26 años sin Osvaldo Morresi: “Era un personaje, un tipo espectacular”, recordó Tito Urretavizcaya quien debutó en el TC con un auto de él
Hoy se conmemora un nuevo aniversario del fallecimiento del piloto de San Pedro en 1994 durante una carrera de Turismo de Carretera (TC) en el circuito semipermanente de La Plata y uno de los amigos que le dejó el deporte destacó su forma de ser, esa que lo llevó a ser ídolo de Chevrolet a pesar de que no ganó títulos con la marca: "Una vez en Buenos Aires en la última vuelta me tocó, se dio cuenta que había estado mal y me devolvió el puesto nuevamente. Yo salí segundo y él, tercero. Ahí te das cuenta que era un caballero".
En San Pedro Osvaldo "Pato" Morresi tiene un documental, museo y, desde el 2019, la medialuna que rodea a la plazoleta Fray Cayetano Rodríguez lleva su nombre. Sin embargo, aunque lo material invoca inmediatamente su recuerdo, sus allegados y quienes lo conocieron destacan su "forma de ser" y consideran que es lo que lo llevó a ser ídolo de Chevrolet a pesar de que nunca ganó un título con la marca.
Su recuerdo florece cada 27 de marzo, como hoy que se conmemora el 26º aniversario de su fallecimiento en 1994 durante una carrera de Turismo de Carretera (TC) en el circuito semipermanente de La Plata. Y quien recordó sus atributos en una entrevista con La Opinión fue Roberto "Tito" Urretavizcaya, uno de los amigos que el sampedrino hizo en el automovilismo y quien lo idolatra, aun cuando el oriundo de Chacabuco también fue un reconocido piloto que ganó diez carreras en el TC y logró un título en la Fórmula Renault Bonaerense.
– ¿Cómo se conocieron?
-Con el Pato nos conocimos en el Turismo Nacional. Él en el 80 hizo algunas carreras y yo hice en el 80 mis dos primeras carreras. Él se me arrimó un día en Alta Gracia y nos quedamos charlando. El Pato era un personaje muy amigable, muy frontal, bárbaro. Después yo lo seguí mucho, cuando empezó el TC yo por ser hincha de Chevrolet era hincha de él y cuando iba a alguna carrera me arrimaba a charlar con él. Después terminé corriendo el auto que dejó en Supertap. Las veces que estuve en el box de Supertap fue por la amistad que tenía con él y no todavía con la familia Nicieza.
– ¿Qué tipo de persona era Morresi afuera y arriba del auto?
-Afuera era un tipo espectacular, amigable y bárbaro. Arriba del auto era un guerrero, un peleador que siempre iba al frente y sin pensar por qué. Era un aguerrido nato, de ir a pelear al frente. No tuvimos muchas carreras juntos, nunca peleé con él una carrera, sólo alguna vez en Buenos Aires una vez que en la última vuelta me tocó, se dio cuenta que había estado mal y me devolvió el puesto nuevamente. Me toca de atrás y levanta para darme el puesto. Yo salí segundo y él tercero. Ahí te das cuenta que era un caballero, otro hubiese peleado después porqué había sido el toque. Son pocos los pilotos que hacen eso.
– ¿Cómo se dio tu llegada a Supertap y qué significó para vos conducir el auto de tu ídolo?
-Yo lo seguía y seguía al equipo porque es de Chivilcoy, muy cerca de Chacabuco donde estoy yo, pero la amistad mía era con él. Después cuando me vinculé con Julio Nicieza, que fue una vinculación amistosa porque el Pato siguió yendo al box, para mí fue un orgullo bárbaro debutar en el TC con la Chevy de él y con un Chevrolet que yo era hincha de la marca. Después de ahí creo que hicimos más amistad porque yo no frecuentaba tanto las carreras de TC, iba una vez por año. De ahí empezamos, él se subió con Satriano y ahí lo empecé a tratar más. Era un personaje, un tipo lindo para compartir en todo momento.
-Pasaron 26 años desde que ya no está entre nosotros, ¿Cómo se explica que siga tan latente mismo también en el ambiente del automovilismo por el que pasaron miles de pilotos?
-Por la forma de ser de él. Él se ganó eso que la gente lo haya querido tanto. Tenía una forma muy especial con el público, la gente y la hinchada. Él está muy metido en la hinchada de Chevrolet más allá de que también creo que estuvo en Dodge.
– ¿Participaste de algún homenaje en San Pedro de todos los que le hicieron?
-Sí, una o dos veces estuve. Estuve el día de su entierro y sigo vinculado con mucha gente de San Pedro que siempre cuentan anécdotas del Pato.
– ¿Con la familia sigue el contacto?
-No tanto. He estado alguna vez en alguna carrera con el hijo (N. de. R.: Juan María Morresi) pero no he tenido tanta relación. La relación la tenía con el Pato y sus amistades de ese momento.
-De los pilotos que están en el TC en la actualidad, ¿alguno tiene características similares al Pato Morresi?
-No sé. Conductivamente hay varios chicos que van rápido como iba el Pato. Pero la forma que tenía él de visitar box por box, charlar con todos y tomar mates, no existe más. Hoy es más matemático todo, todo más frío. El Pato tenía una forma de ser que donde llegaba se hacía sentir rápidamente. El rompía ese esquema, era su vida, su forma de ser y sus amistades. Era súper amigable y agradable para compartir momentos, era un tipo muy divertido.
Morresi se accidentó y murió el 27 de marzo de 1994, a los 41 años, junto a su acompañante Jorge Marceca en una carrera del TC en La Plata en la que se despistó y su Chevrolet impactó contra un talud de tierra. En sus 20 temporadas de trayectoria fue campeón del Turismo Nacional Clase 2 con un Fiat 128 en 1978 y en el TC ganó ocho de las 157 finales que disputó.
Desde el día en que dejó de estar entre los sampedrinos, su leyenda se agigantó y cada aniversario la ciudad lo recuerda con un homenaje del que participan fanático de otros lugares, evento que en 2020 se organizó en otra localidad pero no se pudo llevar a cabo por la pandemia de coronavirus.