La columna de Brenda Rojas: “Trataba de comer todo lo más parecido a nuestras costumbres antes de competir”
Concluida su participación en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 y mientras hace cuarentena en su casa en San Pedro, la palista contó cómo fueron sus días en Japón, en Shimosuwa y en la Villa Olímpica donde compartió estadía con otros atletas.
En Shimosuwa al principio pensé que nos íbamos a manejar libremente, pero nada de eso. El protocolo era que los japoneses nos acompañaban a TODOS LADOS. Cuando fueron pasando los días, me di cuenta que no era tan grave, la verdad que la atención era de primera y siempre estaban atentos en cada detalle para que estemos cómodos.
La gente que nos iba a ver nos hacía sentir bien, acompañados, los niños me daban mucha ternura con la bandera de Argentina. Al principio sentíamos el agua un poco pesada, el cansancio y el cambio de lugar se notaba en los primeros días, pero después normal.
Queríamos estar en la inauguración de los Juegos Olímpicos, pero no se podía porque estábamos lejos, teníamos que ir de Shimosuwa a Tokio, y no estaba en el protocolo. Estaba disfrutando muchísimo de Shimosuwa, de las comidas raras y del trato recibido.
Llegó el momento de partir a la Villa Olímpica y tenía muchísimas ganas de estar ahí. Me tocó compartir hasta mi primer día de competencias el departamento con las chicas de gimnasia que eran unas copadas. Hice relación con mis compañeras de departamento, algún día miramos la televisión en el “patio” de la Selección Argentina y hablé con algunos deportistas, pero más que nada me juntaba con Agustín (Vernice) y Rubén (Rézola). Es como que cada uno anda con su deporte en el mayor tiempo del día.
La comida de la Villa Olímpica no me sorprendió tanto, trataba de comer todo lo más parecido a nuestras costumbres antes de competir. En Shimosuwa sí me anime a probar sus comidas raras.
La pista donde competimos me encantó. Siempre tenía viento, pero era un viento cómodo, por lo general de atrás o de frente. En cada regata me preparaba para dar lo mejor de mí, era lo único que me iba a reprochar, si eso no ocurría. Por lo general me gusta correr así, dejar todo y que el resultado venga después. Por eso me sorprendió el tercer puesto en cuartos de final de K1 500 metros, no sabía cómo había llegado porque no quería mirar para los costados, sólo quería dejar todo en cada palada.
Durante los viajes siempre tengo contacto con mi familia, con mi mamá, hermanos y sobrinos. También tengo amigos que estuvieron en el proceso y me acompañaron a la distancia.
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