los problemas.
La fiesta se transformó en corridas por la represión de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires que se vio desbordada como un rato antes en la intersección de las avenidas De Mayo y 9 de Julio. Adentro de la Casa Rosada ingresó mucha más gente de la prevista que copó el Patio de las Palmeras y alrededor de las 16.00, tras un cónclave entre la familia de Diego con él como testigo y autoridades nacionales, la despedida se terminó.
Los restos de Maradona fueron retirados de la Capilla Ardiente para ser sepultados en Bella Vista. Miles de argentinos se quedaron sin verlo por culpa de unos pocos que mostraron al mundo el lado “negativo” de una Argentina que tiene todo, que tiene y seguirá teniendo a Maradona como referente en todo el mundo.
Más allá del asterisco que se hubiese alivianado (sí, no hubiese alcanzado ni una semana para que los millones de argentinos le den el último adiós) si la familia aceptaba que se extienda el velorio, la despedida fue una fiesta con cánticos -muchos contra “los ingleses y brasileros”- que convirtieron las calles en estadios, muchos estadios.
Camisetas de todos los equipos, de Boca y de River entrelazadas, por citar algunas; banderas y fuegos artificiales también fueron parte de un hecho inédito que nadie esperó ni deseo, por eso los que lograron entrar a saludar al personaje más importante de la historia salieron con lágrimas en sus ojos.
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