Un niño falleció ahogado en Bajo Tala
Leandro Nouet de 10 años, es la víctima fatal que cayó en un zanjón que limita el barrio con otros campos mientras jugaba con sus hermanos y un perro. Según comentaron testigos, la mascota lo habría empujado justo en el lugar más profundo. Un vecino lo rescató pero lamentablemente ya era tarde. El arroyo, como lo llaman los vecinos, fue construido hace tiempo por el propietario de un campo para evitar los robos.
En un desafortunado hecho ocurrido en la tarde del lunes, un niño de 10 años falleció ahogado en el Paraje Bajo Tala. La muerte se produjo alrededor de las 16.30 horas en un zanjón que se encuentra a pocos metros de la zona de viviendas. Un lugar que a pesar del riesgo que presenta es el elegido por la mayoría de los chicos para jugar y pasar gran parte de la jornada.
Leandro Nouet de tan solo 10 años, se encontraba jugando sobre el borde del zanjón con sus hermanos menores de 8 y 7 años, además de una mascota que posee la familia. Ninguno de ellos advirtió la peligrosidad del lugar ya que puntualmente es la zona más profunda con unos 5 metros aproximadamente. “El día anterior se había caído un hermanito, pero pudo salir”, dijo un vecino para explicar el peligro que allí existe.
En un determinado momento el perro que jugaba con los chicos saltó sobre Leandro provocando que éste cayera inevitablemente a las aguas. Pasaron segundos y sus hermanitos, al observar que el niño no aparecía, decidieron avisar a dos vecinos que estaban cerca del lugar quienes intentaron rescatarlo con algunas ramas pero todo fue en vano. Hasta que otro hombre que llegaba de trabajar se arrojó a las aguas y desde el fondo logró sacar a Leandro, quien fue inmediatamente trasladado a la sala de primeros auxilios ubicada a unas dos cuadras.
A pesar de los esfuerzos de los profesionales en los trabajos de reanimación, no pudieron evitar que se produjera el desenlace fatal.
En el lugar quedaron los vecinos y los hermanos mayores del niño, y sobre el borde del agua en el mismo lugar adonde cayó Leandro, la mascota que minutos antes jugaba con él.
Los lugareños llaman arroyo a este curso de agua, por las importantes dimensiones que presenta. Este fue construido por un vecino de la zona, propietario de los campos linderos para evitar la sustracción de animales. Allí se construyeron cuatro zanjas en forma de cruz.
Una nace a la altura de Ruta 1001 y desemboca en el riacho Baradero y la otra se forma en la parte lateral del barrio y se cierra a unos cien metros de las viviendas.
Para llegar al lugar se deben atravesar unos veinte metros de un baldío que también es elegido por los chicos para jugar.
Según indicaron los vecinos, los límites no fueron alambrados ni demarcados y tampoco existen carteles o señales que adviertan sobre la peligrosidad de las aguas. Leandro Nouet, integraba una familia tradicional de esa popular barriada compuesta por sus papás Héctor y Nancy, y 6 hermanos más de 18, 16, 14, 12, 8 y 7 años.