El camino de Eugenia Bosco, con su hermano Santiago como guía, a la medalla de plata en los Juegos Panamericanos
La joven de 22 años que logró el segundo puesto en la clase nacra 17 en Lima 2019 junto a Mateo Majdalani de San Isidro comenzó su carrera en Náutico con "Nano" Luppi y antes de concluir su etapa en optimist pasó al Yacht Club Olivos donde se terminó de formar como navegante, siempre tras los pasos de su familiar con quien también se dio el lujo de competir en un Mundial de 29er en Dinamarca.
Eugenia Bosco tiene sólo 22 años y un futuro enorme en el yachting, más aún después de haber conseguido la medalla de plata en la clase nacra 17 de los Juegos Panamericanos Lima 2019 junto a Mateo Majdalani. Pero la sampedrina también tiene un rico pasado en el deporte que inició de niña en Náutico, único club de San Pedro donde se enseña optimist.
"Empezó como todos los chicos, todas las ciudades contra el río Paraná tienen una escuela náutica y ella empezó con Nano Luppi. Generalmente los chicos empiezan en verano y si pasan el invierno siguiente, siguen. Eugenia primero no lo pasó pero al otro verano comenzó y ya no largó más", le contó a La Opinión, su papá, José. Además, también sobre sus principios, Luppi sostuvo que fue alumna suya poco más de un año y que iba con su hermano Santiago. Y recordó: "A esa edad están en la escuelita donde se empieza jugando y Eugenia le daba miedo cuando una rachita de viento le arrastraba el barco, había que ir a buscarla y acompañarla. A ella le gustaba y por eso siempre siguió, tuvo perseverancia".
Su papá, por su parte, explicó que de pequeña Eugenia no se desvivía por el yachting y lo practicaba por su hermano. Sin embargo, rememoró que un "fin de año" Santiago fue a competir a un certamen en Montevideo, Uruguay, y la actual medallista panamericana no quiso que lleven su barco. Una vez en el torneo, insistió en que quería navegar y el padre de Dominique Knuppel, rival suya en Lima 2019, le consiguió uno rosa que la fascinó y le inyectó el amor por el deporte.
Pocos años estuvieron Eugenia y Santiago en el Celeste porque inmediatamente pasaron, en búsqueda de mayor competencia, al Yacht Club Olivos (YCO). Cuando su hermano dejó optimist en 2010, se inclinó por 29er y lo acompañó Eugenia quien, si bien todavía tenía edad para participar en la clase en la que los chicos aprenden, por sus condiciones físicas hasta tomó la posición que generalmente ocupan los hombres en el barco. Juntos, los Bosco participaron en 2013 en el Mundial en Dinamarca donde se ubicaron 40º entre 216 barcos y coronaron una gran participación a pesar de que, entre medio, se pelearon, rememoró José: "Uno como papá se enteró después de que venían muy bien el primer día pero después se pelearon arriba del barco y tiraron el Mundial, que sale mucha plata, por la borda".
-Bosco y Rodger en F18.
María Belén Tavella en FX y Esteban Blando en nacra 17 siguieron en la carrera de Bosco. Con el rosarino, la adolescente que tenía 16 años fue segunda en el Sudamericano en Porto Alegre, puesto que les dio envión para realizar una gira por Europa donde compitieron, entre diferentes campeonatos, en el prestigioso Princesa Sofía.
Previo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, Eugenia conformó un equipo de la misma clase con Nahuel Martínez con el objetivo de llegar a la gran cita pero no les alcanzó porque la Federación Argentina (FAY) determinó que Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli representen al país y lograron la medalla de oro.
Sin esa posibilidad, la sampedrina se presentó en el Mundial de F18 en Capital Federal con Ian Rodger y obtuvieron el primer puesto en la rama mixta y el séptimo en la general. "Ian navega exclusivamente con Eugenia, no quiso otro tripulante a pesar de que es un gran timonel. El mismo año fueron subcampeones argentinos", aportó José Bosco sobre el compañero de su heredera.
Su camino desembocó en la unión con Mateo Majdalani para conformar una dupla en nacra 17 que hoy obtuvo la medalla de plata en los Juegos Panamericanos. Ambos representaron al país en el certamen continental porque acordaron con Lange y Carranza que ellos lo harán en Tokio 2020. En el último año los jóvenes crecieron incansablemente tal lo reflejaron los resultados que obtuvieron en diferentes certámenes por todo el mundo, muchos con mayor nivel que en Lima 2019 aunque sin la trascendencia y vidriera que aporta un juego panamericano.