Una mano no tan larga
Vecinos que exigen identificación de “sospechosos” y jóvenes que denuncian haber sido golpeados por algunos policías imponen la necesidad del control ciudadano a la actividad uniformada.
La policía dispuso controles en diversos barrios considerados “conflictivos” y logró en operativos “de identificación” de personas detener a delincuentes que tenían pedido de captura. Por otro lado, vecinos de sectores más “acomodados” pidieron que la policía intervenga ante “cualquier actitud sospechosa” a raíz de hechos que se relatan en otra nota de estas páginas.
En ese sentido, el control ciudadano aparece importante para evitar situaciones de exceso respecto de las responsabilidades que le competen a los efectivos, cuya tarea es la de velar por la seguridad de todos los ciudadanos.
Hay que sumar al análisis las denuncias por abusos de poder que aparecieron en las últimas semanas, como la del joven de 24 años Matías González, cuyo padre Héctor relató que fue abordado por un policía de civil cuando había parado a orinar en la esquina de Las Provincias y Simonino, tras lo que terminó con golpes en la cabeza y en un ojo que obligaron a atenderlo en San Nicolás.
En el marco de la prevención de delitos, aquí y en otros lugares de la provincia y el país, la policía responde al pedido de algunos sectores de la población que solicitan que se intercepte a otros ciudadanos a quienes puede considerarse “sospechosos”.
El riesgo que conlleva este tipo de intervenciones está relacionado con que esa elección es arbitraria y discrecional, y depende de lo que el efectivo entienda que es necesario identificar. En general, producto del prejuicio del que nadie está exento, hay una especie de “parámetro” acerca de cómo luce un eventual sospechoso.
Lo peligroso es que esta situación puede alimentar la estigmatización de la que son víctimas por lo general jóvenes pobres. Una situación que, más tarde o más temprano, produce el efecto contrario al que pretende, al profundizar las diferencias y atentar contra la mentada integración.
La detención de jóvenes en la vía pública es una práctica habitual que no sorprende al resto de los vecinos. Al contrario, producto de la misma estigmatización, los tranquiliza.
El Comisario Juan Catalano dijo la semana pasada a La Opinión que continuarán “identificando personas, sobre todo a aquellos que resultan sospechosos de alguna actitud”.