Once años después sobreseyeron a los imputados por el contrabando de cigarrillos “Rodeo”
El escándalo por el contrabando de cigarrillos procedentes de Paraguay que eran desembarcados en la costa sampedrina cumplió 11 años y al superar los plazos que estipula la Justicia Federal para certificar quiénes fueron los responsables, la causa prescribió y los acusados quedaron sobreseídos.
Sin culpables. Así se cerró el emblemático caso de los cigarrillos Rodeo, que un grupo de sampedrinos, cuya dimensión no llegó a ser precisada, traficaba desde Paraguay a través del río Paraná para venderlos en comercios de la zona y el conurbano bonaerense.
La Justicia Federal nunca pudo comprobar que las únicas dos personas detenidas el jueves 25 de septiembre de 2004 en el camping Cantando en el Río, sobre las costas del riacho San Pedro, eran los autores directos del delito.
Ahora, once años después, y tras superar distintas instancias, el Tribunal Federal Nº 1 de Rosario , resolvió cerrar el caso mediante el sobreseimiento de los hermanos José Luis y Juan Carlos Benítez, los únicos dos imputados en la causa que siempre reclamaron por su inocencia. Sobre los verdaderos responsables nunca hubo indicios precisos pese a que en la ciudad se conocían nombres, apellidos y modalidades para el contrabando.
Según consta en el acta, debido al tiempo transcurrido desde el decreto de citación a juicio hasta la fecha, ha transcurrido el plazo máximo de la pena establecida por el ilícito por el que se los acusaba, y así corresponde declarar “extinguida la acción penal” por prescripción de la causa, y en consecuencia, disponer el sobreseimiento de los propietarios del camión donde se habían cargado los cigarrillos.
Así, sin culpables, condenados, cómpices facilitadores e ideólogos de la logística se cerró uno de los casos con mayor repercusión en el ámbito de la ciudad que era utilizada casi como un “puerto cabecera” que más tarde también incursionaría en el tráfico de artículos de electrónica, depósitos de cajas de mercadería en la zona de islas y otras maniobras de las que se conocieron los eslabones más débiles y nunca los que tenían el negocio organizado, incluso aquellos que operaban con una importadora que simulaba operaciones desde Rosario.
Los hermanos del camión
La resolución adoptada por la Justicia Federal, no hizo más que darle la razón a quienes siempre se defendieron diciendo que eran inocentes y dejando en claro que detrás del contrabando procedente del Paraguay, hubo gente de peso político y social de la ciudad, que, con el guiño de quienes debían controlar, durante un amplio período de tiempo lograron burlar las leyes y ganar buen dinero.
El papel que se les había asignado a los hermanos Benítez, según reportó La Opinión cuando se descubrió la maniobra se reducía a un pedido especial de traslado para un cargamento del que dijeron desconocer el contenido y con tal mala suerte de quedar al descubierto porque “el camión se encajó en el barro”.
“Camión delator”
De no haber sido porque el camión cargado con 598 cajas de cigarrillos se había enterrado en el barro quizás nunca se hubiesen conocidos los delitos que se cometían o cometen en las costas de la ciudad.
Comentarios siempre hubo y los sigue habiendo, pero se hacía difícil entender que sea esta la ciudad elegida para el contrabando de todo tipo de mercaderías. “Con semejante costa y nadie que controle” todo era y es posible habida cuenta de las montañas de elementos tapados con plásticos que divisan con frecuencia los pescadores que siempre aportan alguna novedad para quienes ni imaginaban que esta actividad era tan frecuente.
La presencia del vehículo y su carga el predio del camping “Cantando en el Río” llamó la atención a una patrulla de Prefectura que se sorprendió cuando advirtió que en el interior de la caja del rodado no había colmenas sino cajas de cigarrillos.
Así empezó esta historia que en definitiva quedó en la nada. Los imputados nunca hablaron demás y siempre sostuvieron que fueron engañados por “un tal González” que los había contratado para trasladar los cajones de abejas desde la isla hasta la ciudad para depositarlas en inmediaciones del cruce de la Ruta Nacional Nº 9 y el ingreso a Gobernador Castro.
Uno de los hermanos Benítez siempre sostuvo que al llegar al lugar indicado y a raíz del cansancio, se quedó dormido sin siquiera advertir el momento en el que empezaron a cargar el chasis y el acoplado de su vehículo.
Al despertar puso en marcha el camión pero al querer salir quedó atrapado en el fango. Mientras esperaba ayuda arribó Prefectura y ahí se enteró que la carga estaba completa con cigarrillos Rodeo producto de una operación de contrabando con Paraguay.
Casi un año después y frente a testigos el cargamento fue incinerado y sin consecuencias más que la pérdida de esa partida de atados de cigarrillos que eran comercializados en muchos kioscos de San Pedro en tiempos en los que fumar se había transformado en “un lujo”.
Los testigos ocasionales de el tráfico hormiga sobre el Río Paraná sostienen que durante ese período el contrabando fue constante y que la mayor parte de las cargas se derivaban al Gran Buenos Aires.
Rodeos y más Rodeos
El caso en el que fueron sobreseídos los hermanos Benítez no fue el único en el que tuvo que intervenir la Justicia Federal. Otros cargamentos fueron secuestrados en meses subsiguientes sin que se pudiesen conectar con el primero que fue descubierto. En enero de 2005, por ejemplo, 2060 atados de Rodeo Box y comunes fueron secuestrados luego de dar con un vendedor que abastecía a los kioscos de la ciudad quien a su vez delató a otro que tenía un depósito sobre calle Ruiz Moreno. Los cigarrillos secuestrados fueron a parar al mismo galpón donde reposaba el cargamento de 2004 que también comprendía algunas cajas de la marca V51. La Aduana tuvo que verificar la procedencia ilegal y la Prefectura proporcionar la custodia.