Otra semana complicada para Guacone y la ciudad que padece
Aprobado el Comité de Crisis, tuvo su primera reunión y esperan al Intendente para la segunda. La oposición, expectante, habla para la coyuntural tribuna. Abucheos en público, palmadas en privado, el Jefe Comunal atraviesa otro de sus cada vez más habituales ciclos de crisis institucional, política y económica. “Así se fundió el pueblo”, sigue escribiendo lamentables capítulos mientras la ciudadanía sigue privada de todos los servicios.
Doce días pasaron desde que el Gobierno del Intendente Pablo Guacone reconoció que la ciudad está fundida y decretó la emergencia administrativa, cuyos alcances todavía son materia de análisis en un Municipio que permanece parado tras haber cruzado el umbral de lo tolerable al demorar el pago de los salarios.
Los funcionarios viven envueltos en una interna que fagocita cualquier proyección a futuro (ver página 4) y el Jefe Comunal transita los peores momentos de su imagen pública, al punto de que resultó increpado en el acto de homenaje a San Martín en Santa Lucía y abucheado en la Fiesta de la Ensaimada, donde le cantaron “fuera, fuera”.
El camino hacia el futuro tiene múltiples complicaciones. Las financieras son las principales, porque el reconocimiento del estado de emergencia implica asumir que ya no queda mucho por hacer.
Entre tanto, la mala costumbre de gobernar sin generar consensos políticos le jugó otra mala pasada el Ejecutivo, que sufrió el previsible revés en la fallida designación del Director de Asesoría Letrada José Macchia como Juez de Faltas, propuesta rechazada por el Concejo Deliberante en medio de un debate precedido por una intensa rosca donde los actores fueron los mismos de siempre y con conflicto de “apellido”.
Durante esa sesión, además, fue aprobada la conformación de un Comité de Crisis en el ámbito del HCD, del que participan ediles de todos los bloques, representantes de los cuatro sindicatos municipales y de Cicop, que congrega a los médicos, además del Ejecutivo, que asistió con la plana de secretarios a la primera reunión y prometió la del propio Guacone a la segunda.
Ese comité está coordinado por Mario Barbieri, a pesar de la queja al respecto del Frente para la Victoria, que provocó el insólito pedido de licencia a la presidencia del Concejo por parte del exintendente, repuesto al otro día durante el primer encuentro de esa mesa de trabajo propuesta cuando los sindicatos fueron a visitar a los ediles luego de una audiencia en el Ministerio de Trabajo donde las voces del coro político sindical de la ciudad repitieron las mismas líneas.
El Gobierno pide aire
Durante la reunión del Comité de Crisis, el Secretario de Economía Roberto Borgo fue la voz cantante. No estaba Raúl Cheyllada, quien tenía un turno en el médico. Ojea fue otro de los que habló.
Si el primero dio cuentas de la situación, el segundo pidió a su vez el gesto político de aprobación de proyectos que posibilitan la mejora en la capacidad de recaudación. La voz potente de Borgo llegó a exigirlo, aunque en líneas generales el encuentro fue en buenos términos entre las partes.
El Comité de Crisis para la Emergencia Económica tiene como objetivos “promover un ámbito de discusión, análisis y asesoramiento que sirva como herramienta útil al Departamento Ejecutivo Municipal en la búsqueda de soluciones posibles para la crisis”. Por ahora, un “blah, blah” que no repercute con acciones directas para mejorar la vida de los habitantes del partido de San Pedro.
El Ejecutivo quiere la aprobación de la moratoria que “demora”, la que Borgo calcula que significará una inyección de siete millones de pesos, cuenta que hizo no sin comparar que billetes más o menos es lo que faltó este mes para cumplir con los compromisos urgentes. Una pregunta elemental y que nadie hace ¿Cuánto, quiénes y cuáles son los deudores de tasas y contribuciones o cuánto tiempo se puede esperar para empezar a cobrar?
Mientras tanto, los proveedores atraviesan un estado de incertidumbre inédito. Si hay quienes remarcan en exceso porque saben que el Municipio tarda mucho en pagar, también están los que analizan cortar la relación pero temen por un lado no cobrar nunca lo que se les debe y por otro dejar a la comunidad sin prestaciones para los que sus insumos son fundamentales.
Como al pasar, el Ejecutivo llamó a licitación para la provisión de oxígeno para el Hospital, los de las localidades y los centros de salud, a ocho meses de que Sualdea dijera que estuvieron “a punto de cerrar” el nosocomio local por deudas en la compra de ese insumo.
