El libro de Valentín Azimonti late entre amigos, familiares y vecinos
Aun a título de irreal es necesario que exista es la recopilación de reflexiones, poesías, convicciones y relatos que escribiera el estudiante de sociología amante de las letras y la filosofía. Con una selección especial entre sus cuadernos de apuntes y el asesoramiento de la editora Luciana Baca lograron entregar los primeros ejemplares a allegados de la familia del joven que falleció en noviembre de 2017.
El sábado 30 de noviembre la Biblioteca Popular Rafael Obligado fue el escenario que la familia de Valentín Azimonti eligió para presentar la obra compuesta por notas, reflexiones, apuntes y relatos que su mamá y sus hermanos seleccionaron de los muchos que formaron parte de su recorrido y ensayo literario, meses después de su pronta partida.
“Las encontré entre las cosas de Valen”, dijo Gabriela Baía, madre de Valentín, días después de la jornada en la que se reunieron los más allegados a la familia, y especialmente quienes fueron amigos y compañeros de escuela, para recorrer las páginas de este trabajo publicado por el sello editorial local Perro Gris.
La apreciada docente de primaria evoca paso a paso el modo en que logró dar con los escritos mientras buscaba una novela que Valentín escribía y de cuya existencia muy pocos sabían.
“Me preguntaron por una libreta azul de cuero y una novela a medio terminar”, recordó emocionada tras apuntar que si resultan de interés de los lectores llevará alguno de los dos títulos que quedaron disponibles tras la utilización de Aun a título de irreal es necesario que exista para este compendio: Poemas contados desde el final y Fuego al hombre que ya se apaga.
“No fue la libreta. Encontré las hojas anilladas adentro de un cuaderno y le pregunté a Luciana (Baca, de Perro Gris) si realmente creía que era valioso para publicar”, comentó.
Gabriela agradeció especialmente un encuentro fortuito que se produjo en la librería que está frente a la escuela Normal: “Me encontré con un compañero de Valen que estudia y que me dijo que podía ilustrar el libro”. Se trata de Luciano Patrenostre, quien a lápiz logró interpretar con holgura los textos más impactantes, como el que acompaña, mostrando varios espejos de mano y a un hombre empuñando el que está roto en pedazos, el siguiente texto: “Hombre, sin ilusión, estás. / Hombre, sin esperanza, estás. / Hombre que sin ilusión ni esperanza / estás contigo mismo en una mansión de espejos / y te reflejan; solo, contigo, a ti mismo y / es ilusión, estás quieto, muerto y / sin esperanza, pero sin un peso / y con un vacío / estás”.
En la portada, el dibujo y la traza del título son del propio Valentín, que no se desprendía en vida de sus “herramientas imprescindibles”: libros, papeles, cuadernos, ideas, sentimientos en la silla solitaria que anida en el balcón de su casa en San Pedro.
Más que un homenaje, un mensaje que “late” ahora entre los seres que lo extrañan y que pueden descubrir qué había en el ser de este estudiante ávido de lecturas que lo arrimaron a soñar un mundo mejor con una distribución más justa para los que menos tienen. Así se interpretan las cuatro líneas que, con otro dibujo, completan la página 47 del ejemplar con encuadernación artesanal que llegó a La Opinión: “De la calle se entiende: / la base / la clase oprimida / la culpable de los males”.
El encuentro del atardecer del sábado también mostró su costado solidario con la agrupación Huellas, la ONG que recolectó alimentos no perecederos para destinarlos a comedores comunitarios.
“Tenemos que hacer 60 ejemplares más que tenemos pedidos, no nos alcanzaron”, dijo Gabriela, con la idea de buscar una imprenta que le permita hacer latir y tal vez hallar en cada frase de Valentín todo aquello que logró pensar y sintetizar en sus mensajes.