La actualidad sampedrina, a poco que se mire, merece ser aclarada.
La crisis política se evidencia en muchas maneras:
1) En la inexistencia de un proyecto político en el gobierno.
2) Abandono generalizado de la administración pública.
3) Finanzas y recursos municipales propios y coparticipados, agotados.
4) Imposibilidad de afrontar el pago de los salarios de sus integrantes (empleados, funcionarios, médicos, docentes, etc.).
5) Altísimo malestar y mal humor social, provocado por una situación general de inflación e inseguridad con particularidades locales: la indefinición de un diagnóstico que responsabilice al oficialismo actual de la profundización de la crisis y la consecuente anomia en la que nos encontramos inmersos.
La falta de brújula a veces no sólo evita saber dónde vamos, sino también, que estamos yendo al lugar equivocado.
Porque en algún momento este intendente supo generar gran expectativa en amplios segmentos de la población, no tanto por méritos objetivos, sino por una construcción simbólica basada en cualidades como “ser un trabajador”, “ser honesto” o “ser sencillo”. Y esta construcción simbólica fue, desde el minuto cero, la delicia de las voces de la anti política. Voces que se regodean al insistir que no se requiere prácticamente ningún talento, formación o antecedente para dedicarse a la administración pública y por lo tanto celebraron el (en ese entonces) pintoresco perfil del actual intendente.
A la Unión Cívica Radical de San Pedro le tocó por aquel entonces, la antipática tarea de tener que señalar las malas noticias que estábamos tomando un rumbo peligroso a una sociedad que prefería celebrar las excentricidades de quién decía “no tener compromisos con nadie”.
Sin embargo, y a pesar de todos los intentos, las dos interpelaciones, las dos comisiones investigadoras y las múltiples denuncias penales hemos fracasado en el intento de establecer una estrategia política contundente, que detenga el proceso de destrucción de la Municipalidad de San Pedro iniciado en diciembre de 2009. Por favor, no más experimentos con lo público. No más experimentos con la confianza de la gente.
Seriedad, preparación, humildad, franqueza, tolerancia y apertura deben ser otras virtudes a tener en cuenta, al menos es más que la mera “falta de antecedentes”. Las instancias superadoras habrán de elaborarse en conjunto y a futuro, pero todas las fuerzas políticas debemos unificar los discursos de diagnóstico para confrontar y repensar lo que constituyeron y continúan siendo nuestros errores. Le pedimos al pueblo de San Pedro, a todas sus instituciones, en esta etapa de reclamos y quejas, que lo hagan con respeto y sin violencia. Como lo haremos nosotros. Pidiendo lo que nos pertenece: Una ciudad para vivir.
Comisión Directiva
UCR San Pedro

Edición N° 1152