Malvinas: la memoria del excombatiente Pablo Azimonti y la emoción de su padre al recordar su regreso con vida
El sampedrino que vive en Mar del Plata participó este viernes de la ceremonia íntima en la plazoleta Fray Cayetano Rodríguez y recordó su vuelta al continente acompañado de su papá, de 93 años, que se enteró por televisión que estaba vivo.
En 1983, un año después de terminada la guerra en las Islas Malvinas, Pablo Azimonti se afincó en Mar del Plata y la mayoría de los 2 de abril los pasó lejos de San Pedro y de sus seres queridos. Sin embargo, este viernes, en el 39° aniversario, fue uno de los excombatientes que participó de la ceremonia íntima en la plazoleta Ejército de Los Andes.
Azimonti fue acompañado de su familia, entre ellos su papá, “Quique” de 93 años con quien, en #RadioCuarentena, recordó los meses difíciles que pasó hasta que regresó al continente sano y salvo: “Yo fui forma de voluntaria a los 19 años, lo más duro fue decirle a mis padres. Les dije que me iba al sur pero no sabían que iba a ver una guerra. Después, volví en el Canberra, el barco prisionero de los ingleses y nos dejaron en el muelle de Puerto Madryn”.
Y agregó: “Volvimos al continente después de estar dos meses en una situación que no se le deseo a nadie. Es algo que te saca todo y estar en Madryn fue volver a casa. Cuando nos subieron en camiones, la gente nos tiraba pan porque pensaban que veníamos con hambre. La gente nos abrazaba y tocaba como un ser extraterrestre que llegaba”.
Pablo pasó semanas sin bañarse y recién pudo hacerlo en el barco de los ingleses, con los que admitió que “tiene la mejor y que cuando descendió en Puerto Madryn le “dieron la mano” y le “desearon lo mejor”.
A su lado, su papá aseguró que siempre “pensaba en positivo” de que no le iba a “pasar nada”. “Yo pensaba que iba a volver y volvió”, aseguró. “Quique” no ocultó su emoción cuando relató cómo se enteró de que su hijo había regresado con vida: ATC estaba transmitiendo el desembarco de los soldados argentinos en Puerto Madryn y mostró el momento en el que Pablo bajaba de uno de los camiones.
“En una despensa en Puerto Madryn me dieron un sándwich que fue lo mejor que comí en ese tiempo. Un señor me preguntó si mis padres sabían si yo estaba vivo y les dije que no, no sabía que me habían visto en la televisión bajar del camión. De los nervios no me acordaba ni el número y ellos llamaron”, recordó Pablo.
Por último, respecto del nuevo aniversario dejó en claro que, “a pesar de que pasaron 39 años” sigue “recordando y manteniendo la llama viva de Malvinas con los chicos que quedaron y fueron quedando en el camino”.
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