Vuelta de Obligado: vecinos y prestadores tuvieron que limpiar para recibir turistas en Semana Santa
El monumento y el sitio histórico estaban en condiciones deplorables. Hay reservas para el fin de semana extralargo y pretenden que el paraje esté de la mejor manera para recibir a los turistas.
Este jueves comienza el único fin de semana extralargo que comprenderá seis días en los que San Pedro espera la llegada de turistas.
Con escasa oferta de entretenimientos por parte del Municipio, un grupo de prestadores y guías que acompañan a los visitantes interesados por conocer en profundidad la historia de la batalla que se conmemora cada 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, pusieron en marcha un operativo de limpieza y reacondicionamiento de los lugares más visitados.
Desde la última y breve creciente del río Paraná el sector de la playa pública se ha mostrado muy abandonado, con restos de camalotes secos, ramas que fueron arrastradas por el agua y todo tipo de residuos que con la bajante quedaron al descubierto.
En febrero hubo reclamos y se reacondicionó el espacio frente a la costa. El miércoles llevaban un cargamento de arena.
El Monumento nacional fue el primer objetivo de los voluntarios que, herramientas en mano y sombreros o pañuelos en la cabeza, no tuvieron miedo a arrancar yuyos de raíz, sacar barro a pala o juntar residuos.
El Monumento, que está bajo custodia de personal de Prefectura y ubicado en la reserva natural ofrece la visita al Museo de la Batalla de Obligado, y el invernadero de especies autóctonas donde algunas personas, entre ellas el guardaparque Aldo Lamicella, trabajaron intensamente para la recuperación de la flora del lugar, están literamente abandonados.
De ese lugar, donde hasta el miércoles las cadenas estaban sostenidas por un yuyal, el grupo de voluntarios sacó kilos de barro y pasto que tapaban las canaletas de drenaje de la lluvia de agua cristalina que cubren los simbólicos eslabones y actualmente lo único que presenta son pérdidas de agua, porque no funciona y tampoco tiene mantenimiento alguno.
No hace falta más que unos litros de nafta y buena voluntad para presentar la casa limpia a los visitantes. Cuando terminaban la tarea se supo que un pequeño tractor comenzó a distribuir arena de la playa para dejar prolijo el lugar. Tal vez, la acción de los voluntarios apuró la agenda para resolver la situación que dejó la creciente.
Mientras los prestadores que dependen del gasto diario de los turistas trabajan a destajo para que todo esté en condiciones, el Estado local parece no darse cuenta que a este paraíso natural sigue llegando gente con ganas de disfrutar.
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