La Justicia identificó al autor del crimen en Nápole y reúne elementos para ordenar su detención
La investigación avanzó al cierre de esta edición y la recolección de testimonios permitió identificar a quienes participaron de la pelea dentro del boliche ubicado en Mitre 1120, donde según el Fiscal Manso fueron atacados los jóvenes de Ramos Mejía heridos, uno de los cuales murió en el Hospital. Entre ellos, hay uno que fue sindicado como el autor de los puntazos, asestados con un arma blanca tipo facón. El debate sobre la noche y la seguridad, tras un hecho que sucedió a una semana de la polémica sobre presuntas connivencias y falta de apoyo para cumplir con los controles de Nocturnidad.
La Justicia tiene establecida la identidad de quien utilizó un arma blanca para herir a tres jóvenes el lunes por la madrugada en el boliche Nápole, en una investigación que ya tomó decenas de declaraciones a personas que esa noche estaban en el lugar donde fueron atacados los turistas oriundos de Ramos Mejía y producto de lo cual uno de ellos, de 24 años murió.
El Fiscal Marcelo Manso aseguró que además de tener identificadas a las personas que protagonizaron la pelea en el interior del local, los diversos testimonios recogidos permitieron señalar a una persona como el máximo sospechoso de ser el autor material del asesinato.
Al cierre de esta edición esperaban medidas procesales que permitan llegar a la producción de prueba contundente que contribuiría a la satisfacción de los requisitos necesarios para solicitar una orden de detención contra quien está sindicado como el responsable de haber portado y utilizado el arma homicida.
La causa tiene su complejidad y la investigación avanza sin descanso, aun cuando los elementos probatorios para establecer qué sucedió el lunes por la madrugada en el boliche ubicado en Mitre 1120 no parecían lo suficientemente claros.
A la gran cantidad de testigos que no pueden ofrecer precisiones –podría haber imputados por falso testimonio– hay que sumar el hecho de que las imágenes que tomó una de las dos cámaras que deberían haber estado en funcionamiento de manera obligatoria en el local no aportan demasiado y el domo ubicado en Mitre y 3 de Febrero no funciona, por lo que en el Centro de Monitoreo municipal nunca se enteraron de lo que sucedió.
Al cierre de esta nota, Manso recababa otros datos y se esperaba que hubiera algunos resultados en las diligencias que solicitaría al Juzgado interviniente.
Madrugada trágica
Pablo Hernán Caballero tenía 24 años. Murió en el Hospital local, donde ingresó con una herida cortopunzante provocada por un arma blanca de importante tamaño, que alcanzó la arteria aorta y la vena cava de su cuerpo.
Oriundo de Ramos Mejía, una de las ciudades que conforman el partido de La Matanza, solía venir a San Pedro con su hermano Víctor Hugo, de 32, y otros amigos, entre ellos Maximiliano Nicolás Sosa (20). Ninguno de los tres podía pensar que en una de esas visitas de pesca y entretenimiento iban a participar de una pelea en la que resultarían apuñalados. Mucho menos que uno de ellos iba a morir producto del brutal ataque.
Eran 15 en total los amigos que habían alquilado una quinta en la zona camino al aeroclub, como tantas otras veces. Ese domingo, tras la previa en ese campo, se dirigieron al boliche Nápole, ubicado en Mitre 1120 y habilitado como “confitería bailable”.
Dentro del local, bailaron y bebieron. En determinado momento, algo pasó y hubo gresca con otro grupo, que de acuerdo a lo reconstruido hasta el momento estaría conformado por sampedrinos. También había chicas en la zona del conflicto. De hecho, algunas eran amigas locales de los turistas.
Todo fue muy rápido. El personal de seguridad intervino y los que participaban de la pelea fueron expulsados del lugar. Afuera, se dieron cuenta de que estaban heridos cuando Pedro Caballero se desvaneció. La cantidad de sangre que perdió fue muy importante en esos minutos.
Según la pericia que obra en el expediente de la causa, la sangre quedó adentro y afuera, lo que le permite al Fiscal Marcelo Manso sostener que “por lógica, el hecho tuvo que haber tenido lugar dentro del local”.
