Jóvenes emprendedores en cuarentena: Cómo afrontan su primera crisis y qué medidas tomaron para atravesarla
Todos rondan los 30 años y en el marco el aislamiento social preventivo y obligatorio para frenar la propagación del coronavirus algunos trabajan a cuentagotas y otros no pueden hacerlo porque el rubro en el que se desempeñan no está en las excepciones. Para ellos, es la primera gran emergencia económica que enfrentan como responsables de su propio emprendimiento.
Desde antes de la pandemia Argentina estaba en crisis y la situación actual la agudiza jornada a jornada porque gran parte de los trabajadores no pueden llevar adelantes sus tareas ya que deben mantener inactivas sus respectivas actividades por la cuarentena para evitar la propagación del coronavirus.
En San Pedro hay emprendedores de muchos años y otros que están dando sus primeros pasos y afrontan por primera vez una gran emergencia económica a cargo de un "negocio" porque, por ejemplo, en el 2001 todavía eran niños. La Opinión dialogó con jóvenes que rondan los 30 años y son responsables de sostener su principal fuente de ingreso quienes contaron cómo atraviesan la situación y las medidas que tomaron para sobrevivir en un contexto de total incertidumbre donde, también, está en juego la salud.
Jorge tiene 31 años y es mecánico en su propio taller de autos, uno de los rubros exceptuados desde el 13 de abril. Su oficio es el gran sostén de su familia conformada por su esposa y dos hijos y dejó en claro que la situación lo afecta "negativamente": "Estamos viviendo de lo poco que hacemos acá y más que nada de los ahorros, pero entendemos que es lo más sano. No estamos generando ganancias y estamos trabajando de pagar las cuentas y salir de adelante con lo que tenemos. Antes se reparaban tres autos por día y ahora cuatro por semana". También, aunque actualmente tiene permiso para abrir, indicó que sólo lo hace "a puertas cerradas" con vehículos que "tienen permiso para circular" y detalló los recaudos que toma: "Recibimos los autos, dejamos ventilando unas horas y después desinfectamos. Los repuestos se compran por delivery y también se desinfectan cuando llegan. El tema de la plata también hay que tenerla aparte para evitar el contagio. Es difícil y hay que adaptarse a esto porque por un tiempo va a haber que laburar así".
Alexis, con 29 años, lleva adelante un local de venta de accesorios y cosmética en la zona céntrica y dejó en claro que "no se genera" dinero porque al no ser un comercio de primera necesidad está cerrado desde que empezó la cuarentena el 20 de marzo. "Los negocios como el mío y de ropa estamos mal. Uno vende muchas cosas para salir como maquillaje y bandoleras que no se están vendiendo", indicó. Además, señaló: "Los gastos fijos están todos, como internet, luz, monotributo, contador, seguridad e higiene y empleado. Lo único que no pago es el alquiler porque me dieron a pagar a partir de mayo".
Agustín tiene 25 años y es DJ y árbitro de fútbol, actividades que están frenadas por el coronavirus por lo que está sin trabajar desde hace un mes. "Como todos sabemos es el rubro que primero se paró y va a ser el último en regresar", aseguró el joven quien dejó en claro que al igual que sus colegas atraviesa "un momento de incertidumbre" porque desconocen cuándo se realizarán "los eventos pendientes del año". Y explicó: "Algunos clientes ya postergaron las fechas, pero no hay una fecha específica que diga cuando se volverán a realizar conciertos, eventos privados o boliches. Para mayo tenía dos cumpleaños de 15, por ejemplo, y uno se postergó a septiembre". Por último, señaló que "las pérdidas son para todos igual" y, mientras tanto, intenta "descargar música nueva y tener nuevas ideas de cómo ubicar la iluminación y el sonido, para volver con muchas más ganas".
El caso de un joven de 26 años que trabaja un kiosco familiar es diferente porque al tener productos esenciales su negocio permanece abierto durante la cuarentena aunque con restricciones, tal detalló: "Estamos sin dejar pasar a nadie para tomar el mayor recaudo posible y no tener que desinfectar todo el negocio constantemente y estar más tranquilos adentro sin que te entre nadie. Es difícil porque no sabes si el virus viene con la plata y cada vez que tocamos plata nos lavamos las manos". Sin embargó, sostuvo que eso "te corta las ventas" porque "hay cosas que la gente las ve y las compra". "Ahora la gente compra lo esencial, cigarrillos y cargas", agregó. También, destacó que no tuvo pérdidas a pesar de que tiene "muchos gastos fijos" y se está trabajando menor que lo habitual.
Ignacio, de 26 años, es propietario de un bar junto a dos socios y mantuvieron el local cerrado sin actividad alguna durante tres semanas hasta que, afectados por la situación, decidieron vender bebidas a través del delivery y en envases descartables con el protocolo establecido: "Tuvimos que salir a rebuscarla como podíamos. Intentamos con la cocina y no anduvo mucho y ahora activamos las bebidas y anduvo bastante bien. No es lo mismo, ni un cuarto de lo que facturábamos pero no tenemos gastos al realizar esto. Aunque destacó que tampoco tienen que abonar un alquiler mensual, explicó cómo padecieron el contexto de incertidumbre: "Nos vimos afectados con el recibo de luz y gas. Varios proveedores entendieron el tema de que no pudimos trabajar y quedaron deudas. A muchos se les devolvieron productos para achicar gastos ya que nosotros a esos productos no los vamos a utilizar hasta que volvamos a abrir y no sabemos cuándo es esa fecha. Justo nos agarró con mucha producción porque la cuarentena arrancó un viernes". Para cerrar, dejó en claro que "la idea es afrontar los gastos" y que cuando se pueda reactivar la actividad seguir "una obra de cerramiento en el patio" además de "ir pagándole a los proveedores".
La situación para dos jóvenes que llevan adelante un comercio de venta de hamburguesas es un tanto distinta a la de los bares y restaurantes porque ellos y sus clientes están acostumbrados al delivery y, tal contaron, "las ventas no bajaron" aunque sí abren sólo tres días, de viernes a domingo. "Achicamos días por una cuestión de sanidad y para bajar el riesgo. Esos días se vende normal", contó uno de los socios.
Bruno tiene 29 años y trabaja en su taller de electromecánica el cual estuvo cerrado la primera semana de cuarentena y progresivamente fue abriendo sus puertas cumpliendo todos los recaudos necesarios: "A todos los motores que entran le aplicamos alcohol. Nosotros nos lavamos las manos y cumplimos con el protocolo". Además, indicó que "hay mucho menos movimiento" y que bajaron considerablemente las "ventas y reparaciones", situación que "afecta en el día a día y en el bolsillo de cada uno". Y cerró: "Hay que luchar, no queda otra".
Por último, Lautaro, de 29 años, es comisionista, una de las actividades que se exceptuó en las últimas semanas de cuarentena. "Estoy viajando a Rosario dos veces por semana en lugar de tres y la primera semana se trabajó bien, hay muchos chicos allá y hubo que llevar comida. No sé esta semana cómo va a ser", contó quien quitó días de viaje para concentrar las comisiones. Y, acerca de cómo pasó varios días sin trabajar, explicó: "En este tiempo fui cobrando cuentas corriente que tenía pero ahora estaba en el límite de salir a trabajar porque económicamente ya me afectaba".