Lo normal en nuestro país
BIALET MASSE era un médico catalán que recibió el encargo del Presidente Julio A. ROCA de elaborar un informe sobre el estado de la clase obrera en nuestro país. Corría el año 1904 y después de recorrer todo el país presentó un trabajo conmovedor que dio origen a un proyecto de Código de Trabajo elevado al Congreso Nacional por Joaquín V. GONZALEZ - a la sazón Ministro del Interior – que nunca fue aprobado por los legisladores. Era demasiado revolucionario para la época de la explotación conservadora y liberal. Recién años después y a iniciativa del diputado por el barrio de la Boca, Alfredo PALACIOS, se votó la Ley de la Silla, primera de una serie de leyes laborales que impulsara el legislador socialista. Esa norma preveía que las mujeres trabajadoras se podían…“sentar”!!!! La explotación del hombre por el hombre, la circunstancia que el trabajo sea considerado una mercancía cualquiera, es tan viejo como el ser humano, sin embargo se la ve tan rozagante y vital como si hubiera nacido ayer. Esta es la reflexión que nos mueve cuando nos enteramos que Kosiuko o cualquier marca de ropa fina utiliza talleres con mayoría de trabajadores bolivianos en actitud esclava y que repugna por ser violatoria de un claro derecho humano recepcionado por la Constitución Nacional que muchos empresarios omiten o ignoran… Los abusos en perjuicio de estos trabajadores extranjeros es de tal magnitud que – no por menos conocido -, mueve a la indignación y provoca casi un lamento de funcionarios quienes -a coro- repudian esa conducta. Como si fuera nueva y desconocida, todo lo contrario. Del mismo modo desde siempre se explotan a los bolivianos en los trabajos de quintas de verduras del Gran Buenos Aires y en el área de la construcción en Capital Federal y conurbano también. Ahora nos desgarraremos las vestiduras si el amigo EVO nos quiere aumentar su patrimonio nacional: el gas que fluye en grandes cantidades de su territorio!!!! Todo lo que nos pasa como sociedad nos pasa como personas, esta es una verdad de Perogrullo, sin embargo es importante reiterarla. Nada de lo humano que suceda en Argentina nos es ajeno, al contrario, las enfermedades y debilidades sociales que van rasgando el tejido de la comunidad, provocan cada vez más el rechazo generalizado. Ya nadie es indiferente a estas incurias sociales y económicas, ya nadie ignora que esos son verdaderos caldos de cultivo de rencores y resentimientos. Ya nadie ignora que de ciertos estratos sociales sumergidos y explotados, surgen como hongos jóvenes delincuentes que con la práctica van a ser adultos delincuentes, que asolan peligrosamente al resto de la sociedad. Ya nadie ignora que esa explotación y la pobreza decidida origina serios problemas familiares, como la violencia doméstica, casi natural y orgánica, como describe KLISBERG en trabajo del Diario Clarín del domingo último. Lo “anormal” llega a ser tan normal que los chicos (educandos) no saben leer ni escribir correctamente; es tan normal que los docentes utilicen el máximo de faltas que les permiten sus reglamentos, es tan normal que los alumnos no puedan superar una prueba de ingreso a la universidad… así también es normal que se exploten a trabajadores por salarios misérrimos!!!! La ley no escrita , la ley natural que es la que nos dá la recta razón que nace de nuestros corazones, es una norma inmutable y eterna que rige a todos los pueblos y en todos los tiempos. Por ello rechaza la explotación del ser humano por otro ser humano. No ver este fenómeno, que está entre nosotros, es una forma de huir y de renegar sobre lo que es natural. Lo natural es también el sentido de justicia que campea en nuestra comunidad ante hechos como el sucedido a “Lele” INCISA ó a Daniel PEREYRA, y que la burrocracia que maneja el Ministerio de Justicia Bonaerense, entorpece ú obstaculiza (por ejemplo), rechazando las órdenes de los jueces de menores… por el Dr. Elvio Macchia