Sentido adiós a Benito Aldázabal
El reconocido abogado sampedrino falleció este martes, a los 81 años. Sus restos fueron despedidos en un cementerio privado. El Derecho, la política, el club Náutico, el ajedrez, el tenis y hasta la literatura fueron sus grandes pasiones.
Este martes por la madrugada falleció en su casa el abogado Benito José Aldazabal. Tenía 81 años y dejó tras de sí una vasta trayectoria como profesional y como miembro de la comunidad local.
Benito, como todos le decían, fue un verdadero protagonista de la segunda mitad del siglo XX. El Derecho, la política, el ajedrez, el tenis, el club Naútico y hasta la literatura tienen en San Pedro su huella.
Polemista filoso, no descartó nunca poner el cuerpo y la palabra donde creía que su actuación era necesaria.
Su paso por la política lo recuerda como uno de los referentes de la Unión Cívica Radical en tiempos de la unificación partidaria posterior a la disputa entre las facciones “intransigente” y “del pueblo”. Luego, durante el gobierno
de facto de Eduardo Luis Donatti, ofició como asesor letrado municipal.
Entre 1970 y 1972 condujo el club Naútico como “comodoro”, tal como esa institución denomina a su presidente. En varias etapas posteriores fue miembro de la Comisión Directiva de la entidad celeste, donde se lo recuerda como un activo socio.
Su labor profesional es reconocida en todo el país. En los pasillos del Departamento Judicial de San Nicolás su nombre siempre infundió respeto. Sobre todo en el fuero civil y comercial, pero también en el penal tributario y económico y en el Contencioso Administrativo –donde puso en duda gran cantidad de normas municipales, provinciales y nacionales–, su actuación fue sobresaliente.
Entre los casos recordados, representó a los productores y dirigentes imputados por el corte de ruta durante el conflicto del campo, fue abogado de Marina Galati en la causa que la involucró en el presunto desvío de materiales, tras la declaración de su defendida denunció al gobierno de Guacone por “malversación de caudales públicos”.
Era abogado de los acusados en la denominada “causa San Francisco”, que tiene como imputados al exintendente Mario Barbieri, su exdirector de Viviendas, Flavio Peiró, y la titular de la empresa Giribaldi Hermanos por presuntos desvíos en la construcción de las casas de ese barrio. Antes había litigado contra la misma gestión por la frustrada venta de los terrenos de Martínez Sobrado al Supermercado La Anónima.
Patrocinó a un profesional de la salud que denunció al Círculo Médico por condiciones “discriminatorias”, que le valió a la entidad una importante multa y la obligó a cambiar para siempre la forma en la que se manejaba. La sanción la impuso la Secretaría de Comercio Interior bajo la conducción de Guillermo Moreno.
Durante el conflicto por los terrenos de Vuelta de Obligado, querelló por calumnias e injurias al dirigente social Raúl Castells, quien lo había acusado de integrar “una mafia” y responsabilizado de “tirar tiros” para desalojar a una familia.
Su labor permitió declarar inconstitucional una ordenanza aprobada en Baradero mediante la que se pretendía que para habilitar comercio en esa ciudad había que tener no menos de dos años de residencia.
Múltiples citas a publicaciones suyas en revistas especializadas aparecen en gran cantidad de fallos y escritos judiciales. Cuestiones previsionales; el acoso de AFIP a abogados que defendían contribuyentes; asuntos
relacionados a la ley penal tributaria; las tasas de interés y la ley de convertibilidad; mediación y conciliación obligatoria; aspectos inconstitucionales de diversas normas.
Al respecto, uno de sus resultados más relevantes fue el fallo favorable que obtuvo en 1987 contra la ordenanza que pretendía hacer pagar tasas por habilitación de comercio y Seguridad e Higiene a profesiones liberales, como la suya, que fue citada en todo el territorio nacional ante propuestas similares.
En otras tantas le tocó perder, hasta en la Corte Suprema de Justicia. En esas, también, obligó a sus contrincantes y a los jueces a producir textos relevantes para la jurisprudencia argentina.
En una gran cantidad de oportunidades fue asesor de La Opinión ante embates judiciales contra la libertad de expresión, que supo defender aun en los casos en los que no estaba de acuerdo con las opiniones vertidas.
Siempre dispuesto a atender a la prensa, vía telefónica o en su estudio de calle 25 de Mayo, solía llamar por teléfono para contar alguna novedad o polemizar por algún aspecto de una nota publicada, dispuesto al debate.
Su afición al ajedrez lo encontró entre los mejores de su tiempo y era considerado un maestro por las nuevas generaciones. Solía compartir largas veladas ajedrecísticas con el escritor Abelardo Castillo. La literatura también era una aventura compartida, y su cuento “Examen” fue seleccionado para participar de la antología que publicará la Dirección de Cultura hace pocas semanas.
En abril pasado se lo había visto conversar con algarabía con el Procurador General de la Provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, en ocasión de su visita a San Pedro.
Desde La Opinión y con profundo cariño despedimos al hombre que hizo de su vocación una pasión hasta el último de sus días.