Para la Directora no había bullying, pero Pablo no quiere volver a la “tortura” de la escuela
El caso del adolescente de 15 años que estuvo 32 horas desaparecido puso en debate el maltrato y abuso escolar. Desde la escuela secundaria 5, Cecilia Delía negó que se trate de un caso de bullying. Todo lo que sucedió, los testimonios de familiares, amigos, compañeros y madres de otros alumnos la desmienten. El lunes hubo una reunión en la escuela y Pablo, por lo pronto, no quiere volver a lo que denominó “una tortura”.
Fueron 32 horas de tensión. La búsqueda de Pablo Romero comenzó a poco de que a las 7.00 de la mañana del miércoles pasado saliera de su casa para ir a la escuela secundaria 5 de Mataderos, donde no llegó. Su hermano lo había visto en el camino. Al otro día, antes de las 14.30, entre un compañerito que lo encontró y la policía que lo buscaba incansablemente, la familia respiró.
Durante lo que se extendió su ausencia hasta el hallazgo en un campo en la zona del denominado Callejón de Pascual se dijeron muchas cosas. Las principales están relacionadas con los testimonios de los familiares de Pablo, de sus amigos, de sus compañeros de escuela e incluso de personas cuyos hijos asisten a la secundaria de Mataderos que coincidieron con lo que él mismo manifestó después: el maltrato por parte de otros alumnos del colegio.
Sin embargo, la Directora de la institución Cecilia Delía se jactó primero ante las cámaras de TN y luego al aire de La Radio de que en su escuela hay una “comisión antibullying”, que en realidad es una iniciativa de alumnos en el Centro de Estudiantes, y cargó las tintas contra la familia del adolescente, con quienes se reunió el lunes.
“Pablo no vuelve”
María, la madre del adolescente, charló con La Opinión el lunes por la tarde. Más tranquila que cuando los medios de comunicación filmaban y fotografiaban a su hijo a la salida de la Comisaría, dio cuentas de lo sucedido y ante la consulta sobre el retorno del chico a la escuela aseguró: “No, Pablo no volvió ni piensa volver, estuvimos hablando y por ahora no”.
Relató que en la escuela “le dieron muchas posibilidades” pero consideró que no es viable convencerlo de algo que no quiere. En esa reunión, él mismo fue claro: “Siempre termino haciendo lo que quieren los otros y no lo que yo quiero”.
Durante la reunión con Delía participaron representantes del Servicio Local, que el jueves, cuando Pablo había sido hallado, todavía esperaban en alguna oficina que alguien de la Justicia les avisara que podían intervenir, de acuerdo a lo que relató, indignada, la concejala Sandra Mari, quien los consultó a instancias de un pedido de la directora de este medio.
Ante Pablo, su madre y el Servicio local, Delía repitió lo mismo que ante los medios: ella nunca vio nada y nunca nadie se quejó.
“Mami, abrí los ojos”, le dijo Pablo a María. “Esta fue la manera de expresarlo, hay muchos Pablos; atrás de este caso hay muchos otros”, reflexionó la mujer, que el año pasado terminó, orgullosa, sus estudios en el plan Fines.
“Yo respeto mucho a la Directora, por su autoridad; pero una cosa es lo que dice la escuela y otra la que es en realidad”, aseguró María y se defendió ante las palabras que endilgaron al entorno familiar la problemática: “Estoy bien tranquila, tengo el título de mamá con mayúsculas”.
El personal del Servicio local ofreció contención psicológica y mantendrá un seguimiento del caso. Al menos eso es lo que corresponde. María, por su parte, no quiere dádivas sociales. “Yo soy una mujer humilde, pero si me quieren ofrecer algo, que sea trabajo; porque el padre de los chicos trabaja pero no alcanza. Lo digno es trabajar y ganar lo nuestro”, aseguró.
“Venir a la escuela es una tortura, es un cáncer”, les dijo Pablo en la reunión. Ahora, la situación la viven sus hermanos. Uno de ellos forma parte de la comisión antibullying. Otra, sin embargo, acusó haber recibido comentarios del tipo “ahí está la hermana del loquito”.
¿Yo, señor? No, señor
Pero para Delía, no pasó nada. “No existió ningún tipo de situación de que lo molestaran al chico, para nada”, dijo, sin descaro, para acto seguido estigmatizar a su propio alumno: “Él es un chico bastante antisociable” y “cumple 16 años y está en primer año, ya tenés ahí un desfasaje de edad”.
Tal vez le vendría bien repasar la nueva ley de educación de la que es brazo ejecutor. Nadie le va a pedir conceptualizaciones sobre juventudes, diversidad, que comulgue con Rossana Reguillo. Pero es Directora de escuela. Por lo menos podría mejorar el discurso y reconocer la realidad a la que se exponen la suya y todas las instituciones educativas.
Aunque se trata de una docente que en su muro de Facebook comparte carteles que critican que hay quienes reciben “una notebook de arriba” y que hay que “dejar de fomentar la vagancia”.
“En este caso concretamente, te puedo asegurar que no tiene que ver con maltrato, el es un chico que no se comunica con nadie”, dijo en La Radio. También dijo que Pablo va “salteado” a la escuela y que como no tienen gabinete, el seguimiento no es mucho.
Hasta lo acusó de ingrato por haber devuelto una bicicleta que compró con dinero que el Estado nacional otorga para ofrecerles movilidad a los alumnos. Es que “es un chico especial”, sostuvo.
Quienes la escucharon sintieron que la figura adulta que debe velar por los derechos del alumno fue quien mayor exposición estigmatizante tuvo para con él.
Un trabajo
interdisciplinario
La Jefatura Distrital de Educación tomó intervención en el caso y cuenta para ello con la presencia de dos asesores de la modalidad Psicología Comunitaria que arribaron a San Pedro para colaborar con el equipo distrital de Infancia y Adolescencia.
En conjunto con el Servicio local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño y el Adolescente, trabajan para fortalecer la relación familiar, el vínculo de Pablo con la institución y la búsqueda de su propio reconocimiento interior frente a lo sucedido. Sin embargo y como siempre, tardaron mucho en llegar. Mensajes en las redes sociales y presión, lograron la llegada de quienes casi ni caminan hasta la casa de las víctimas.
“Habrá un pequeño impasse con la escuela, para este abordaje”, explicó Belén Yunes a La Opinión y aseguró: “Cuando se den las condiciones para que regrese, lo hará; a esta u otra escuela”.