Murió uno de los sobrevivientes de la Masacre de Ramallo
Ayer en San Nicolás perdió la vida Carlos Martínez, el único delincuente que permanecía con vida tras participar del trágico asalto al Banco de la Nación de la vecina ciudad. Tenía 31 años y había recuperado la libertad a pesar de ser condenado a 24 años de prisión.
La madrugada del primer día de febrero no será una más. Quedará marcada por ser parte de la historia más dramática y trágica que se recuerde en el ámbito delictivo de la región. En San Nicolás falleció Carlos Sebastián Martínez, el único delincuente que había quedado vivo tras perpetrar el recordado copamiento al Banco Nación de Villa Ramallo, lo que después se conoció como “la masacre de Ramallo”.
Martínez, de 31 años, murió ayer en la vecina localidad luego de chocar con la moto en la que viajaba. Lo hacía en compañía de una mujer de 18 años identificada como Romina Villarreal, quien sólo sufrió lesiones leves. En cambio, él salió despedido del rodado y dio de lleno contra una columna de alumbrado público, lo que le provocó la muerte en forma instantánea.
El accidente se produjo en plena zona urbana, cerca de las 05.30 de la mañana en la esquina de José Ingeniero y Avenida Alberdi, y trajo de inmediato a la memoria las mismas sensaciones que generó la trágica madrugada de 1999 en donde fallecieron tres personas y otras tres se salvaron de los 35 balazos que los efectivos policiales efectuaron contra el vehículo, entre los que se encontraba Carlos Martínez.
En el año 2002, los jueces Laura Cosidoy, Santiago Harte y Omar Paolucci, del Tribunal Federal Nº 1 de Rosario habían condenado a Carlos Martínez a 24 años de prisión y por esas cosas que tiene la Justicia había quedado en libertad hace dos. Según explicaron fuentes policiales se desconocía qué función cumplía actualmente, a qué se dedicaba, pero sí se pudo asegurar que no había vuelto a delinquir tras lo acontecido en Ramallo, al menos que se haya podido establecer.
Una imagen
imborrable
Como se recuerda, la “Masacre de Ramallo” se desencadenó en la madrugada del 17 de septiembre de 1999, aunque los hechos habían comenzado un día antes, cuando un grupo de delincuentes asaltó el Banco Nación de esa ciudad y tomó rehenes.
Los delincuentes intentaron escapar en un auto marca VW Polo verde con el contador Carlos Santillán, el gerente del banco Carlos Chávez y su esposa Flora Lacave como rehenes, pero el coche fue atacado a balazos por la Policía desde varios ángulos.
Además de Santillán y Chávez, murió uno de los delincuentes, Javier Hernández, mientras que la esposa del gerente, Flora Lacave, y el asaltante Carlos Martínez sufrieron heridas. Otro delincuente, Martín Saldaña, resultó ileso, pero sospechosamente murió ahorcado en la comisaría segunda de Ramallo.
Aún hoy, la imagen de los cuerpos acribillados de dos de los rehenes tomados en el Banco Nación de Villa Ramallo genera indignación en todo el país por la inexplicable reacción de la policía, que disparó a matar hacia el auto en el que tres asaltantes y sus tres víctimas salieron de la sucursal. También profundizó hasta el límite del desconcierto la crisis de la seguridad en la provincia de Buenos Aires, la que aún hoy persiste y renace ante cada circunstancia de connotaciones irregulares.
A diez años de la masacre, nunca se pudo saber con certeza quién dio la orden de disparar. El Juez federal Carlos Villafuerte Ruzo negó haberlo hecho y el gobernador de aquel momento, Eduardo Duhalde, decidió disolver el Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la policía provincial y relevar a los jefes del operativo.
Los policías abrieron fuego contra el automóvil pese a que Chávez iba al volante. Al lado de él estaba Santillán, sentado en las rodillas de uno de los ladrones, que lo usó como escudo, y en el asiento trasero, en medio de otros dos delincuentes, estaba la esposa del gerente.