Los concejales
y un aporte “no vinculante”
“El primer punto es trabajar en el plano de la emergencia, que los trabajadores cobren en tiempo y forma, vamos a hacer todas las acciones para resolver eso”, le dijo Barbieri a La Opinión al salir de la reunión. El suyo es un plan de trabajo “a mediano plazo, cinco años”, aunque sabe que para abordar la planificación hay que resolver la urgencia.
Acusado desde diversos frentes como “padre de la criatura” –ya no tanto por ser el que dejó a Guacone en el Gobierno sino por lo que sucedió durante su década al frente del Municipio– llevó a la sesión una serie de anotaciones sobre las que expuso Sergio Rosa, que daban cuenta de diferencias de percepción sobre los incrementos de tasas durante su gestión.
En el Frente para la Victoria, Fabio Giovanettoni –que fue el más crítico con Barbieri–, se reunió con Guacone para plantearle la necesidad de mantener un diálogo abierto y se quejó: “Sigue sin existir una reducción en la planta política”.
Martín Baraybar, por su parte, tuvo que dedicar buena parte de la semana a desmentir versiones que habrían salido del propio Ejecutivo y que lo señalaban como responsable del famoso artículo 5 del decreto de emergencia, el que estableció la disponibilidad absoluta del personal municipal. “No hay que echar al personal, hay que organizarlo”, sostuvo.
El jueves al mediodía, el Comité de Crisis volverá a reunirse. Ediles y sindicatos esperan la presencia de Guacone, aunque no es seguro que asista. Con la planta de empleados de paro, la reunión sigue teniendo como eje la problemática salarial, sobre todo teniendo en cuenta que médicos, políticos y los propios concejales no percibieron el aguinaldo y que los primeros tienen retraso en el salario básico, ni hablar del pago de guardias.
Los miembros del Concejo Deliberante tienen sobre sus espaldas la responsabilidad de hacerle sentir a la población que están a la altura de las circunstancias. Una tarea casi imposible por la escasa creatividad que exhiben a la hora de imaginar nuevas normas para restablecer las condiciones mínimas que necesita una ciudad. Mucho cobran, poco trabajan y menos piensan en los 60.000 ciudadanos que les han confiado su representación pagando el máximo que se permite como dieta y sin que se pongan colorados.
Para que alguien les crea deberán evitar lo que hicieron en la sesión, cuando la presencia de los trabajadores municipales convirtió sus palabras en discurso de barricada sindical, como si su auditorio estuviera compuesto sólo por los empleados.
El septiembre que viene
El Gobierno logró pagar los salarios la semana pasada, con fondos que proveyó el Gobierno provincial, donde mueven la cabeza cada vez que se les nombra a San Pedro.
Borgo repitió una y mil veces que la recaudación propia alcanza apenas el 19 por ciento del total de ingresos, por lo que la dependencia de la coparticipación es extrema, ya que en promedio los municipios del territorio bonaerense llegan al 40 por ciento.
Ya a 20 de mes, el Ejecutivo pagó salarios básicos de trabajadores de planta municipal. A semanas de tener que pagar otra vez, todavía no hizo lo propio con los médicos, los aguinaldos, las horas extras y las guardias.
El mes que viene ya está encima y el panorama no es alentador. Si en octubre vendrá una inyección mayor de dinero, septiembre será un mes complicado para las cuentas municipales. El descuento de las cargas sociales de los aguinaldos abonados forma parte de ello.
Una canción de Jorge Fandermole dice del personaje que está “solo, como el que conduce un pueblo hacia el estrago mientras imagina la felicidad”. En todo el arco político le advierten a Guacone que esa es la sensación que queda cuando se lo ve moverse por la devastada realidad local.
El enojo de los municipales cuando lo escucharon hablar de su “sensibilidad” porque “hubo empleados que no pudieron comprarle un juguete a sus hijos para el Día del Niño” fue extremo, aunque no tanto para que hable de la austeridad que se necesita en su propia remuneración y la de varios de sus colaboradores.
Mientras todo eso sucede en el panorama político, Guacone dio la orden a dos secretarías abocadas desde hace tiempo al ambicioso proyecto de recuperación del espacio público en el balneario con playa en la isla de que lo presenten (ver página 9). Lo que podría haber generado gran expectativa apenas si fue anotado como “un delirio”, otro de los que la población acusa a diario al mismo Jefe Comunal al que votó en 2011. “Con cortar el pasto alcanza”, se dice cuando en el hogar no hay dinero para flores.