Trágico incendio en una vivienda rural
Daniel Andrés Gomila de 16 años fue la cuarta víctima fatal que dejó un incendio en menos de una semana. Falleció el domingo a la madrugada, en el interior de la casa de sus abuelos paternos que fue devastada por el fuego. El joven fue el que despertó primero y avisó al matrimonio mayor y a su hermana de 14 años que dormían en otras habitaciones. Pero él quedó encerrado en una trampa mortal. Su abuelo sufrió quemaduras graves al intentar rescatarlo de las llamas. La Escuela Normal, donde cursaba sus estudios Daniel, suspendió sus actividades el lunes para compartir el doloroso duelo.
Una inexplicable e injusta pérdida de vida se produjo en la madrugada de este domingo cuando otro adolescente sampedrino falleció en circunstancias absolutamente trágicas.
Daniel Andrés Gomila, tenía 16 años, jugaba al vóley en el Club Náutico, y concurría a la Escuela Normal. Para su mamá y sus hermanas, era el hombre de la casa a pesar de su corta edad porque su papá falleció muy joven, unos nueve años atrás. Y era el orgullo de su abuelo Abel, o “Coco” para todo el mundo, a quien lo ayudaba en las tareas rurales en el campo de la familia.
Su sano espíritu y generosidad fue lo que lo llevó el sábado pasado a la madrugada, a salvar primero a sus abuelos y a su hermana del fuego mientras él quedaba atrapado sin poder salir.
El terrible suceso ocurrió en plena madrugada, alrededor de las 5,40 horas, en la casa de sus abuelos paternos que está ubicada a unos 700 metros de la ruta 191, a la altura del kilómetro 11, y dentro de lo que se conoce como el barrio de la Escuela Nº 18.
Daniel dormía en una de las habitaciones de la casa solo, pero despertó al percibir el peligro. Su abuelo “Coco” y su abuela Aída, estaban descansando en su dormitorio, y en una tercera pieza, lo hacía su hermanita Yamila de 14 años. Por eso fue él el que les gritó que despertaran y que salieran al exterior para salvarse. En ropas de dormir, descalzos, y en medio del fuego, los abuelos y la niña lograron salir por la cocina. Pero Daniel, que se encontraba en un dormitorio cuya única salida daba a una galería que hacía las veces de comedor y living, y el lugar exacto donde se inició el fuego, quedó atrapado. Su abuelo, con denodados esfuerzos, rompió desde afuera la ventana con rejas del dormitorio pero no pudo salvarlo. El médico de policía estableció luego que había fallecido por la inhalación de monóxido de carbono. La causa del trágico siniestro, aún no fue confirmada por las autoridades.
Minutos de desesperación
Aunque en principio había trascendido como hipótesis que el fuego se inició en una estufa encendida en la casa, familiares descartaron esta explicación y apuntaron a un posible cortocircuito que habría generado la expansión de las llamas por toda la instalación eléctrica.
El fuego causó destrozos totales en la vivienda de la familia Gomila que quedó reducida a cenizas, porque las víctimas se encontraron sin ninguna posibilidad de pedir ayuda en forma instantánea.
La hermana del occiso, fue la que en un primer momento salió en dirección a la ruta 191 corriendo descalza y en medio de la noche, en busca de auxilio. Pero como ningún auto paró ante sus señas, decidió correr a la casa de un vecino, desde donde finalmente se pudo dar aviso al cuerpo de Bomberos Voluntarios. Allegados y familiares de las víctimas comentaron que si bien contaban con tres teléfonos celulares, estos aparatos también quedaron dentro de la vivienda sumidos en el incendio, y que tampoco pudieron alcanzar las llaves del automóvil para salir en busca de ayuda.
El lunes, la Escuela Normal suspendió sus clases en adhesión al duelo por el fallecimiento de Daniel y durante la mañana, en el cementerio se despidieron los restos del joven. Por las graves quemaduras sufridas, su abuelo permanecía todavía internado en el Hospital y por eso no pudo asistir. Los médicos indicaron que tiene quemaduras de segundo grado en un 15% de su cuerpo, y que si bien su estado general es favorable, este tipo de heridas requieren de cuidados especiales para evitar cualquier proceso infeccioso.