El viernes los autoconvocados vuelven a reclamar seguridad
Con muchas discusiones internas el grupo que se conformó en Facebook bajo el nombre “Todos por el Pueblo” organiza una nueva manifestación con destino final en el Municipio. Hay mucho debate interno y propuestas por escrito para presentar al Intendente. Llegaron efectivos, hubo controles, operativos de secuestro de drogas, detenidos y preocupación por parte del municipio que cree que detrás de esta ola “hay algo más” que una casualidad. En la fuerza policial la ausencia del Comisario Juan Monje es llamativa. Todo lo que sucedió y sucederá en este informe especial.
El martes de la semana que pasó el equipo de La Opinión cerraba su edición 1192 con el reporte de varios hechos policiales: 12 casos de motochorros reportados en un día. Cuando las páginas y la tapa viajaban hacia la imprenta un disparo dio contra la humanidad de Marcelo Bisi, el Director de Cómputos de la Municipalidad, quien quiso ayudar a una mujer víctima de otro arrebato.
En pocos minutos “cambio de tapa” pero no de carátula porque las heridas fueron “leves” pese a que la bala lastimó el pecho del funcionario y pudo haber sido letal. Esa misma noche, una vecina comenzó a armar un foro de facebook sin imaginar que para la mañana siguiente superaría los 2000 seguidores y en 48 horas superaría los 5000. Bajo el nombre “Todos por el Pueblo” comenzaron a reportar hechos, situaciones, opiniones y por sobre todo acciones para emprender de cara al vacío que se cierne sobre una ciudad que se parecía al conurbano en su exclusión social y ahora a Rosario por la proliferación de comercializadores de droga.
El mismo miércoles y frente a una realidad inmanejable, el Intendente Giovanettoni y su Secretario de Gobierno, Martín Baraybar viajaron a una urgente reunión con el Ministro de Seguridad Alejandro Granados de la que regresaron con la promesa de refuerzos de personal policial que comenzó a llegar el pasado viernes.
Nada fue suficiente para frenar el caos de delitos constantes de menor a mayor envergadura. Ni siquera los dos procedimientos en los que secuestraron gran cantidad de marihuana el sábado generaron una pausa en los reclamos.
La zona rural fue nuevamente golpeada con asaltos y en el casco urbano los accidentes de tránsito también estuvieron a la orden del día pese a los controles emplazados en las calles y al consecuente secuestro de motos que circulan sin documentación respaldatoria ni seguro.
El sábado por la noche, el Comisario Gallo recibió al Intendente Interino tras la detención de tres jóvenes que transportaban más de tres kilos de droga en un Volkswagen Gol gris por la Ruta 191. Un varón y dos mujeres de muy corta edad quedaron detenidos bajo los flashes de las cámaras periodísticas.
La marcha sin marcha
Durante toda la jornada del viernes las dudas sobre la convocatoria estuvieron presentes en todos los medios de comunicación. Los periodistas fueron superados por la velocidad de las redes sociales y las entidades intermedias no respaldaban oficialmente la convocatoria aunque muchos de sus referentes estuvieron en la manifestación que a las 21 horas comenzó en la Comisaría para terminar más de dos horas después en la Municipalidad con la infructuosa participación del flamante Secretario de Gobierno, Martin Baraybar y el Concejal Nicolás Macchia como receptores de la protesta vecinal. Casi no pudieron hablar con los vecinos y cuando lo hacían, pocos sabían qué tipo de representación ostentaban los funcionarios que fueron los únicos en dar la cara en una noche sumamente complicada.
Ausentes y sin aviso, el resto de los concejales, el foro de seguridad, los miembros del gabinete y las autoridades policiales.
Los vecinos que querían hablar quedaron en un segundo plano cuando algunos voceros consuetudinarios acapararon el centro de la escena. La única excepción fue la lectura de un petitorio y la participación de una docente que a viva voz, marcaba que “no tenía partido político alguno” y que “pagaba al día sus impuestos” para recibir a cambio la paz que se necesita para poder habitar San Pedro. Tal vez, la voz más genuina del sentir popular que llevó a cientos de manifestantes al Palacio Municipal.
Linchamiento festejado
Casi en coincidencia con los hechos del martes, el miércoles apareció un video que La Opinión editó para evitar que se perciba la cara del menor que fue linchado por un vecino.
Rápidamente se viralizó y compartió, incluso sin el pixelado sobre el rostro para deleite y satisfacción de quienes dejan plasmados sus más primarios instintos frente a un hecho de inseguridad.
Una mínima observación de esos comentarios incluso para quien intente morigerar la situación nos lleva a frases tan desgraciadas como: “Tendrían que poner preso al que esté cobrando el Salario Universal por el menor. Esa persona es responsable de la educación”, o “Uno por uno a un pozo!”, “y qué hay que hacer? Dejarlos que te roben, que te quiten, que te maten? Hay que pararlos”; “Palo y a la bolsa” por solo citar algunos que pueden publicarse.
Desprevenidos en redes sociales – Por Lilí Berardi –
Si bien las redes sociales resultan útiles para facilitar el contacto y hasta para enviar información hay personas que desconocen por completo sus riesgos sobre todo cuando de menores se trata. Muchas manifestaciones y marchas se han convocado por esta vía, inluidas cuestiones solidarias que se resuelven con el aporte de la comunidad. De todos modos es importante mantenerse alerta con respecto a los datos que se vuelcan en cada perfil y prestar atención a los filtros de privacidad es indispensable.
En el caso que nos ocupa de “Todos por el Pueblo” o “Todos por el Pueblo Democrático” y hasta el famoso #18F que se utiliza para quienes protagonizarán la marcha del silencio organizada por fiscales tras la muerte de Alberto Nisman, pocos son los que advirtieron mientras duraba el entusiasmo de “sumar seguidores” que los perfiles públicos pueden ser vistos por cualquiera que ingrese al muro donde figuran los nombres de todos los que integran el grupo. Con muy poca experiencia, la mayoría se expone con su nombre y apellido pero aunque use apodo no puede evitar que se hurgue en sus cuestiones más delicadas como fotos familiares, vacaciones, lugares donde ha cursado estudios, edad y en muchos casos hasta la dirección del hogar que habita o lugar de trabajo.
Esta es una de las estrategias de los que “meten miedo” para que la gente no se organice aunque no deja de ser cierto que muchos delincuentes participan activamente en las redes sociales, alguna vez fueron identificados por esa vía por sus propias víctimas y denunciados ante la policía o la fiscalía. Lo mismo puede pasar con cada uno de los integrantes del grupo que se animan a alzar la voz contando incluso detalles de otras personas que preferirían mantenerlos en privado.
Es más, con los dedos más rápidos que el cerebro muchos usuarios postean insultos o acusaciones de todo tipo sin entender que ese anonimato que ofrece tener una pantalla de por medio no es tal, sino que por el contrario revela facetas de su personalidad que lo describen de cuerpo entero. Un caso muy claro puede observarse tras la visualización de un video de un linchamiento a un menor (nota aparte) donde cada quien expuso medidas aún más peligrosas que la que puede observarse casi con curiosidad cuando en realidad la sociedad comienza a naturalizar el horror de haber llegado al límite de querer hacer justicia por mano propia porque las instituciones y los gobiernos no se ocupan ni responsabilizan por el genocidio diario que generan en cada rincón del país ya no solo por la pobreza y la indigencia sino por la impunidad en la comisión de todo tipo de delitos. La última frase puede resultar temeraria pero para quien esto escribe es mucho más que una opinión.