La ciudad más sucia y los vecinos más enojados
Desde hace semanas se suman los graffitties con aerosol en paredones, frentes de viviendas y hasta paragolpes de automóviles. El área de Inspección decidió hacer una carta para pedirle a los clubes que intercedan, porque en algunos casos se descubrió que eran hinchadas de fútbol. Existe una ordenanza que no se cumple y dispone que se controle la venta de aerosoles en pinturerías, pero los comerciantes aclaran que no sólo ellos expenden estos productos.
Varios frentes de viviendas, paredones de edificios y hasta monumentos públicos son blanco desde hace tiempo de los fanáticos del graffitti que parecían haber desaparecido pero ahora retornaron dejando su impronta por toda la ciudad.
Los vecinos, con razón, se preguntan indignados por las medidas que existen para controlarlos para evitar que dañen propiedades públicas y privadas.
“Es una visión muy fea para los turistas, tanto que queremos que vengan” expresó una vecina con indignación por las famosas pintadas.
Desde principios del mes pasado, los mensajes escritos en aerosol empezaron a aparecer con cierta continuidad. Una serie de ellos, escritos con pintura roja, estaban basados en la temática del fútbol y por eso no fue difícil establecer que los responsables eran un grupo de fanáticos de un club.
Por ese motivo, el área de Inspección General está preparando ahora una carta que estará dirigida a la comisión de ese club en el que se le pedirá “que hable con su hinchada para que les recomienden no volver a hacerlo”, conscientes de que mucho más no hay para hacer y que “si viene de su propio club” el mensaje quizá tenga más efecto.
Las denuncias por las pintadas son en general recepcionadas en esta área municipal pero es Obras Públicas quien dispone personal para limpiar los sectores afectados, sobre todo cuando se trata de monumentos públicos. “Pero tenemos costos, porque hay que comprar líquidos especiales y disponer de gente”, explicó un funcionario.
Ni el auto se salvó…
Los graffittis que empezaron a aparecer hace algunas semanas, se ubicaron en general en zonas céntricas e históricas. Uno de los primeros paredones que apareció con leyendas fue el de la Escuela Socorro aunque ya fue retirado. Pero también el monumento a Fray Cayetano Rodríguez en la plazoleta homónima y otro sector del boulevard fue pintado, incluso con algunos mensajes más violentos como una esvástica negra. El mismo símbolo apareció en otra pared de Colón casi Almafuerte. Se suman también, otros en la casa de Pellegrini y 9 de Julio y en Salta y Arnaldo, sólo para citar algunos. Y este fin de semana, el colmo llegó cuando un automóvil VW Gol fue atacado por dos chicos que le pintaron el paragolpe con aerosol negro. Los dos menores fueron detenidos por un patrullero porque un vecino los había descubierto cometiendo el daño, y sus padres debieron retirarlos de la Comisaría. “En general, las pintadas se detectan cuando están hechas pero lo ideal sería que la policía pueda detener a los responsables porque es un hecho de daño”, explican desde Inspección General.
Libertad absoluta
El problema de los graffitties, fue un tema que incluso generó un proyecto en el Concejo Deliberante hace años para que se regulara la venta de pintura en aerosol en las pinturerías.
La idea era que los comerciantes llevaran un registro de las personas que los adquirían, pero a consideración de ellos además de engorrosa sería una tarea casi inútil porque como tantos otros productos del rubro no sólo este tipo de comercios los expenden. Las ferreterías y también otros negocios relacionados venden pintura en aerosol, y por eso controlar las pinturerías no se asomaría ni siquiera a una solución.
En el archivo del HCD no aparece ni la ordenanza aprobada ni el proyecto, y los comerciantes reconocen que venden sin hacer mayores preguntas y que además a veces, se dan cuenta de cuáles son los destinos. Una prueba total del desparpajo es que hasta una pinturería sufrió el ataque.