Un trabajador destapó la olla del juego clandestino
El Ministerio de Trabajo recibió la denuncia de un hombre que es empleado de dos personas que regentean salas donde hay tragamonedas, mesas de poker, carreras de caballo y computadoras, todo dispuesto para apuestas ilegales. Al cierre de esta edición no había denuncia en la Justicia, aunque la presentación fue hecha ante funcionarios públicos. Las personas denunciadas tendrían importantes relaciones políticas y empresariales.
La larga historia del juego clandestino en San Pedro tiene cada tanto alguna sorpresa, pero hasta ahora nunca una de características tan precisas como la que denunció un hombre de alrededor de 40 años que desde hace uno y medio es empleado en casas de apuestas y reclama, casi inocentemente, que le regularicen su situación laboral. Por lo que se pudo saber esta puede ser sólo la punta de un iceberg que reporta peligro para muchos que se mantienen con el dinero negro.
El hombre en cuestión hizo una extensa presentación ante la Delegación del Ministerio de Trabajo local, donde expuso con detalles precisos la operatoria de dos personas muy conocidas, vinculadas al poder político, empresarial y judicial, que serían sus “empleadores”.
La denuncia en el Ministerio de Trabajo tuvo su réplica en Afip, por lo que ya hay dos organismos públicos que están al tanto del tema, lo que significa que quienes tuvieron acceso al relato del denunciante deberían haber llevado la situación a la Justicia, ya que es deber de funcionario público hacerlo cuando toman conocimiento de la posible comisión de un delito.
Sin embargo, en la Fiscalía N° 5 a cargo del Dr. Marcelo Manso, de turno hasta ayer, no ingresó nada relacionado con lo que La Opinión cuenta en exclusiva en estas páginas.
Seguridad y recaudación
El denunciante empezó a trabajar para estas dos personas en diciembre de 2012. Su tarea inicial fue la de seguridad en al menos dos locales nocturnos sin habilitación, uno ubicado a cuatro cuadras de la barranca por una calle que recuerda a un pionero local y otro a metros de la Escuela Normal.
En la denuncia presentada ante el Ministerio de Trabajo, el empleado en cuestión señala que trabajaba en “locales de juego no habilitados donde existen máquinas tragamonedas, máquinas computarizadas de juego, mesas de póker, pantallas para televisación de carreras de caballo”, todo preparado para lo que es un verdadero “garito” donde se apuestan fuertes sumas de dinero de manera clandestina.
Además, venden bebidas alcohólicas y snacks. Todo sin habilitación comercial ni registro alguno que dé cuentas de que en esos lugares hay algún tipo de comercio nocturno.
Los muchachos empleadores
El trabajador no sólo cumplía con sus tareas de seguridad sino que además le tocaba oficiar de “recaudador”. En su relato ante el Ministerio de Trabajo, el hombre asegura que era “encomendado a pasar por la recaudación por domicilios que los empleadores indicaban”.
En ese marco, tenía que llevar el dinero al domicilio particular de uno de los dos denunciados, que tendría apellido similar al de un histórico defensor de la selección argentina de fútbol cuyo apodo es el de un animal al que dicen que le apetece “el queso”.
El otro tendría un apellido más común y un apodo que alguna vez fue peyorativo y hasta equivocado conceptualmente para señalar a los que nos preceden en las tierras que habitamos por estos lares.
Su vinculación con importantes hombres de negocios, de los pasillos judiciales y de las cuevas políticas alguna vez lo salvó de una grave acusación en la que se vio envuelto, relacionada con los parches en el ojo y el intercambio epistolar.
Un reclamo laboral
Casi como en tono de chiste, el denunciante pide que se aclare su situación laboral y que se lo registre como corresponde en su condición de trabajador, ya que siempre estuvo “en negro”, según consta en el texto, al que tuvo acceso La Opinión.
Pide que le entreguen los recibos de sueldo –cobraba alrededor de 150 pesos por día– y se hagan los aportes correspondientes. Además, se queja porque trabajaba de lunes a lunes y sólo le daban franco alguna que otra vez al mes.
Los martes y jueves, “noches de póker” trabajaba hasta las 5.00 de la mañana y sólo le daban 50 pesos extra.
El riesgo del cohecho
En los ambientes policiales, políticos y sobre todo judiciales saben a la perfección que los locales de juego clandestino no son posibles sin vinculaciones con el poder.
En Fiscalía tramitan varias causas, donde lo que se investiga es precisamente el cohecho, es decir la participación de funcionario públicos que directa o indirectamente están relacionados.
El juego es “caja” de muchos y un negocio redondo. Eso sí, las causas por juego clandestino las investiga el Juzgado Correccional. La Justicia Ordinaria se entromete cuando hay signos de participación de funcionarios policiales o políticos, es decir cuando el olor a corrupción es insoportable.