Los isleros cada vez más desamparados
La población del sector de islas vive a merced de los delincuentes. Hace pocos días un habitante regresó de San Pedro y halló cenizas en lugar de su casa porque la habían incendiado. La jurisdicción es de la Prefectura de Gualeguay pero llegó tres días después para investigar.
A medida que pasan los años, los pobladores de las islas que se extienden a lo largo de este tramo del Río Paraná se encuentran cada vez más desprotegidos y así lo manifiestan sin que hasta el momento alguien pueda ofrecer una respuesta.
A los incendios frecuentes del verano, el robo de ganado y de colmenas, se suman los actos delictivos perpetrados por individuos que aprovechan la desolación del lugar y la falta de control de la Prefectura para actuar. El panorama es similar al que se puede corroborar en algunos barrios de la ciudad, acorralados por los robos y la violencia: muchos hechos y pocas denuncias porque el miedo puede más.
Los ejemplos son dolorosos. Hace 15 días un hombre que tiene familia en San Pedro pero vive desde hace tiempo en las islas Lechiguanas sufrió la pérdida total de su casa y hasta de los animales que criaba.
Fue exactamente el lunes 13 de Marzo.
Un familiar confirmó que esta persona había viajado a San Pedro como lo hacía habitualmente para comprar alimentos -porque esta ciudad les queda siempre más cerca a los isleros- y al regresar halló cenizas en lugar de su casa porque la habían incendiado. “Perdió todo, absolutamente todo. Además, le mataron las gallinas, gansos y patos del corral. Salvó las vacas y los chanchos porque los tenía en otro lugar. Y solamente quedó en pie la torre de la radio pero le quemaron el equipo”, explicó una hermana del damnificado.
La mujer dijo que tenían sospechas concretas de quién podría ser el autor y que sólo se explican semejante daño como una venganza aunque no conocen exactamente los motivos. “Esperaron el momento oportuno porque él nunca deja su casa sola, y esa vez no tuvo otra alternativa. Creemos que son gente de esa zona”agregó, confirmando que la situación no es nueva para los isleros que se encuentran realmente a merced de los ladrones.
Por eso cuentan que durante una Navidad le robaron a otro vecino la casilla de madera en la que vivía con todas sus pertenencias adentro. “Se llevaron la casilla rodante completa porque se había ido a festejar con la familia y lo dejaron sin nada”, dicen.
El principal problema de los habitantes de esa zona es la carencia de una sede cercana de Prefectura para denunciar lo que les ocurre, porque la de San Pedro no tiene jurisdicción allí.
En el caso del incendio, por ejemplo, la víctima avisó a la Subprefectura sampedrina y ante su insistencia desde aquí se comunicó del caso a la sede que corresponde en Gualeguay, Entre Ríos. Pero el personal recién llegó el jueves a la isla para certificar lo ocurrido. Es decir, demoraron más de tres días en intervenir.
“Además del tiempo que demoraron, había llovido y por supuesto no pudieron encontrar ni una huella, nada”, dice la familia del damnificado.
Las Islas Lechiguanas están habitadas por varios grupos familiares y si bien la solidaridad es común entre ellos porque así se los exigen las condiciones de vida, se sienten desamparados por la escasa o nula presencia del estado. Sobre todo, en materia de seguridad.