“Se me ocurrió construir un sensor para los robos de motos y autos”
Un Ingeniero Electrónico que desde hace nueve años vive en San Pedro, desarrolló un sencillo sensor que supera otros elementos tecnológicos de seguridad.
Nunca estuvo tan bien puesto el dicho “Nadie es profeta en su tierra”. Javier Orecchio es un Ingeniero Electrónico especializado en equipos médicos y de laboratorio que se enamoró de la ciudad y -empujado por la crisis del 2001- decidió quedarse a vivir junto a su familia en San Pedro.
Al igual que los 25 pequeños empresarios que presentaron un proyecto de Parque Industrial y aún aguardan con esperanza alguna respuesta, se instaló con su taller y comenzó a desarrollar proyectos.
“Nuestra empresa está dedicada a la ingeniería electrónica. Nos especializamos en mantenimiento y reparación de equipos electrónicos orientados a la salud y seguridad, y todos aquellos sistemas que no tienen un soporte técnico del fabricante en nuestro país”, contó el ingeniero. “También desarrollamos nuevos productos propios y para terceros. Contamos con un laboratorio de construcción, prueba de prototipos y una línea de producción en serie”.
Para sorpresa de muchos, desde su lugar de tareas en la calle Belgrano 455, donde tuvo que adecuar una cochera para optimizar su trabajo. Allí desarrolló uno de los productos más efectivos y novedosos del mercado. Sí… a la vuelta de su casa, un sampedrino por adopción fabrica sensores para autos y motos.
El “sensor de presencia” modelo 2001, permite recuperar un vehículo robado por asalto en minutos, sin necesidad de oprimir un botón o hacer algo que pueda poner en riesgo su vida. Funciona en cualquier vehículo: auto, moto, camión, micro y se instala muy fácilmente sin alterar el circuito eléctrico original ni la alarma u otro dispositivo de seguridad que pudiera estar ya instalado. Es de bajo costo y funciona sin abonos ni contratos a diferencia de otros equipos de rastreo satelital.
Es un producto que tuvo un año de desarrollo y recién en Diciembre del 2008 salió al mercado. “Se me ocurrió construir un sensor porque en tecnología está todo inventado y de esto no había en ningún lado”.
La crisis y el desconocimiento
Lo más particular del caso es que hay demanda pero no puede exportar. “En realidad no lo hago porque no sé, me han pedido de España pero no tengo plata para pagarle a un despachante de aduana, por ejemplo. En San Pedro hace falta asesoramiento, mayor conexión”, agregó.
“No hay nadie que nos vincule, nadie, ni el Centro de Comercio ni la Municipalidad lo han hecho. Con todo esto que está pasando ahora espero que cambie, esta iniciativa de formar un proyecto para un Parque Industrial me parece excelente y me voy a contactar con esta gente para ver y acompañar. En esta ciudad hay industrias que no se conocen, que nadie sabe que existen”.
En su taller denominado Electrónica Power Plus se hace todo. Una alternativa es la de mandar a construir las placas a Buenos Aires, pero no hay control entonces “se compran los elementos y se los arma acá”. Orecchio no cuenta con muchos empleados, sólo una chica que es alumna de la Escuela Industrial y está perfeccionándose para estas tareas.
Con respecto al sensor el Ingeniero dijo “Para componer el equipo se necesitan varios elementos, pero uno de los problemas con que me encontré fue conseguir la cajita que cubre el sistema y yo no sé si en San Pedro hay alguien que se ocupe de hacerlas, pero escuchando a los impulsores del proyecto elaborado creo que lo podré saber”.
Además, en su relato, Orecchio contó otros proyectos que se están desarrollando y que también son una novedad en el mercado. “Estamos desarrollando un radar para la niebla y el humo para autos. Es un producto económico, te detecta que hay otra cosa adelante, por ejemplo un vehículo, así se podrán evitar accidentes”, dijo. “¿Pero qué pasa? Lo estoy haciendo a pulmón, para esta clase de empresas no existen los créditos ni nada que se le parezca. Yo puedo ir al INTI pero necesito un montón de plata y no estoy para eso”.
Para tener una dimensión de cuál es la situación de esta clase de comercios, cuando Power Plus debió patentar el producto lo concretó en el Uruguay. “Cuando fui acá en la Argentina me dijeron que ya estaba inventado, y después supe que a los pocos días te llaman y te dicen que el dueño de ese invento te vende la patente, no hay seriedad”.
“Acá hemos hecho muchos proyectos, ahora estamos construyendo un interfase para el Centro Oftalmológico Marceillac. Tiene un equipo que vale 40.000 dólares y funciona con un diskette, algo que hoy prácticamente ya no existe. Ahora le conectaremos una PC y funcionará como corresponde”.
Parando al ladrón
El artefacto inventado por Orecchio, es un sensor que impide al ladrón circular más de 300 metros en el vehículo robado. El rodado se para automáticamente y el dueño deja de correr el riesgo de ser asaltado sobre el vehículo. Lo mismo sucede con las motos: quien la roba se queda a pie a pocas cuadras ya que el sensor reconoce sólo al dueño. Algunos ya están pensando en la detección de infidelidades colocando el aparato a bordo.