Me encantó la ciudad, pero…
Hola! No creo que me recuerden. Mi nombre es Luis y la semana pasada me comuniqué con ustedes para contarles que este fin de semana visitaría por primera vez su ciudad. La verdad que San Pedro nos encantó (fui con mi novia). Nos sorprendió la limpieza en las calles, lo hermoso de su plaza, con la fuente y la Iglesia dando un muy lindo marco. Además, visitamos los Museos municipal y paleontológico, y la verdad que la gente que nos atendió allí nos trató bárbaro. Ni hablar de la belleza de las barrancas, nos quedamos prácticamente sin palabras. Pero, para serles sinceros, nuestra alegría hubiera sido completa si hubiésemos ido a un camping a dormir y prepararnos algo para comer allí mismo. Sin embargo, por comodidad, elegimos pagar un hotel e ir a comer a distintos restaurantes de San Pedro. Y ahí comenzó a estar todo mal. Nuestro primer problema fue el alojamiento. Hace casi un mes decidimos visitar San Pedro. Como no conocíamos, utilizamos Internet para conocer los hoteles. Somos docentes y, obviamente, no podíamos pagar una habitación en el Howard Jonhson, pero no teníamos problemas en alojarnos en un hotel término medio. Tratamos de conseguir habitaciones en distintos hoteles (Eser, Natural, Barrancas) pero no conseguíamos lugar. Hasta que encontramos un hotel llamado Brisas. Recalco la palabra “hotel” porque así lo menciona su publicidad y así lo describió la persona con la cual nos comunicamos por teléfono. Cuando llegamos nos encontramos con ¡una pensión! Las habitaciones eran mínimas y, si queríamos tomar mates debíamos calentarnos el agua en una cocina que estaba en el patio del hotel. La gota que rebalsó el vaso fue el sábado por la mañana. Mi novia estaba resfriada y preguntamos si podíamos desayunar adentro, ya que los turistas lo hacíamos en el patio y esa mañana había refrescado bastante. No sólo se negaron, sino que el argumento fue que se puede “ensuciar el piso”. Podrán decir “Bueno, pagaste $ 80 la noche, ¿que más querés?” y es válido. Sin embargo, repito: no tenía problemas en pagar un valor mayor por otra habitación, si me hubiesen tratado mejor, como a un turista. Además, podríamos habernos evitado los malos momentos si al publicitar el alojamiento aclaraban que es una pensión y no un hotel. El segundo problema fue ubicar un lugar decente para comer. Fuimos a varios lugares: “Martín Fierro”, “Vía Costa”, “El Negrito”, “Los Girasoles” y el restaurante que está en la esquina de la peatonal (no recuerdo el nombre). En la mayoría de ellos la atención era pésima. Esperamos aproximadamente media hora, ya sea para que nos trajeran el pedido o la cuenta. La gran mayoría de los lugares estaban sucios, con telarañas y mesas sucias. En uno de los lugares, el colmo. El viernes por la noche, fuimos a “Los Girasoles”. Nos llamó la atención el cartel de la entrada “CUIDEMOS A LOS TURISTAS”. Cuando ingresamos, vimos a una mesera, la saludamos y le preguntamos por una mesa. Nos miró, se dio media vuelta sin contestarnos y siguió caminando como si nada! Rescato a los chicos de “El Negrito”. El lugar era muy lindo y los pibes fueron muy atentos. Hubiese querido que mi mensaje tuviera más onda, pero la verdad es que nos fuimos con un sabor algo amargo de su ciudad. Valoro el trabajo de la gente de turismo del municipio, ya que siempre tuvieron buena onda para tratarnos (como los chicos que brindaban información en la peatonal) pero pareciera que muchos sampedrinos pensarán que le hacen un favor al turista al recibirlo. Pareciera que muchos se olvidan que, más allá de la actividad agropecuaria, (que soy consciente que en estos días concentra su atención) el turismo es una importante fuente de ingresos para la ciudad. Bueno, espero no haberlos aburrido. Un abrazo grande y gracias por su tiempo. Luis Quinteros