Uno de los amigos de Caballero, que todavía estaba a las trompadas con otros afuera de Nápole, asistió a su amigo cuando se desvaneció. En su camioneta llevó al hospital a Pedro, Víctor Hugo y Maximiliano, todos heridos.
En la Guardia, actuaron rápidamente para atender al más grave, a quien ingresaron de inmediato al quirófano. Había perdido mucha, muchísima sangre. Nada pudieron hacer por salvarlo. Los esfuerzos fueron en vano.
La herida más grave fue la del tórax, a la altura de la tetilla izquierda, y tenía “un corte profundo en la espalda a la altura del riñón, muy profundo”. A las 6.30, dos horas después del hecho en Nápole, Pedro Hernán Caballero, de 24 años, murió.
Su hermano Víctor Hugo sufrió una herida en la axila derecha y Maximiliano Nicolás Sosa en el pecho. Ambas lesiones no eran comprometedoras, al punto de que los dos jóvenes decidieron irse de alta por sus propios medios el lunes por la tarde, cuando todavía la morgue judicial no había entregado el cuerpo del fallecido tras la autopsia de rigor.
Una causa con algunas complicaciones
El Fiscal Marcelo Manso tomó cartas en el asunto recién a las 6.30 de la mañana, cuando le avisaron que había un muerto. La policía ya estaba en el lugar cuando el titular de la UFI 5 ordenó lo que en jerga judicial se denomina un “allanamiento de urgencia” para preservar la escena.
El abogado de Federico González y Alejandro Picornell, socios de hecho en el boliche (ver aparte), dijo que el local contaba con la habilitación correspondiente, las cámaras de seguridad que establece la Ley de Nocturnidad, detector de metales y personal de seguridad capacitado de acuerdo a la normativa vigente.
El Fiscal Marcelo Manso informó a La Opinión que “no había cámaras en el interior”, como señala la ley, sino que “las dos están en el exterior, a la altura de la puerta, de las cuales funciona una sola”. Esas imágenes, que obran en el expediente, poseen el registro de las personas que salieron del local y la caída del joven cuando se desvaneció, antes de ser trasladado.
Por otra parte, la cámara que mejor podría haber contribuido al esclarecimiento del hecho es el domo público que dispuso el gobierno de Guacone en la esquina de Mitre y 3 de Febrero. La información preliminar que obra en la causa dice que no funcionaba, por lo que no hay registro del momento en que, cuando son trasladados los heridos por sus amigos, los agresores, entre ellos el autor material del asesinato, se iban de la escena.
La información que vertieron los más de 20 testigos no sería del todo fidedigna. El Fiscal deberá reevaluar todos sus testimonios, sobre todo a partir de la reconstrucción del hecho que hicieron algunos que sí se mostraron dispuestos a contar todo lo que vieron.
Entre los nombres que fueron aportados, habría al menos uno que comparte apellido con un célebre boxeador que pasó un buen tiempo tras las rejas por un hecho de violencia en el que resultó muerta una mujer.
Descargo y polémica
El martes, pasadas las 13.00, los dueños de Nápole bar publicaron un comunicado a través de la cuenta de Facebook del boliche.
Federico González y Alejandro Picornell, socios de hecho en el bar, expresaron su pesar por la situación que les toca atravesar como titulares del comercio donde comenzó la pelea que terminó con un muerto.
“Sabemos que muchos de ustedes nos conocen ya que quienes no son habitúes del lugar seguramente han asistido alguna vez , para quienes nos conocen y para quienes no ,sentimos hoy la necesidad de expresar nuestro más profundo dolor por lo ocurrido la madrugada del día lunes”, señalaron.
“Nos apena que clientes de nuestra ciudad y quienes no lo son se hayan visto involucrados en esta lamentable situación. Sabemos que muchas cosas se dirán y dicen de nuestras personas y del lugar sin el debido conocimiento”, agregaron en el texto.
