Perdura la violencia durante los fines de semana
Otra vez grupos violentos protagonizaron incidentes en la noche sampedrina. Hubo corridas y vidrieras rotas.
A pesar de las medidas adoptadas, la violencia callejera no cesa y en un determinado momento del día, el centro de la ciudad se transforma en un peligroso escenario donde diversas barras de jóvenes alcoholizados y drogadas se enfrentan con un alto grado de agresividad.
Hace dos semanas atrás hubo que lamentar la rotura de vidrieras, corridas, gritos y peleas en plena peatonal. Esa situación despertó la ira de vecinos y comerciantes quienes se mostraron disgustados y alarmados por lo que deben padecer día tras día o noche tras noche.
El municipio y la policía intervinieron con el solo propósito de disminuir el delito y llevar tranquilidad a quienes circulan por el lugar con otros fines.
Evidentemente nada amedrenta a los revoltosos y no hay prevención que los detenga. El pasado sábado, o mejor dicho, el domingo a la madrugada hubo que lamentar nuevos episodios de violencia. En este caso participaron entre 8 y 10 jóvenes, y todo se habría iniciado en inmediaciones de los boliches que se encuentran cerca de la plaza Belgrano y desde allí se generaron algunas escaramuzas que se trasladaron por las calles de la ciudad.
Según aseguraron los comerciantes en esta oportunidad las corridas y las agresiones recorrieron la calle Belgrano. Hubo trompadas y volaron toda clase de objetos contundentes. La esquina de Belgrano y Güemes fue escenario del mayor incidente ya que allí las piedras que se arrojaron los jóvenes destrozaron las ventanas de la casa funeraria Secchi y las puertas del depósito de una pizzería que se encuentra en la misma esquina. Milagrosamente en ese momento no había servicios en el tradicional comercio, sino las consecuencias podrían haber sido otras.
Uno de los damnificados comentó que era tal el grado de violencia de estos jóvenes que hasta quisieron arrancar las rejas del frente de un comercio de la cuadra.
Esto sucedió cerca de las 03.15 horas y ninguno de los damnificados radicó la denuncia… “¿Para qué?”, dijo uno de los perjudicados. Fuentes confiables aseguraron que para ese sector del centro había sido destinada una patrulla policial, pero en ese mismo instante nadie intervino, ni lo sucedido fue incluido en el parte de prensa diario que emite la Comisaría. La resignación comienza a ganar el ánimo de los ciudadanos que comienzan a sentir que deben acostumbrarse a costa de dejar hacer, dejar pasar ante autoridades que no logran dotar a la ciudad de un sistema adecuado de protección ciudadana.