No cesan las quejas por los “lomos de burro” en calle Caseros
Los reclamos se renuevan a diario y durante el fin de semana recrudecieron por varios vehículos que sufrieron daños. Los reductores de velocidad siguen sin cumplir con los requisitos establecidos por ordenanza.
La construcción de dos reductores de velocidad sobre calle Caseros, entre Sarmiento y Aníbal de Antón, generó infinidad de reclamos desde el mismo día en que los colocaron. Las características de estos “lomos de burro” son poco habituales y apenas fueron habilitados comenzaron a llover los reclamos por el perjuicio que provocan en quienes transitan a diario.
Durante el fin de semana, los reclamos y el malestar de quienes circulan por el lugar se renovó ya que el tránsito de vehículos por esa calle se multiplicó y los reductores fueron una verdadera “trampa” para los sorprendidos conductores.
Uno de los vecinos que resultó con su auto averiado señaló a La Opinión que él no tiene “el auto bajo” ni nada que se le parezca, que pasó por el reductor a baja velocidad y aun así sufrió un grave daño en el rodado.
Un motociclista también se fastidió ya que a pesar de que prácticamente redujo la velocidad a cero para no sufrir sobresaltos su moto tocó abajo y la situación implicó que se fuera con el vehículo dañado.
Los vecinos que habitan en esa cuadra también aseguraron que es diario el reclamo porque no solo producen averías sino también han originado caídas a ciclistas y motociclistas.
Reclamos como estos se multiplicaron durante este fin de semana y varios coincidieron en que es necesaria una modificación, algo que dentro del propio Gobierno reconocieron porque entienden que, como señaló La Opinión, no se respetó la ordenanza vigente que indica cómo deben ser los reductores de velocidad.
Desde el momento de su construcción La Opinión reveló el reclamo que los usuarios realizaban a diario como así también el incumplimiento de la ordenanza que contempla obras como estas.
Los “lomos de burro” de esa cuadra de calle Caseros por ahora no cumplen para nada con las normas vigentes respecto de sus dimensiones y tampoco con lo que establece respecto de la señalización pertinente para que los conductores estén avisados de la existencia de esos reductores.
La ordenanza obliga a que 40 metros antes del reductor haya un cartel indicador y a cinco metros, una franja de frenado. Deben estar pintados con franjas amarillas y blancas en modalidad “cebra” y ser tipo “meseta”, de tres metros en total: uno para la explanada para subir, otro para la meseta propiamente dicha y otro para la bajada. La altura no puede superar los siete centímetros sobre el nivel de la calle.
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