González y Picornell indicaron que no quieren “confrontar con cualquiera que sienta el derecho de expresar sus opiniones” y manifestaron: “Sólo podemos acompañar en el dolor de sus amigos y familiares y rogar a Dios que nunca más vuelva a ocurrir en cualquier ámbito”.
“Un abrazo a quienes nos brindaron todo su apoyo, amigos, conocidos, colegas, familiares, funcionarios y periodistas que tratan esto como se debe, con respeto y responsabilidad sin adelantar hechos ni hacer conjeturas sobre lo ocurrido, esperando siempre la verdad”, finaliza el descargo.
El post en el muro Nápole SP provocó decenas de comentarios. Muchos fueron de respaldo, destacando el “momento horrible” que les toca vivir y bregando por “que todo se aclare”. “Es lamentable que se manche un lugar tan lindo donde muchos de nosotros la pasamos tan bien”, dijeron otros.
“El bar puede ser muy lindo, y ustedes ser unas buenas personas. Pero, ¿la seguridad no registró que tenían cuchillo? Tienen que tener sin dudas otro tipo de control. Gente que esté capacitada. No fui muchas veces porque es inseguro y va gente a pelear en vez de divertirse”, señaló otro.
Entre los comentarios hay quienes refieren otros hechos de violencia registrados dentro del boliche, que debaten con aquellos que dan cuentas de que la noche en San Pedro no es segura en general y que esto que ocurrió en Nápole podría haber ocurrido en cualquier otro lugar de esparcimiento nocturno.
Es que, como bien señala otro de los que participó del debate en Facebook, la discusión está presente nada menos que porque alguien salió un domingo a la noche a divertirse con amigos con un cuchillo entre sus ropas, no vaciló en usarlo para agredir a alguien con quien tuvo un altercado y lo asesinó.
Habilitados pero flexibles
Nápole fue habilitado por el Gobierno municipal mediante la Resolución 236 del 07 de abril de 2016. El rubro registrado es “confitería bailable” y su titular es Alejandro Picornell, quien puso el boliche a su nombre y no de un lavacopas, como suelen hacer otros “empresarios” de la noche. Federico González, amigo suyo desde la escuela primaria, es su socio “de hecho”, tal como explicó el abogado de ambos, Mauricio Gugger.
La habilitación fue otorgada porque el boliche cumplió con ordenanzas y disposiciones legales vigentes: aprobación de la Dirección de Planeamiento y Desarrollo Comunitario; de Bromatología e Higiene; informe de Medición del ruido ambiental y vibración; póliza de seguro de responsabilidad civil comprensiva hacia terceros; certificación de asesoramiento ténico respecto a los requerimientos legales en materia de seguridad antisiniestral expedido por el Cuerpo de Bomberos de San Nicolás; certificación de final de obra; fotografía de la colocación del limitador de sonido obligatorio y de las cámaras de seguridad; resumen de la Dirección de Inspección General donde se detalla que se reúnen las condiciones necesarias de las diferentes áreas; informe de la Dirección General de Rentas. “No se advierten impedimentos para proceder a la habilitación del Comercio”, dice la Resolución, firmada por el Secretario de Economía Mario Sánchez Negrete.
El factor ocupacional de Nápole es de 200 personas. A marzo de 2017 debía presentar Póliza de Seguro de Responsabilidad Civil y pago de la misma estando la Municipalidad como coasegurada.
De acuerdo a lo que obra en el expediente penal que instruye el Fiscal Marcelo Manso, el domingo a la noche y lunes por la madrugada había menores de edad en el boliche. Si bien es cierto que, como dijo Gugger, el boliche contaba con detector de metales, pero los testigos aseguraron en sus declaraciones que el personal de seguridad no lo utilizó con ellos.
Como se dijo, las cámaras estaban dispuestas pero la que debía apuntar hacia el interior del local no funcionaba.
Pasó y puede pasar
Los antecedentes de este tipo de hecho existen y son más que los que las páginas del archivo de las crónicas policiales recogen, porque muchos no llegan ni a denuncia.
