Ashira compró pliego, pagará indemnizaciones si no gana y reclamó deuda por carta documento
La empresa está en carrera para competir por la licitación, a pesar de sus resquemores para con el pliego. En paralelo, reclamó 18 millones de pesos al Municipio porque venció el plazo de cobro del servicio corriente, algo que sucede todos los meses desde hace dos años. En el Ministerio de Trabajo, se comprometieron a pagar las indemnizaciones de sus empleados si otra empresa obtiene la concesión.
Fue una semana movida en torno a la licitación por el servicio de recolección de residuos. Encontronazos con el intendente y sus funcionarios, diferencias en torno a los valores, retraso en los pagos, reuniones en Economía y en el Ministerio de Trabajo, idas y vueltas… Pasó de todo.
Los trabajadores de Ashira, empresa cuyo contrato vence a fines de abril, trabajaban “a reglamento”, lo que se notó en las calles, y una reunión en el Ministerio de Trabajo devolvió la situación a la normalidad.
En medio de ello, la compañía fue la primera –y hasta ahora la única– en comprar el pliego para buscar renovar la concesión y envió una carta documento al Municipio para reclamar una deuda de 18 millones de pesos.
Un reclamo “laboral”
El Sindicato de Camioneros que en la región lidera Julio Cabaleiro trabajó a reglamento una semana y se notó: al no correr detrás del camión, por ejemplo, el horario para el recorrido no alcanzaba y muchas bolsas quedaban sin recoger. El reclamo era por el futuro de los empleados.
El pliego de bases y condiciones para la licitación es claro al respecto: quien gane, debe tomar a los trabajadores que están. Eso sí, nada dice sobre las indemnizaciones que debería pagar la empresa que se va o en todo caso reubicar al personal.
De hecho, en torno a ello giró la reunión de la semana pasada en la Delegación del Ministerio de Trabajo donde, pataleos aparte, la empresa se comprometió por escrito a que si no gana la licitación abonará la liquidación correspondiente. No era tan difícil, una empresa tiene dos posibilidades para con su personal: les da trabajo o los despide con su respectiva indemnización.
Dentro del juego
El titular de Ashira Jorge Hepp va y viene al Municipio. Su rostro nunca es de buenos amigos, aunque quienes lo conocen aseguran que esa condición lo acompaña hasta en los momentos felices.
El jueves pasado entró y salió a los pocos minutos. Había ido a comprar el pliego de bases y condiciones para que Ashira participe de la licitación, algo que se esperaba desde el primer día, ya que está claro que una compañía que lleva décadas al frente del servicio no dejaría pasar la oportunidad de competir, independientemente de que las condiciones no sean las mejores.
A pesar de que algunas prerrogativas del pliego cambiaron respecto de los anteriores, porque la empresa no tuvo injerencia directa en su redacción esta vez, Ashira ya participa y hasta ahora es la única.
Es cierto que, puestos a analizar la complicada situación económica del Municipio, a cualquier empresa con una concesión de estas características le convendría continuar con el contrato precario, porque ello posibilitaría otro tipo de discusión en torno al costo del servicio.
El Gobierno destinó según el pliego 1,5 millones al mes al tema, que las empresas que se presenten pueden extender hasta 1,8 millones. En Ashira aseguran que ya les cuesta más de 1,5 y ya en la segunda extensión del contrato precario querían 1,8. Cuando discutieron el pliego, proponían 2 millones mensuales.
El Ejecutivo tiene a la firma el decreto de autorización de un aumento del 7 por ciento que pidió la empresa y que de acuerdo a los cálculos que hicieron en Economía es viable y justificado.
Otro de los temas que discutieron antes de la redacción del pliego fue la antigüedad de los camiones, que Ashira pretendía ubicar en 2008 y quedó en 2010.
Carta documento
Ashira envió una carta documento a la Municipalidad para intimar en el término de 15 días el pago de la deuda, que según la empresa asciende a 18 millones de pesos. En el Gobierno resultó extraño, en principio, ya que la intimación llegó cuando se venció el plazo del pago mensual correspondiente a enero. La sorpresa fue porque el Municipio no paga en tiempo y forma desde hace años.
Lo que está firme y paga el Estado local son dos convenios. A Ashira le conviene, porque al consolidar deuda y cobrar en algunos casos sólo los intereses, tiene un documento que le permite ejecutar judicialmente con mayor premura que la simple factura del servicio mensual.
La empresa deja que el Municipio no le pague y luego exige un convenio, para salvaguardar su posibilidad de cobro.
Sin embargo, la semana pasada y ante la tensión reinante, aprovecharon la cláusula que dice que cuando no se cumple el vencimiento, se puede reclamar.
Los convenios son dos: uno con cuotas de 651 mil pesos y el otro de 475 mil. Eso es lo que paga el Gobierno, a duras penas. El millón y medio mensual que cuesta el servicio, pasa a deuda y se convertirá luego en nuevo convenio.
“Es lo que podemos pagar”, dijo alguna vez Roberto Borgo, para quien la deuda con Ashira no es de 18 millones sino de 17. Puede resultar una nimiedad el millón de diferencia, pero Borgo lo repite en las reuniones de gabinete: “Acá hay que matarse por dos pesos”.
El Director de Asesoría Letrada José Macchia rechazó la carta documento de Ashira. En parte en buenos términos, en otras no tanto, en la misiva oficial se explica la situación de los convenios pero también se “descarta” la “buena fe” de la empresa para “continuar trabajando en forma solidaria y atendiendo a las urgencias y necesidades” de la comunidad.
Como siempre se dice en estos casos, hay biblioteca para las dos partes y todo es “una cuestión de interpretación”. Diálogos epistolares aparte, el Ejecutivo convocó a una reunión a Ashira, porque sabe que, después de todo, la empresa no hace más que reclamar lo que le deben.