Masacre de San Patricio, la película
La colectividad irlandesa presentó un documental sobre el asesinato de los curas palotinos. Estuvo presente uno de los directores y debatió con el público.
La masacre de San Patricio ocurrió un 4 de julio de 1976, en la parroquia que lleva el nombre del santo irlandés en el barrio de Belgrano, en Capital Federal. Esa madrugada aparecieron asesinados tres sacerdotes y dos seminaristas, a manos de un grupo de tareas de la dictadura que dejó en las paredes inscripciones como: “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes y son M.S.T.M.”. La sigla corresponde a “Movimiento sacerdotes tercermundistas”, sector de la iglesia católica con fuerte compromiso social, anclados en el Concilio Vaticano II.
En 1989 el periodista Eduardo Kimel publicó una investigación que revelaba las implicancias de la dictadura en el crimen y el silencio de la jerarquía eclesiástica. Los cineastas Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta decidieron retomar el tema y llevarlo al lenguaje audiovisual. Durante seis años investigaron junto a Kimel para llegar al documental “4 de Julio, la masacre de San Patricio”, que se presentó el sábado pasado en la Biblioteca Popular Rafael Obligado, organizado por la colectividad irlandesa local.
Juan Pablo Young es descendiente de inmigrantes irlandeses, sus abuelos vivieron en San Pedro y tiene aquí familiares. Eso permitió que el sábado, el director del documental estuviera presente para la proyección y posterior debate con los más de cincuenta asistentes que presenciaron la velada.
Young, católico y miembro de la comunidad religiosa ligada a la parroquia San Patricio del barrio de Belgrano, donde vivió su infancia, relató que durante los seis años de investigación dieron con documentos que hicieron más importante el film, como una cinta de 16 milímetros con los momentos previos a la misa de exequias y el expediente judicial que “misteriosamente apareció cuando estábamos cerca de terminar la película”.
“Hubo intenciones de silenciar los sucedido por parte de la dictadura y de la jerarquía eclesiástica. Había sectores de la iglesia que se oponían al golpe y a la represión que tomaron una actitud de retracción después de la masacre”, dijo el director, que opinó que la película permite abrir un debate no sólo en el seno de la iglesia sino también en la sociedad.
Sobre el final del debate con el público presente, la colectividad irlandesa local entregó a Young un cuadro con una fotografía de la parroquia San Patricio de Santa Lucía, demolida durante la dictadura militar.