En 1998, Néstor González fue a bailar al club Independencia. Un joven conocido y con antecedentes identificado como Oscar Leonardo Fernández, apodado “el Brea”, lo apuñaló en el baño. Las lesiones provocaron que le amputaran las piernas. La demanda civil puso en riesgo la continuidad de la institución, que no desapareció porque la víctima acordó un pago que la entidad pudiera soportar.
En 2004, Aldo Daniel Pereyra tenía 14 años. No podía estar en boliche, pero estaba. En el baño del local Tierra Media, lo apuñaló otro nene, de 12 años, hoy tristemente conocido como “el Gaby Mendoza”, preso tras una trayectoria delictiva sin precedentes.
En 2013, a la salida de Ponte Guapo, ubicado en Pellegrini al 700, Leonardo Otto fue asesinado a puñaladas. Su crimen quedó impune porque no hubo manera de probar que Hugo “el Presi” Rodríguez era el culpable, por lo que fue absuelto en uno de esos juicios en los que el Fiscal Manso se encontró con una fallida instrucción de la Fiscala Ates, que llevó al banquillo a un acusado sin haber recogido las pruebas suficientes, a pesar de que, según sostienen al día de hoy los familiares del asesinado, siempre estuvieron a mano.
Hace pocos meses este semanario dio cuentas de la denuncia que una joven dejó asentado en la Comisaría que un sábado a la noche, en un reconocido boliche de calle Pellegrini, la amedrentaron con un arma blanca para robarle el celular.
Muchos recordarán el día en que un joven que luego fue condenado por asesinato irrumpió en un bar, sacó un arma y fue controlado de casualidad.
“La noche es oscura y está llena de terrores”, repite un personaje de una reconocida serie ambientada en algún lugar de la Edad Media. Valga la cita para dar cuentas de lo que sucede en San Pedro.
Lo que pasó en Nápole podría haber pasado en cualquier otro lugar, es cierto. Porque la laxitud en los controles por parte del personal de seguridad contratado por los dueños de los boliches existe y es refrendada por la de Policía y Dirección de Seguridad, aunque tengan una estadística de clausuras que avale su trabajo.
Los héroes del silencio
Los 18 ediles que conforman el Concejo Deliberante se reunieron el jueves, una semana después de la polémica con Burgos y de los fallidos intentos del Gobierno de Salazar por hacerle creer a propios y ajenos que no había pasado nada. Sin embargo, ninguno hizo alusión al tema en sesión.
El silencio nunca es salud. Sobre todo, si para quienes tienen responsabilidades institucionales pareciera que ciertos temas no fueran tan graves. Hasta que un hecho aun más grave los pone de relieve, como en este caso.
La política nunca es ajena
El asesinato en un boliche sampedrino se produjo una semana después de la álgida polémica que generó controversias entre miembros del gabinete del intendente Cecilio Salazar, concejales del oficialismo y la oposición, y autoridades policiales.
El Director de Seguridad Ángel Burgos había ido al Concejo Deliberante a decir que no tenía apoyo de sus superiores y hacerles escuchar un audio donde presuntos propietarios de boliches hablan de “cometa”, “poner la moneda” y “arreglar” con un policía.
“Lo que ha sucedido es algo que nosotros veníamos tratando de evitar, realmente, y planificando acciones, lamentablemente sucedió anoche, ha sucedido anteanoche en Baradero. Hay mucha violencia en la calle”, dijo el intendente Salazar el lunes ante la consulta de La Opinión.
Su discurso fue una especie de “todos fuimos, todos somos, todos podemos ser”, aunque las responsabilidades de control son prerrogativa de los titulares del comercio y del Poder Ejecutivo, quienes serán, por cierto, aquellos sobre los que una eventual demanda civil apunte, cuando la familia Caballero decida accionar en ese fuero por lo que sucedió con sus hijos, uno de los cuales velaban desde ayer en Ramos Mejía, después de haber venido a pasar un fin de semana turístico al “verde más cercano”.
“Lo importante es que sepamos que todos somos responsables de lo que está pasando. Lamentablemente hay mucha violencia en la calle y terminan sucediendo este tipo de cosas”, dijo el intendente, que la semana pasada conformó una “mesa de seguridad” que se reunirá recién hoy.