Plan de Viviendas: las diversas realidades de cientos de familias que fueron a inscribirse el primer día
La cola era de más de tres cuadras y llegaba hasta calle Rivadavia. Había de todo: jubilados que alquilan, trabajadores, profesionales, docentes, beneficiarios de pensiones y asignaciones estatales. Todos llegaron con la expectativa de inscribirse para alcanzar el sueño de la casa propia.
Comenzó este lunes el proceso de inscripción para participar del sorteo de casas del programa que prevé la construcción de unidades habitacionales en San Pedro tras alrededor de 15 años sin viviendas de tipo social construidas por el Estado.
A las 14.00, cuando la Secretaría de Desarrollo Humano terminó su actividad y habilitó el ingreso de las personas que se acercaron para el primer día de inscripción para al plan de 84 viviendas que el Gobierno construirá con fondos nacionales en la zona de Villa Depietri, la cola era de más de tres cuadras y media.
La primera de la fila había llegado a las 8.30 de la mañana y era una joven que vive en la casa de sus suegros, en un espacio prestado. Detrás de ella había cientos de familias representadas, con diversas realidades que dan cuenta de que la expectativa es grande porque lo es la demanda y la necesidad del techo propio.
Un hombre que había llegado a las 10.00 y estaba entre los primeros contó que es trabajador rural jubilado. También había una docente madre de tres hijos que alquila. Más allá, una mujer relató que hace 27 años que paga alquiler y trabaja en nueve casas de familia para mantener a sus hijos.
Un grupo de chicas contó que vivían en Bajo Puerto pero les usurparon la casa donde residían, por lo que tuvieron que salir a alquilar. Sorprendidas, aseguraron que los usurpadores estaban en la propia fila para inscribirse.
En el área de asistencia directa, un grupo de trabajadoras sociales recibían a quienes se acercaron para inscribirse. Esta semana la convocatoria es para entregar turnos para la inscripción propiamente dicha, que comenzará la semana que viene.
Quienes ingresaban a los boxes dejaban sus datos, les entregaban día y horario para el turno, un hoja con los requisitos impresos para que tengan presente la documentación que deben llevar al momento de inscribirse y que luego el personal de Desarrollo Humano deberá corroborar para establecer su veracidad.
Teniendo en cuenta que el horario de recepción es de 14.00 a 16.00, el secretario Walter Sánchez decidió que quienes queden en la fila luego de ese horario reciban un número para ser atendidos con prioridad, según ese orden, el martes.
La inscripción para las 84 viviendas comenzó este lunes y se extenderá hasta al 17 de diciembre, en principio. El plan del Gobierno es sortear entre todos los inscriptos que cumplan los requisitos pautados para aspirar a ser beneficiario.
Entre los requisitos aparece el de tener residencia permanente en San Pedro, que puede acreditarse con el DNI, con certificado de domicilio o con servicio a su nombre, como el de Coopser. Los aspirantes que se inscriban deben ser jefes o jefas de familia.
Deben demostrar capacidad de pago y para ello, deben acreditar tener trabajo formal, con recibo de sueldo o monotributo, jubilaciones, pensiones, asignaciones del Estado como AUH, etc.
Como no habrá otro filtro más que los requisitos publicados y los criterios son amplios, hay un universo de posibles beneficiarios que abarca esas diversas realidades con las que el móvil de La Opinión & Sin Galera se encontró en esta primera jornada de inscripción.
Desde parejas con hijos que viven en casas de familiares y sus ingresos están relacionados con asignaciones del Estado y trabajos esporádicos hasta familias con empleo que alquilan hace tiempo y con los jefes de hogar con empleos registrados o profesionales con buena capacidad de pago que, por ejemplo, calificaban para ProCreAr pero no fueron sorteados.
Por lo pronto se desconoce si una vez que esté el listado de inscriptos cerrados habrá algún tipo de segmentación entre esos grupos, de manera tal que haya una cierta cantidad de viviendas para cada uno, teniendo en cuenta las diversas realidades que existen entre quienes aspiran al techo propio pero no están en condiciones de hacerlo en el mercado inmobiliario.
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